Capítulo 53 - Preámbulo

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Beck:

Después de comer, Villa había decidido que era buena idea pedir una botella de Vino para los dos.
Lo bebimos en tiempo récord mientras observábamos las estrellas en medio de la noche.

Vi: ¿Ya se terminó?

-¿Que esperabas? Haz estado sirviendo de esa botella en copa llena.

Vi: ¿Eso no nos convierte en alcohólicos?

-Un poco sí.

Debía admitir que sentía algo de mareo, pero era bastante controlable, un brisa se paseo por el lugar en el que nos encontrábamos y sentí frío, la delgada tela de mi vestido no era apta para pasar la noche fuera.

-Hace frío, deberíamos irnos — pedí, levantándome de mi asiento.

Empecé a caminar cuando sentí un poco de calor sobre mi cuerpo, Villamil había puesto su chaqueta de cuero en mi hombros, en un gesto muy caballeroso.

Vi: Me gusta que ya no me odies.

-Nunca dije que había dejado de hacerlo.

Vi: ¿Es decir que estarás molesta conmigo para siempre?

-Es posible — le guiñe el ojo.

Al regresar me percaté de que había una piscina cerca, en lugar de tomar el pasillo cerrado, camine por ahí haciendo que Villa me siguiera.

El plan trabajo en mi mente demasiado rápido y mi víctima ni siquiera tenía idea.

Sonreí maliciosamente cuando me fui acercando al filo de la piscina discretamente, Villamil no sospechaba nada, era pefecto.

-¿Villa? — llame deteniéndome.

El paro frente a mi, trastornado por mi tono de voz, observe su rostro atónito y mi pecho empezó a calentarse, su perfecta tez se conjugaba a la perfección con la oscurdidad apenas alumbrada por un farol, su barba naciente lo volvía mas atractivo, vi su boca y las ganas de perderme en ella me estaban ganando.

-Luces preciosa — dijo sacándome de mis propios pensamientos, sonreí, baje la mirada recordando el plan, pose mis manos sobre su pecho y el acarició estas con las suyas.

De repente empezó a bajar su rostro a mi altura en busca de mis labios, quería besarlo, pero el plan no podía fallar.

-Lo siendo Villa — susurré

Vi: ¿Qué...? — no tuvo tiempo de seguir cuando lo empuje a la piscina, un grito horrorizado salió de su garganta y una carcajada de la mía.

Vi: Con qué ese era el plan ¿No?

-Es mi venganza — admiti.

El empezó a reir, paso sus manos por su cabello dejándolo hacia atrás, si antes lucia atractivo ahora lucia demasiado sexy.

Vi: ¿Ya no me odiaras?

-Ya no.

Vi: Es bueno saberlo — admitió, acercándose a la orilla — ¿me ayudas? — dijo estirando su mano desde la piscina.

-Bien — dije entre risas, sacándome la chaqueta para dejarla en una silla junto con mi cartera, no quería que estos fuesen a resbalar y caer al agua.

Me acerque, el seguía ofreciéndome su mano, me incorporé de manera que pudiera soportar su peso y estire la mía.

-Lo siento Beck — dijo, pero ya fue muy tarde cuando me di cuenta de sus intenciones.

En segundos pase de estar en la superficie a caer en el agua por segunda vez en el día.

Salí para tomar aire y ahí estaba él, riendo a carcajadas mientras yo lo asesinaba con la mirada.

Vi: Dos para Villa, Uno para Beck — reía victorioso.

-Ya callate — le dije en medio de las risas que ya me había contagiado.

Villamil.

No podía parar de reír, ella lucia enojada y a la vez divertida, se veía todavía mas preciosa.

Me acerque a ella, por su tamaño me percaté que no lograba tocar el piso y se sostenía de la orilla de la piscina.

Be: Estamos a mano.

-Mmh, pensé que el juego seguiría — comenté.

La luna brillaba encima de nosotros, sus reflejos en el agua iluminaban el rostro de Beck haciéndola lucir demasiado tierna.

La tome por la cintura con la intención de ayudarla a salir, en su lugar recibí el contacto con su piel, su delgado y flojo vestido flotaba dejando la piel de sus piernas y estómago expuestas.

Pensé en alejarme pero entonces ella enredo sus piernas a mi cadera y ahí afiance el agarré.

No deje pasar un minuto mas y la besé, mientras lo hacia recorría con temor la piel de su cintura, mis manos querían tocar más, pero no quería dar una mala impresión.

Sin embargo parecía que ella no pensaba lo mismo, por que en medio del caliente beso, bajo su mano y toco el bulto naciente en mi entrepierna por sobre la ropa, robándome el aliento por un segundo.

Me separe de ella, observé sus labios hinchados y pupilas dilatadas, ella quería esto tanto como yo.

-Ven — susurré en su oído ayudando a acomodar su ropa y salir de la piscina.

Me tomo poco esfuerzo levantarla y dejarla en la orilla, la imagen que recibí jodió totalmente mi cordura.

El vestido se pego a su delgado cuerpo, resaltando sus pechos en un brassier negro, tuve que morder mis labios para evitar decir algo.

Salí de ahí mientras ella iba por nuestras cosas, lo que fue peor, por que el vestido se había pegado a la curvatura de su trasero.

Ella lucia como el jodido infierno, uno que estaba dispuesto a probar.

Be: Debemos irnos — me saco de mis pensamientos desilusionándome un poco — ten — me ofreció mi chaqueta.

Iba a ponérmela pero ella aclaro su garganta viendo directamente a mi pelvis, ahí recorde mi marcada erección y entendí que me ofrecía la chaqueta para cubrirmela.

Averganzodo cumplí la acción y la seguí de cerca.

Mi corazón latía desbocado, necesitaba mas de ella, no podía dejarla ir así como así.

-Espera Beck — le dije y la tome por el brazo para acorralarla contra una pared.

La bese pegándole mi cuerpo al suyo tanto como me era posible.

De repente tomo mis manos y las Empezó a bajar por su cuerpo, el recorrido fue absolutamente tortuoso, con mis yemas paseé sus abultados pechos, descendí por su torso y plano abdomen, me soltó a la altura de su cadera y sin su permiso toque sus nalgas mientras la besaba.

Respiraciones agitadas nos estaban lastimando, mi pecho ardia, mi miembro me exigía atención y mi cordura se paseaba por los suelos.

-Hazlo Juan Pablo — formuló entre jadeos — hazme tuya.

Entonces no necesito pedir más.

Una vez más ≈ Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora