04. chismes.
El resto del viaje junto a Daniel, fue en silencio y fue bastante incomodo y más después de lo que me había pasado con el asunto del corpiño.
De vez en cuando lo miraba de reojo para admirar detalladamente su cara, aunque lo que mas me gustaba era el arito que tenia en la nariz, piercing que tenia muchas ganas de hacerme pero sabia de sobra que mi mama no me iba a dejar hacérmelo aunque obviamente por mí cumpleaños le iba a pedir de regalo si me lo podía hacer, con intentarlo no perdía nada, además de que el dolor me iba a ser insignificante después de lo que sufrí con el del pezón, del cual mi mama no sabia de su existencia.
—¿Pasó algo?—preguntó la voz de mi acompañante haciendo que saliera de mi ensoñación para mirarlo directamente a los ojos. Negué frenéticamente, el alzó la ceja y entonces añadió:—¿Entonces por qué me mirás tanto?
Inmediatamente noté como la sangre subía por mis mejillas y aparte la vista para que no me viera o mas bien escondí la cara entre mis manos.
¿Siempre tenia que responder o hablar de una manera en la cual no podía contestar?
Lo odiaba.Después de un rato moví un poco mis dedos para mirar entre los espacios, de los mismos.
—Ya sé que me estas viendo Mora—soltó con la vista hacia la calle, y me puse mas colorada al escuchar que me estaba viendo de todas maneras.
¿Hacía falta que dijera cada dos por tres mi nombre? Odiaba que estuvieran diciéndolo todo el rato porque parecía que me estaban retando y más si venia por parte del morocho, me hacia sentir más chiquita de lo que era o por lo menos si vas a utilizar mi nombre poneme un diminutivo.
—¿Y? ¿me vas a decir porque me andabas mirando?—cuestionó ahora girando toda la cabeza para mirarme fijamente.
Tragué en seco y me destapé la cara para mirarlo al fin con un poco de timidez.
—E-es que—me volví a callar para aclarar mi garganta y sonar un poco mas firme—Me quiero hacer el piercing de la nariz y quería preguntarte si...
—¿No sos muy chiquita vos para hacerte piercings?—me interrumpió dejándome un poco atontada y antes de que pudiera proseguir, añadió:—Supongo que tus viejos no saben de la existencia de eso que tenés ahí—terminó mientras señalaba la parte de mi pecho donde se encontraba el arito.
Subió la vista de mi pecho hasta mis ojos y alzó una ceja, mi cara de indignación se podía notar a kilómetros de distancia.
Solamente tenia tres años menos que el ¿y me consideraba como una nena chiquita? Sin contar que el año que viene me hacia legal, pero aún así, me molestaba que me trataran de nena chiquita cuando no lo era, era bastante madura cuando tenia que serlo o por lo menos en algunos aspectos, pero sin lugar a dudas era más madura que mi hermana gemela y eso me bastaba.
—Que tenga tres años menos que vos no quiere decir que sea chiquita, probame a ver si soy chiquita—y con el enojo con el que habían salido las palabras de mi boca, seguramente la última frase que había soltado se podría haber interpretado mal.
El semblante serio del morocho hizo que me bajara un poco los humos y sintiera miedo devuelta por lo que me fuera a decir, porque con la cara con la que estaba daba indicios de que no iba a ser nada bueno lo que iba a salir por esa boca.
—No tengo que probar nada para saber que sos chiquita Mora—concluyó después de unos minutos en los que se dedico a mirarme y luego de soltar aquello volvió a poner su vista en la calle.
Otra vez mi nombre.
¿No se cansaba de repetirlo cada vez que podía?
Con un poco de valor, aclaré mi garganta y gire mi cabeza completamente para poder hablarle bien a la cara:—¿Podes parar de decir mi nombre?
Aparto la vista de la calle y me miro con las comisuras de los labios levemente levantadas.
Que lindo que sos hijo de puta.
—¿Por qué? ¿Te molesta?—indagó con el ceño fruncido pero manteniendo las comisuras de sus labios levantadas. Asentí frenéticamente con mala cara, entonces apartó su vista de mi y añadió:—No entiendo porque si tu nombre es lindo.
Lo quede mirando por unos instantes.
¿En serio le parecía lindo mi nombre?
Siempre lo había odiado de chiquita porque se metían conmigo por el hecho de tener el mismo nombre que una fruta, más allá de eso, nunca me habían dicho eso y creo que Daniel era una de las primeras personas que me había dicho que le gustaba mi nombre.
Y si provenía de el, me encantaba.
—Mora—habló, provocando que saliera de mi trance y lo mirara a los ojos un poco atontada, fruncí el ceño porque no sabia que me había preguntado y él pareció darse cuenta de aquello porque rodó los ojos y volvió a repetir—¿Hay que doblar en esta o seguimos?
—Seguí.
Todavía nos quedaban alrededor de cinco cuadras, las cuales tenía claro desde ya que se me iban a hacer eternas en el caso de que no hubiera un tema o varios temas de conversación de por medio, pero sabía que eso con Daniel iba a ser bastante difícil.
—Vivís un poquito, bastante lejos de todo ¿No?—preguntó de repente, saque la vista del piso y lo mire.
—Sí, pero me gusta—contesté sin saber que decir mientras me encogía de hombros.
Volví a poner mi vista en el piso y escuche unas risas que me resultaron bastantes conocidas, por lo tanto, mi mirada se volvió a dirigir hacia arriba y de lejos pude ver como en la vereda estaban sentadas Lola y mi hermana mientras nos miraban y se reían y antes de que pudiera abrir la boca para reclamarles el hecho de que me dejaron sola, la voz de mi acompañante me interrumpió.
—Qué difícil que me la haces, Mora.
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Son consientes que hace una banda que no actualizo y solo actualizo esta 🤨🤨🤨

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distinto ; daniel ribba
Fanfiction❝ que entre tanta gente en el mundo contigo me quedo ❞