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11. baby no lo entiendo.

Me levanté del piso y lo volví a mirar pero el ni se inmutó solamente siguió arrancando el pastito como si fuera la cosa mas entretenida del mundo.

El nudo en mi garganta era cada vez mas notable y las ganas de llorar aumentaban mas al ver su acción indiferente conmigo.

Me giré y al levantar la vista mis ojos se cruzaron con los de Lola, quien estaba charlando con Damian pero eso pareció importarle poco porque le dijo algo al castaño y se levanto para empezar a caminar en mi dirección, en el trayecto se dedicó a mirar detrás de mis espaldas, donde estaba Daniel sentado jugando con el pasto, cosa que le hizo fruncir el ceño.

—¿Que le pasa?—murmuró la castaña una vez estuvo al lado mío, me encogí de hombros. No quería hablar porque sabía que si lo hacía las lágrimas iban a empezar a caer.
La castaña pasó un brazo por mis hombros y me atrajo hasta ella—Vení, vamos para allá.

A duras penas empecé a caminar hasta la ronda que se había formado, donde Valentín y Mateo como de costumbre se estaban tirando pasitos turros, cosa que me encantaba y me causaba mucha gracia. Eso me hizo olvidarme un poco de la situación con Daniel, a pesar de que el estuviera ahí parecía que ni existía porque no hacia, ni decía nada para que supiéramos de su presencia.

De todas formas, no negaba, ni afirmaba el hecho de mirarlo de vez en cuando. Me hacía mal esa indiferencia conmigo, pero mas que nada tenía curiosidad de saber que era lo que se le había pasado por la cabeza para que me tratara de esa forma.

Y no quise hacer otra cosa mejor que acercarme de nuevo. Obviamente antes me acerqué hasta a Lola para agarrarla del brazo y decirle al oído:

—Ahora vengo—acoté y solté mi agarre del de ella para empezar a caminar nuevamente a Daniel, sin escuchar ninguna respuesta por parte de Lola.

El morocho en una de esas, sacó el celular y empezó a escribir en el mismo, segundos después mi celular vibró cosa que me hizo fruncir el ceño, pero de todas maneras lo saqué y visté la notificación.

Ribba🍑: mora, en serio te digo que no quiero saber nada mas con vos. Date la vuelta y volve con los demas.

Después de leer ese mensaje, levanté la vista para mirarlo a el y no tuvo la suficiente valentia para mirarme después de haber mandado ese mensaje.

Tragué en seco y me di la vuelta, pero antes de que pudiera dar un paso, me retracté y me volví a dar la vuelta para acercarme a Daniel sin importarme lo que recién me había dicho.

—¿Se puede saber por que no querés saber nada más conmigo? ¿Te hice o te dije algo? ¿Alguien te dijo algo mio?—le recriminé cruzándome de brazos, escuché como bufó y alzó la cabeza para mirarme sin ganas, pero aún así no dijo nada—¡Decime Daniel!

—Sos una nena Mora, no lo vas a entender—contestó sin darle importancia y volvió a agachar la cabeza para seguir cortando el pasto.

¿Nena? ¿Perdón? ¿Qué?

—¿Nena yo?—cuestioné con una ceja alzada y con enojo—Acá el único nene parece que sos vos con esas actitudes de pendejo que tenés. Hasta yo teniendo tres años menos, soy muchísimo mas madura que vos y se nota solo con el hecho de que a pesar de que me trataras para el ojete, vine acá para arre...

—Nadie te dijo que vinieras—me interrumpió y note como la sangre empezó a subir por toda mi cara a causa de la calentura que tenía encima—Es mas, te avise que no vinieras.

Llené mis pulmones de aire y conté hasta diez para no agacharme y romperle la hermosa carita que tenía de un cachetazo.

—¿Sabes qué? Pensé que eras un flaco distinto Daniel, pero ya veo que no y yo no estoy para aguantar pelotudeces de un pibe de veinte años que parece que tiene cinco—informé y me abroché la campera ya que había empezado a hacer frío y ya estaba un poco enferma—Además, ¿quién te entiende? Primero me tratas para el orto, después me prestas tu campera y me tratas bien, con que: " ay otro día dormimos juntos hermosa, te extraño"  y ahora no querés saber nada mas conmigo. Ubícate un toque.

—Te dije que no lo ibas a entender.

Me mordí el labio con bronca y respiré hondo para mantener la paciencia. Que inevitablemente se me estaba acabando con cada palabra que salía por la boca del morocho.

—¡Bueno explícamelo entonces!—chillé, ganándome la mirada de todos. Este rodó los ojos y negó un par de veces con la cabeza, entonces añadí:—Porque yo por lo menos tengo la decencia de dejar el orgullo de lado y venir a hablar las cosas con vos, porque así se arreglan las cosas. Hablando. Pero, veo que no querés arreglar nada conmigo, así tranqui que no te molesto más. Cada una hace la suya, que te vaya bien Daniel.

—Igual para vos Morita—soltó a propósito lo último, lo miré incrédula.

¿En serio se estaba tomando esto en joda? ¿Es joda, no?

Me di la vuelta sobre mis pies con los ojos aguosos por la tristeza y por la bronca que tenía encima, prefería eso mil veces antes que agacharme y dejarle la nariz en la nuca. Empece a caminar para ir a la ronda otra vez y avisar que me iba para mi casa. Se me habían ido las ganas de estar acá, y mucho mas porque estaba Daniel ahí.

Sentí unos brazos alrededor de mi cintura tirándome para atrás y supe que era el morocho por su perfume.

—¡Soltame!—grité con bronca e intentando salir de su agarre a los manotazos y a los patadones, hasta que los pellizque para que me soltara.

—Pará Mora...

—Hasta que no me viste llorando, no fuiste capaz de parar—hablé con las lágrimas cayendo por mis mejillas, antes de que el pudiera hablar, me adelante:—¿Sabes que? Te podes ir bien a la concha de tu hermana, no quiero saber nada mas con vos. Chau Daniel.




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la única palabra para definir este capitulo es #intenso

distinto ; daniel ribbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora