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07. al final todos tenían razón.

Ver la carita de Daniel después de la escena con Máximo, me dejó descolocada toda la noche. Sacudí la cabeza varias veces y me aparte del rubio, provocando que este me mirara medio preocupado.

—Voy al baño—comenté, era la primera excusa que se me vino a la cabeza, este asintió apenas y sin dudarlo dos veces empece a caminar.

Me estaba empezando a sentir mal, por el hecho de que el morocho haya tenido que ver esa escena después de haber preguntado por mi o por lo menos eso era lo que me había dicho mi hermana.
Daniel no tenía la culpa de que yo haya conocido antes a Maximo, pero sin lugar a dudas el primer nombrado había mostrado más "interes" que el rubio, pero tenía un gran problema con Máximo y es que me gustaba de verdad y ya habíamos hecho cosas que con Daniel no.

Entré en el baño y me miré en el espejo para corroborar que no se me había corrido el maquillaje o tuviera alguna imperfección en la ropa o en el pelo.
Respiré profundamente e intenté relajarme, esta situación sobrepasaba mis límites y haber tomado no ayudaba mucho tampoco.

Me puse un poco de agua en la nuca y me miré por última vez en el espejo para finalmente salir. Empecé a caminar y saludé a un par de personas que conocía de jodas anteriores y del colegio hasta que llegué al sitio donde estaba con Maxi. Aunque no llegué a acercarme porque la escena que estaban viendo mis ojos en esos momentos no me lo permitió.

Se estaba comiendo a una piba.

El nudo en mi garganta fue algo inevitable, al igual que la vista borrosa y él picazón en la nariz.
Ahora si me sentía horrible.
Se había ido todo a la mierda en cuestión de un par de minutos.

Me pase la lengua por los labios y con el dorso de la mano me intenté secar los ojos sin que se me corriera el maquillaje, e hice fuerza con mi nariz para que no se me empezaron a caer los mocos como de costumbre cada vez que lloraba.

Me di la vuelta y empece a caminar hacia donde estaban todos mis amigos. Estos estaban por demás  de contentos, estaban todos bailando y riendose por los pasos de turritos que tiraban Mateo y Valentin, mientras que Agus y Olivia como de costumbre el perreo hasta el piso.

Las únicas personas que clavaron la vista en mi fueron Lola y Daniel, pero como era de esperar ambas miradas no transmitían lo mismo.
La de la ojiverde transmitía preocupación mientras que la de Daniel era todo lo contrario, como si le fuera algo insignificante.

Me acerque hasta una de las sillas donde tenia mis cosas para agarrarlas e irme cuanto antes del boliche, pero una mano me lo impidió y sabía de sobra que era la de mi amiga.

—¿Que te paso Mori? ¿Te sentís bien? ¿Te dijeron, te hicieron algo o te tocaron?—preguntó bastante preocupada la castaña, negué varias veces con la cabeza gacha y acomodé los mechones rebeldes detrás de mi oreja, para después alzar la vista y mirar por detrás del hombro de Lola, donde tenía una vista perfecta de Máximo comiéndose a una rubia. Por instinto mi amiga se giró y dirigió la vista hacia donde estaba concentrada yo. Hizo un chasquido con la lengua y se giro nuevamente para mirarme, y agarrarme de la mano—Es un gil, vos sos mucho para el y ya va a haber alguien que te valore como te lo mereces.

—Ya está—interviné, no tenia ganas de ponerme a llorar en medio del boliche porque sabia que a la mínima me iba a largar a llorar y era lo que menos quería—No tengo ganas de estar aca, me voy, decile a Agus que me escriba cuando este llegando y que alguien la acompañe por favor.

Justo antes de que pudiera empezar a caminar a las apuradas, el brazo de Lola me detuvo y me tironeó del mismo para ponerme en frente de ella.

—¿A donde vas? Vos sola no te vas, para que le digo a Mateo para que nos...

—Yo la acompaño, Lo. No te preocupes—habló una voz detrás mío, y cerré los ojos con fuerza.
No quería que el me acompañara porque sabía que iba a ser súper incómodo, ademas de que todavía no habíamos agarrado mas confianza y creo que eso se había perdido después de todo lo que había pasado hoy—Posta te digo, no te preocupes. Yo mañana tengo que hacer cosas temprano y me parece muy choto el ambiente de acá.

—Bueno, cualquier cosa me avisan o a alguno de los chicos—advirtió y el único en asentir fue Daniel, después se acercó a mi para darme un beso en la mejilla y un abrazo fuerte e hice todo lo posible porque no se me cayeran las lágrimas ante ese acto—Cuídate, avísame cuando llegues. De todas formas, mañana voy a tu casa y me contas, te quiero mucho.

Asentí apenas y seguí a Daniel, quien ya había empezado a caminar hacía un par de segundos atrás, apuré un poco el ritmo para estar a su par o por lo menos intentarlo.
Cuando estuve detrás de el, sentí como una mano se enredaba alrededor de la mía, bajé la vista para encontrarme con su mano enroscada con la mía y la apretó un poco.
Esa acción me había descolocado bastante y me había puesto nerviosa porque era lo que menos me imaginaba en estos momentos o por lo menos que ese acto viniera por parte de Daniel.

—Es para que no te pierdas Mora—aclaró como si me estuviera leyendo la mente como de costumbre, dándome a entender que lo estaba haciendo por compromiso y no por otra cosa.

Tragué en seco y bajé la cabeza, sabía que desde que el me había visto con Maximo la relación volvería a ser como cuando nos conocimos o mucho peor.











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Dos en un dia, no me lo creo ni yo

distinto ; daniel ribbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora