Capítulo 29 - Agridulce

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Camila

El peso de un brazo apretando mi garganta me despertó, me alegre al descubrir al chico que últimamente me robaba el sueño, a mi lado.

Besé su nariz despacio hasta que despertó.

Isa: Debo estar en el maldito cielo.

Reí por su comentario y lo salude.

-Buenos días.

Isa: Buenos días — pronunció todavía algo adormilado.

-¿Cómo estas?

Isa: Jodidamente bien, si a eso te refieres.

-¿Siempre eres así de caliente en las mañanas?

Isa: No lo había descubierto, hasta que te tuve a ti, aquí.

Besó mi frente y nos quedamo un rato mas en cama, entre mimos y besos.

Simón

El vuelo a ciudad de México habia resultado agotador, cuando llegué aproveche para salir en busca de una libreria.

Llegué a un sitio muy confortable, quede asombrado por la cantidad de libros que había. Admito que los libros antiguos son mi debilidad, mientras mas viejo el libro, mucho mejor para mi.

Estaba distraído buscando entre las obras, alguno que llamara mi atención.

-Este — dijo una chica a mi lado.

-¿Perdón? — cuestioné.

-Te oí murmurando que buscabas un buen libro y en vista de que solo has buscado entre los que lucen mas viejos te recomiendo este — dijo entregándome un viejo libro que llevaba un título extraño - "Celestina"

-Gracias — dije recibiendo el texto en mis manos.

La chica asintió y se giro sobre sus talones.

-¡Espera! — ella giró — No sé tu nombre ¿podrias decírmelo? — cuestioné.

-Nathalia.

-Gracias Nathalia.

-Tú dime Nath — dijo la chica despidiéndose.

-Gracias Nath — susurre despacio mientras la castaña desaparecia.

Beck.

Haber renunciado parecia la culminación de todos los sueños malos que había vivido durante los últimos meses.

Aproveche ese tiempo para mi, dormi hasta tarde, hice compras con cosas para mi, salí al cine, a los restaurantes y disfruté de los ángeles como nunca antes lo había hecho.

Al regresar a casa, me percate del frío, abrace mi cuerpo y camine apresuranso el paso.

Recuerdos empezaron a hacerme frente...Simón ... Villamil...los besos.

Villamil me había gustado desde el primer momento, pero tampoco podia negar que Simón tambien me habia empezado a gustar.

Entristecí, quizas sentia algo por cualquiera de ellos, pero estaba segura de que jamás los volveria a ver.

Al llegar a casa, me sente en la sala, observé todo y una nostalgia deprimente me azoto de golpe.

Extrañaba a mi amiga, ya hacia tres días que había salido a sus vacaciones, me arrepentí de no haber ido con ella y solo esperaba a que llegara para poder abrazarla y decirle cuanto la amaba.

Extrañaria este lugar y todo lo que habia vivido los últimos años, sobre todo los últimos meses.

Villamil.

Fui a buscar a Fernanda en su casa, demoró en abrir, pero ahí estaba ella, en pijama a cuadros y con una taza de café en mano.

Fe: ¿Juan Pablo? ¿Qué haces aqui? — preguntó extrañada.

-Vine para hablar contigo.

Fe: Dime...

-Fernanda, no quiero arruinar las cosas contigo, quiero aprender a quererte, quiero acoplarme a ti, por que te quiero, pero...

Fe: Pero no me amas, lo sé — completo.

-Pero quiero llegar a hacerlo.

Fe: No es un juego Juan Pablo, no puedes hacerme esto, preferiría que me dijeras que solo quieres usarme, eso funcionaria para mi, bloquearia poco a poco lo que siento.

-Pero yo te quiero — dije y sin mas me acerque a ella, para acortar nuestros espacios y besarla.

No mentía, o eso creo.

Isaza.

No pude creer que el tiempo pasara tan rápido y ese fuera el último dia que veria a Camila, juntos aprovechamos al máximo todo el tiempo en Cancun.

-Juanpa, por fa no te olvides de usar bloqueador solar y apenas llegué a los ángeles yo te llamo.

-Esta bien Cami.

Ella me sonrio y beso la comisura de mis labios en suave toque. 

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La besaba mientras el atardecer oscurecía la playa, se veía mas hermosa de lo que debía, tome algo de valor y mientras sostenía su mano, me acerque a ella para besarla lento.

-¿Camila? — la miré a los ojos después de besarla.

-Si Juan Pablo — Oh, su preciosa voz.

-Tengo que hacerte una pregunta.

Ca: Dime — sonaba muy tranquila.

Trague saliva con lentitud, hice que me mirara a los ojos y hablé.

-Camila, desde el primer momento en el que te vi supe que eras para mí, sentí una muy extraña conexión y supe además que si te pierdo, jamas me lo perdonaría.... Cami — la mire y ahueque su rostro en una mano — ¿Te gustaría ser mi novia?

Sus ojos se aguaron y me abrazo.

-Pense que no me lo pedirias nunca — solto suavemente entre sonrisas muy cerca de mi oído.

-Te quiero — Pronuncié

-Y yo te quiero a ti — pronunció ella, juntando nuestras frentes.

Camila

Una semana, solo una semana para cambiar por completo mi vida, para amar, para sentirme amada, para olvidar el mal y todo se lo debía a él, al hombre del sombrero y cálida voz. A él, él me habia rescatado.

El viaje se tornó pesado, no quería volver, quien sabe cuando veria a mi novio otra vez.

Sonreí ante la idea — novio— era algo bonito para procesar.

Al llegar a los ángeles, solo deseaba llegar a casa y abrazar a mi amiga, decirle que la amaba y que necesitaba contarle lo que habia pasado, pero cuando llegué, lo que vi, me abrumó.

Cajas apiladas cerca de la puerta tenían su nombre, camine hasta su habitación y ahí estaba ella, guardando su ropa.

Lágrimas pesadas empezaron a llenar mis ojos ¿Se iba a ir? ¿así sin mas? No queria que eso pasará, no podia dejar que lo hiciera, fue solo un chico, ella no podia dejarme solo por un chico ¿o sí?

Me pegué a ella por su espalda y la abrace, dio un brinco asustada y se quito los audífonos que no le permitían percatarse de mi presencia.

Be: ¿Camila? ¿estas bien?

-¿Por qué beck? — cuestioné — no me dejes.

Be: Camila — dijo girándose y atrapandome en sus brazos — tengo mucho que contarte.

-Y yo tengo mucho que contarte a ti.

Una vez más ≈ Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora