Bajo otro techo

4.1K 194 119
                                    

Desconociendo el lugar que recorría, avanzaba al lado de su tutor sin hacer preguntas. Sus ojos verdes se apartaban avergonzados de cualquier contacto visual que accidentalmente iniciaban. Dirigía su mirada a cada construcción que llamara su atención, lo que más le gustaba eran las largas telas de diversos colores que encontraba por todos lados. Le traían a la mente un vago recuerdo de su cama, tentadoras para un buen descanso.

No podía soportar caminar más tiempo, el cansancio que traía desde el comienzo del recorrido tiraban todos sus ánimos abajo. Hacía lo mejor que podía para mantenerse despierto, no era una tarea fácil. Hubiera caído y ensuciado toda su ropa de no ser por la maceta que sujetaba con ambas manos. El susto de no tener el peso de su único amigo lo despertaba y mantenía despierto aunque no fuera una sensación agradable el miedo constante a que se rompiera por su culpa.

El pequeño cactus vivía en esa maceta. Este comenzó a moverse de un lado a otro hasta obtener la cansada mirada esmeralda sobre él. El niño de pelo púrpura no podía ignorarlo, era como su alegría portátil. Lo malo es que de los dos, el de ojeras es el único capaz de hablar.

—Falta poco —sonrió junto a su extraño amigo de flor carmesí que fingió bostezar para señalarle lo que quería—. Yo también quiero dormir.

Notó de reojo la mirada de odio del adulto que lo cuidaba, pedía que se apresurara. Dejó de sonreír y caminó al ritmo del mayor, siempre manteniendo su cabeza baja por el temor de ser castigado por hablar con la rara criatura que tenía en la maceta. Algo que hacía demasiado seguido y, por eso, perdía su interés en cualquier otro ser vivo. Creía no necesitar a nadie más al tener a Spike.

Ese era el nombre del cactus. Lo encontró de casualidad cuando jugaba solo en los alrededores de su anterior hogar. Le pareció algo extraordinario que debía de cuidar de los demás niños por lo que lo llevó a la seguridad de su viejo dormitorio y lo dejó en la ventana donde más rayos de sol recibiera. Pensó que tendría alguna familia como él, pero cada vez que se alejaba veía que dejaba de sonreír. Al final, estuvo feliz de que se quedaran juntos. Por más que fuera un cactus, lo tomaba como un hermano. Era algo que siempre había querido, no ser hijo único, y ahora jugaba a ser el hermano mayor de su amigo.

Como en todo mal día, Spike hizo caras divertidas para levantar los ánimos del otro chico. Lo conseguía sin demasiado esfuerzo, el pequeño de pelo púrpura es risueño y eso le facilita mucho su trabajo.

Llegaron a su destino. De los nervios por el momento, la maceta recibió la presión de un abrazo. En poco tiempo que el hombre que cuidaba de él tocó la puerta, una mujer de pelo púrpura abrió la puerta. Todo su rostro estaba oculto debajo de una tela rosada con la excepción de su ojo izquierdo. Tanto ella como el amuleto que tenía en su frente, observaron asombradas al menor de apenas once años. Por ser una desconocida para él causó que retrocediera. Su sola presencia le daba escalofríos aunque ya le hubieran hablado sobre la escaramuzadora. No pudo alejarse más por el hombre a su lado que lo arrastró hacia ella.

—No tengas miedo —su voz tranquilizadora logró calmar ligeramente sus nervios—. Puedes pasar. Espérame en el living.

Allí, sin saber que decir, preguntó con su mirada cansada a su amigo. Una sola sonrisa fue suficiente para que decidiera entrar al hogar de la mujer del extraño amuleto que no quitaba su mirada de él. Sinceramente, no estaba preparado pera vivir con ella. Nadie le había preguntado como se sentía con ese brusco cambio de ambiente. Tenía la suerte de estar compañado por Spike o todo el viaje se hubiera dificultado y probablemente hubiera llorado más de una vez.

La primera impresión de su nuevo hogar lo maravilló. No dejaba de observar cada detalle. Desde fuera parecía que era un hogar humilde, pero todo cambiaba cuando entrabas y veías las decoraciones de oro y piedras preciosas. Eso era una gran diferencia con su antiguo hogar, no sabía si sentirse o no afortunado ¿Y si era una familia de ladrones y por eso tenían tantas joyas? Otra vez temió de la mujer, siguió avanzando hasta el living obedeciendo lo que ella dijo.

Wish [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora