Una Mortal y un Dios (Loki y tú)

Capítulo 5

Voy caminando por el pasillo, quiero saber como se encuentra Loki, la verdad que me siento muy culpable por lo que le he causado. Al llegar a su puerta está medio abierta, está de espaldas, veo que con sus manos está haciendo magia. Me quedo mirándole, ha hecho aparecer un unicornio, me quedo fascinada yo también quiero hacer eso.

- ¿Se puede?- pregunto mientras abro la puerta, el unicornio desaparece

- No te quedes en la puerta- me dice amablemente, entro, Loki con un movimiento la cierra.

- Es genial lo que haces con tus manos- sonrío, Loki me mira.

- Mi madre me ha enseñado- me dice- ¿qué haces aquí? ¿necesitas algo?- pregunta.

- No, solo quería saber como estabas- digo, miro la herida de su ceja, no se la han curado- lo siento de verdad- le miro con pena.

- Estoy bien- sonríe levemente- y no te preocupes, porque estoy acostumbrado- se ríe, me gusta su sonrisa- Cuando peleo con Thor también salimos heridos- me dice, yo sonrío.

- Yo la verdad no sé que me ha pasado- digo mirándole- nunca había hecho algo así, y de mis manos nunca había salido esas luces- las miro, Loki coge una de mi manos, el tacto es delicado.

- Padre sabrá lo que te ha pasado- me dice, le miro y suspiro.

- Espero- digo- déjame que te cure la herida- le digo mientras me separo de él- ¿tienes alcohol y alguna gasa?- pregunto mirándole, Loki señala una mesa donde hay una especie de botiquín-siéntate- le digo, el Dios del Engaño obedece y se sienta en una silla. Cojo el alcohol y una pequeña gasa, comienzo a curarle siento que no deja de mirarme.

- ¿Cómo es que tienes nociones de sanadora?- pregunta mientras se aparta un poco.

- Estoy estudiando Medicina- comento mientras termino de colocarle un pequeña tirita, Loki me mira sin entender.

- ¿Qué es eso?- pregunta mientras se pone en pie, yo me río.

- Es para ser médica o sanadora como vosotros los llamáis- le digo mientras guardo lo que usado par curarle.

- Interesante- me dice- ¿Anna y Kate también lo son?

- No, ellas estudian otra cosa- le explico, me gusta estar en su compañía, pero hay algo en él que no me acaba de convencer, es como si escondiera algo. Pero bueno, todo el mundo escondemos cosas.

- ¿Te estás acostumbrando a estar aquí?- le miro y niego.

- La verdad que todavía creo que estoy soñando y que esto no es verdad- digo mientras muevo mis manos en el aire- No me puedo creer que esté aquí, siempre he pensado que vuestra existencia eran apenas leyendas, historias que los padres cuentan a sus hijos- digo mientras me acerco a la gran ventana que hay en su habitación.

- ¿Cómo encontraste el libro de mi padre?- se sitúa a mi lado, le miro, me doy cuenta que es más alto que yo, y sus ojos son preciosos.