18. momentos incómodos.
La cara de Daniel fue un cuadro al ver como me había llamado Agustín, pero de todas maneras decidí no prestarle atención y enfoqué el celular en dirección de ellos para finalmente sacar mas de una foto por si acaso.
El castaño se acercó a mi y me arrebató el celular de las manos para mirar las fotos y en ese momento el contacto visual de antes volvió y para mi suerte nuevamente Agustín lo interrumpió, porque había un ambiente bastante tenso y creo que a ninguno de los dos nos agradaba.
—¿Te querés sacar una foto con el Mori?—preguntó mi acompañante e instintivamente abrí mis ojos como platos y lo miré negando:—¿Por qué? ¿No era que era tu favorito?
Luego de esas palabras, miré a Daniel quien me miraba sin ninguna expresión en su cara aunque sabía que en el fondo para el era bastante incómodo o lo estaba disfrutando, una de dos.
Agustín obviamente no estaba enterado de nada y mucho menos sabía que yo había "estado" con Daniel. Por eso capaz se sorprendió de que le dijera que no quería sacarme una foto con el porque el me conocía hacía bastante tiempo y sabía lo manija y lo mucho que me gustaba el morocho.
—Seguro que se tiene que ir a competir, además de que mi favorito es Valentín desde hace tiempo—expliqué y no me importo que Daniel me escuchara, porque después de decir aquello vi que me miró mordiéndose el labio mientras negaba.
Golpe bajo.
Corto del contacto visual, y se acercó a Agustín para hacer el típico saludo de hombres y a despedirse excusándose con que tenía que volver a la compe.
Alrededor de dos horas más tarde, terminó la competición y la había pasado mal porque podía notar la mirada de Daniel clavada en mi en algunos momentos.
Cuando salimos de la plaza, decidimos ir a una pizzería para comer ya que ambos nos habíamos comido y ya se estaba haciendo tarde.Agustín me acompañó hasta mi casa después de tomar un helado porque sí también fuimos a comer helado y como detalle por llegar tarde hoy, me lo pago el.
Me despedí de el con un beso en el cachete y enterré la llave en la cerradura para de una vez por todas abrir la puerta del patio y empezar a caminar por las baldosas del mismo, ya que era tarde y seguramente casi todos estaban durmiendo, menos Agustina quien había salido de joda con unas amigas del curso de peluquería.
Clave la otra llave en la cerradura para que abrir la última puerta y ni bien cerré, dejé la campera que cargaba en el perchero para que se secará, ya que se había puesto a chispear y estaba un poco húmeda.No llegué a pisar la escalera cuando escuché que sonó el timbre, quise rezar cuatro padres nuestros porque mis papás no se despertaran y mucho menos que India ladrara y quería cagar a trompadas a quién había tocado el timbre justamente a esta hora.
Abrí la puerta y de lejos pude ver un buzo que me resultaba familiar, el amarillo de Daniel.
¿Que hacía acá a estas horas de la noche y con este tiempo?
Negué un par veces mordiéndome el labio y apreté el botón para abrirle la puerta y le hice una seña para que no hiciera ruido y que no le diera pelota a India cuando se le acercará porque seguramente se iba a poner a ladrar y cagabamos todo, aunque la que mas yo.
Me hice a un lado para dejarlo pasar y el con la cabeza gacha pasó hacia el living, cerré la puerta con mi espalda y lo quede mirando.
Se sacó la capucha de una campera que tenia abajo del buzo para verme finalmente a los ojos. De un momento al otro mi postura cambio y ahora estaba con la mirada fija en el y con los brazos cruzados esperando alguna explicación por su parte.
Aunque parecía que no iba a salir ni una palabra de su boca así que tuve que remarla.—¿Qué querés?—pregunté de un par de minutos en los que reino la incertidumbre, se dedicó a acomodarse el pelo y después de eso me miró fijamente sin decir nada:—¿Me podes decir? Tengo sueño y no estoy para aguantar boludeces Daniel.
—¿Estás de novia con el pibe de hoy?—cuestionó sin pelos en la lengua y con un tono bastante serio, como el que utilizaba con el cuando estaba enojado. Sonreí cínicamente. ¿En serio venía hasta acá para hacerme esta pregunta? El al ver mi acto, frunció el ceño y añadió:—Osea que sí, perfecto lo tuyo.
Me relamí los labios y conté hasta diez para no putearlo en cuarenta idiomas distintos y cruzarle la linda carita que tenía.
—¿Yo en algún momento te dije que sí? No ¿No? Bueno, entonces no empeces a sacar conclusiones de la primera pavada que se te viene a la cabeza. Además, vos no sos nada mío, ni nadie para decirme con quien tengo que estar y con quien no—expliqué con bronca y tratando de no alzar mucho la voz para no despertar a los demás—¿Perfecto lo tuyo? Lo tuyo si que es perfecto, que prácticamente llevas casi un mes sin hablarme, y ahora por verme hoy con un pibito en la plaza, que encima es mi amigo ¿te dignas a venir a mi casa a altas horas de la noche a hacerme una escenita? ¿Pero quien te pensas que sos flaco?
El silencio reinó en la sala hasta que Daniel se digno a alzar la vista nuevamente y mirarme con los ojos oscuros y sin transmitir nada, o más bien transmitían bronca.
—Saco mis propias conclusiones de lo que veo Mori—soltó sarcástico lo último porque así era como me había llamado Agustín a la tarde,—Y tengo mis motivos para no haberme hablado en casi un mes.
—Bueno, sentate porque quiero escucharlos.
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nada más que añadir🤑