Capítulo 2: Los Haddocks (Parte 2)

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/Narra el autor/
El secuestro interdimensional no había terminado. Las personas que habían sido secuestradas hasta ahora, solo eran el principio.

En un pueblo en una isla en medio del mar, yacía una chica rubia, atlética y ruda. Era la chica más valiente, fuerte y linda de su edad. Era la hija del jefe de la aldea. Ella apenas tenía 15 años, pero aún así actuaba como una adulta. Siempre estaba pendiente de lo que su pueblo necesitaba y era amable con todos.

Iba caminando hasta que por fin llegó a la herrería, allí estaba un chico junto a un dragón negro como la noche y un adulto que olía mal.

Astrid: Hola mi herrero ¿Listo para el paseo matutino?

Hipo: *Avergonzado* Ah, hola Astrid. Estoy un poco ocupado ahora. Chimuelo y yo vamos a ayudar a Bocón a hacer los preparativos para esta noche.

Astrid: Ah. Yo quería estar con todos antes de lo de hoy.

Hipo: ¿Por qué no buscas a los demás y organizan algo?

Astrid: No es lo mismo si no están todos - La chica seguía insistiendo para poder divertirse, pero el herrero seguía negándose - Dale Hipo.

El chico solo respiró profundo. Ya cansado de discutir tuvo una idea.

Hipo: Astrid, tengo mucho trabajo y hablo en serio. Pero aún así, puedes llevarte a Chimuelo y a cambio cuidaré a Tormenta y ella a mí ¿Te parece?

Astrid: Está bien, pero acuérdate que todavía me debes ese paseo.

Hipo: Está bien. Ah, casi me olvidó. Asegúrate de no perder tu pie para que pueda hacerle una revisión.

En resúmen, la chica perdió un pie en una batalla y fue el chico quien le hizo el nuevo pie de metal que ella usaba. Él debía hacerle revisiones para que tuviera un buen funcionamiento.

La chica salió de la herrería con el dragón negro y caminaron para llegar con sus amigos.

Astrid: Hola chicos.

Brutacio: Miren a quien tenemos aquí. La jinete con el dragón más poderoso del Archipiélago.

Brutilda: ¿Que pasó? ¿Hipo te prestó su dragón otra vez?

Astrid: Dijo que va a estar ocupado.

Patapez: Tu también deberías. Serás jefa dentro de unos años.

Astrid: Ya sé, pero todo lo que necesito aprender y demás ya lo hice. Ahora tengo el día libre, por eso los llamé.

Patán: Bueno ¿Y si rompemos algunos cráneos o algo?

Los jóvenes comenzaron a hablar y jugar tranquilamente hasta que una luz en el cielo apareció de repente.

Patán: *Sorprendió* ¡¿Que es eso?!

Astrid: No lo sé, pero será mejor que nos vayamos.

Los chicos comenzaron a correr hasta que notaron que Astrid y el dragón estaban flotando en el aire. Era como si algo la hubiera atrapado y llevado al agujero. Una vez que entro, este se cerró mientras que ellos se quedaron mirando sin poder hacer nada.

En otra dimensión, algo similar estaba ocurriendo.

Un chico castaño de unos 18 o 19 años de edad estaba ayudando a los dragones en una isla muy lejana mientras que su madre lo acompañaba. El mismo dragón negro estaba observándolos.

La madre se acercó tiernamente a su hijo y lo ayudó con sus deberes mientras que guardaba para si una sorpresa preparada.

Una vez terminado los deberes, la madre, hijo y dragones se dirigieron a la cabaña. Una vez allí comenzaron a conversar.

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