Capítulo 31 - Pláticas

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Beck

Una vez en el avión, me relaje, mire por la ventana y antes de despegar cerré los ojos despidiéndome por última vez de aquel lugar.

Estaba muy contenta, pronto vería a mamá y sabía que además las cosas mejorarían.

-No mamá, no comí... Si.. Tal vez... Ya ... La verdad no... Estoy seguro de que estaré bien... Mamá... Si.. Ok adiós - el chico a mi lado platicaba con su madre por teléfono, me pareció tierno y reí tratando de ser discreta, pero no funciono.

-¿Te parezco gracioso?- cuestionó.

-Yo...emm... Lo siento.

-¿Por qué? ¿Por reírte de un hijito de mami? - sonrió mirándome - esta bien, yo me reiría igual.

Me gire a verlo y tenia una sonrisa muy amigable pegada en el rostro, un par de hoyuelos muy bonitos adornaban sus mejillas y ojos color miel me recibieron.

-Tu mamá se preocupa por ti, eso es lo importante.

-Mamá exagera, todavía no acepta la idea de que su hijo menor ya no vivirá con ella.

-Es lindo de su parte.

Me gire a la ventana y pensé que tal vez aquella breve conversación quedaría ahí, pero él no pensaba lo mismo.

-Entonces ¿Estudio o trabajo?

-¿Que? - repliqué.

-Si vas a Ciudad de México por estudios o por trabajo.

-Oh, por estudios y ¿tu?

-Trabajo.

-¿En donde trabajaras?

-Mi tío es el dueño de una empresa de zapatos, contrato personal de todos lados y los esta instalando en México, yo trabajare ahí como jefe diseñador textil.

No puede ser que el mundo sea tan pequeño, quizás hablaba de la misma empresa de mamá.

-¿Es la empresa que se fundó en Ecuador?

-Si, exacto.

Sonreí y él acompaño mi sonrisa.

-Mi mamá también trabaja ahí.

-No - soltó sorprendido.

-Si - asentí.

-Espera, te veo el parecido, eres hija de la señora Magdalena.

-¿La conoces? - cuestioné.

-Por su puesto, ella siempre se ocupa de mi cuando estoy en Ecuador, tu mamá es una persona increíble.

-Gracias - dije y el avión empezó a tomar vuelo.

-Por su puesto, mi nombre es Matias.

-Rebeca- dije, aunque por lo que me había contado, supuse que mamá ya le habría dicho mi nombre.

Camila

Verla partir me dejó el corazón triste, era una increíble persona y amiga, realmente no sabía si sobreviviría mucho sin ella.

Regrese a casa, el vacío fue insuperable y de nuevo las náuseas comenzaron a hacerse presentes.

Fui a mi habitación y tome una siesta, quizás si descansaba todo mejoraría

Villamil

El tiempo pasaba de forma absurdamente rápida, en dos semanas más tendría que volver a trabajar y no estaba muy seguro de querer seguir haciéndolo.

Una vez más ≈ Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora