Capítulo 18

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Eso de estar cuidando a un pequeño niño, no ha sido nada fácil. Admito que he estado demasiado ocupado los últimos días atendiendo a SeHoon. Y ojalá fuese solo ello. He estado estudiando para mis exámenes del próximo semestre y siguiendo, prácticamente con lupa, cada cosa que Jimin ha estado haciendo. 
He tenido que comprar algunas cosas esenciales para el bebé y ello me ha llevado a tener que buscar con suma urgencia un empleo, aunque por el momento no he encontrado. Y si, la realidad es que el dinero de mi beca se está terminando y a juzgar por cómo he decaído en mis estudios, es muy probable que no me la vayan a renovar.
Aún desconozco el cómo me haré el tiempo para poder trabajar, aunque no descarto la idea de que JungKook pueda ayudar con el cuidado de SeHoon, después de todo, no deja de ser su sobrino.
Es debido a todos los quehaceres que apenas he podido hacerme el tiempo para llamar a SeokJin por teléfono y citarlo a casa.
Sé que no puedo dejar pasar más los días, esto es importante, él debe ver lo que Jimin ha dibujado en las paredes, y no voy a negar que muero por quitar aquellos tétricos dibujos que tanto escalofríos me causa, sobre todo por las noches.

Tomo mi teléfono y me limito a escribirle a SeokJin a través de un mensaje de texto. Seguro se demorará en responder, no estaba previsto que venga.

Mientras espero, pienso nuevamente en todos los dibujos que Jimin ha hecho hasta el momento. Intento buscar una relación lógica entre todos ellos. Porque… deben tener una relación, se deben conectar en algún punto, pero ¡Cómo cuesta descifrar una mente tan perturbada cómo la de Jimin!
A unos pocos centímetros, SeHoon juega con su oso de peluche.
Suspiro con pesar al recordar lo terrible que fue la primera noche de ese bebé en esta casa. No solo que no durmió absolutamente nada, sino que con su llanto no me permitió siquiera pegar un ojo a mí. No fue una escena agradable de presenciar, un pequeñito sufriendo, llamando a una madre que muy posiblemente no iba a volver a ver, era realmente desgarrador.
No fue sino hasta la cuarta noche que luego de llorar hasta ya no tener más lágrimas, logró dormirse entre mis brazos. Brazos que lo acunaron y le dieron protección. No eran los de su madre, claro que no, pero eran los únicos que estaban allí para él.
SeHoon, a su corta edad, comenzaba a conformarse con lo que tenía. Un pequeño aprendiendo que la vida, no era como el dibujo de una princesa en su castillo hecho con crayolas de colores, sino cómo un lienzo ambiguo, incierto y misterioso, que muy pocos lograban entender.

Le había comprado una pequeña y económica cuna para que pudiese descansar más cómodamente, sin embargo, no la utilizó siquiera un día; el pequeño detestaba dormir solo, se había apegado demasiado a mí, lloraba cómo si fuese una tortura cuando lo dejaba, aunque fuesen apenas unos escasos segundos.
No era de extrañarse que temiera a que lo abandonasen una vez más, ¿Cómo se le hacía entender a alguien tan pequeño que aquella drástica decisión que su madre había tomado, era por su bien? Algún día lo entendería, pero no, no aún. 

El sonido de lápices cayéndose, me alejan de mis pensamientos. Muy posiblemente ha de ser Jimin, este ha continuado con sus repetitivos dibujos, si quiera ha reaccionado al bebé, creo que incluso si quiera ha notado que el pequeño duerme sobre mi pecho todas las noches, cómo si no existiera, aunque, ¿Por qué sería ello extraño? Jimin actúa como si incluso yo mismo no existiese. Siempre se mantiene con la mirada triste, perdida y ausente. En las noches, se limita a acostarse en una orilla de la cama, se mantiene en ese sepulcral silencio en el que apenas se logra escuchar el latido irregular de su corazón, la única señal de vida que su mortífero cuerpo emite.
 
—Gracias, pero juega tú. —Musito en el tono más amable que me sale en cuanto Hoonie me estira la mano con el oso de peluche.

Repentinamente me surge una nueva inquietud. Kathy ha dicho que el pequeño ha comenzado a hablar desde hace varios meses, pero no lo he escuchado emitir palabra alguna desde que llegó. Cada vez que quiere algo, se limita a señalar con el dedo, y ¡Pobre de mí si no logro entender lo que desea! este frunce su ceño e infla sus mejillas regordetas hasta ponerse completamente rojo y luego morado, como si estuviese a punto de estallar de la rabia. 
Sonrío levemente al pensar en ello, pero unos pasos detrás de la puerta de entrada hacen que salga del trance. Al parecer alguien ha llegado.
No pasa ni medio segundo, que escucho el timbre sonar.
Me incorporo y camino directo a la puerta, claro que no puedo confiar, así que antes de abrir, observo a través de la mirilla.
Allí, puedo ver con claridad a Jin, vistiendo su sobretodo elegante de color gris, ese que es largo hasta sus rodillas y su infaltable maletín en mano.
Quito el pestillo de la puerta y me topo frente a frente con su mirada inquisidora, mirada que emite un brillo especial, claro que la conozco, es esa mirada que tiene el detective cada vez que lo llamo a causa de nuevas pistas. SeokJin ama su trabajo.

Killing Death || Yoonmin [CONCLUÍDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora