Capitulo #4 Cambios

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CORREGIDO!



-Específicamente... primos. –Recalcó la última palabra –Tu madre me obligó a ser tú niñero y como te dije, no te pierdas de mi vista.

-¡Esa asesina no es mi madre! –exclamó con enojo.

-No deberías hablar mal de tu madre, Granger. Mejor debería decir, ¿Black? quién lo diría, tú...una Black.

-Yo nunca seré una Black, porque simplemente no tengo nada que ver contigo y mucho menos con esa asesina, así que déjame en paz.

-¿Por qué no se lo dices tú misma?

Sin que Hermione lo notara, Bellatrix se encontraba a sus espaldas, por lo que la Mortifaga había escuchado de la boca de su hija llamarla asesina. Bellatrix no lo demostró pero eso le había dolido sin duda y era algo que tampoco podía evitar, ser odiada por su propia sangre.

Hermione sintió una respiración aguda en su nuca. Lentamente se da al encuentro y el miedo la invade al instante. Sus ojos como platos, daban una idea del deseo por salir corriendo ante la inesperada aparición de la Mortifaga, pero sus piernas quedaron paralizadas y su respiración intensificándose aún más.

-¿Llamas asesina, a tú madre?

La leona, con el valor que pudo obtener en ese momento, decide enfrentarla.

-¡No eres mi madre! –replicaba la castaña enojada.

-Y quién lo es, ¿la Muggle? .Por tus venas corre mi sangre y es algo que no puedes cambiar, así, que quieras o no, me tienes que obedecer.

Bellatrix comenzaba a levantar la voz y considerando que se encontraba en Hogwarts corriendo el riesgo de ser vista, Draco decide conducirlas hacia la sala de Menesteres, el lugar más indicado para que su tía pudiera pasearse libremente sin peligro alguno.

-Pero que inteligente mi sobrino. Más tarde me recuerdas que tengo que visitar a Narcissa. Sigue así, Draco y pronto podrás ser un verdadero Mortifago –prometió con una sonrisa.

Devolviendo la sonrisa forzadamente, el rubio se alejó lo suficiente, otorgando privacidad a las brujas.

Draco no le había dicho a nadie, la pesadilla que fue para él encontrarse al servicio del Lord Oscuro. No quería ser un Mortifago y no se lo diría justamente quien se lo proponía, pero si su tía cumplía su "propuesta" no tendría escapatoria.

La mujer sujetó fuertemente del brazo a la castaña, obviando su falta de paciencia.

-¡Suéltame! –Intentó sin éxito soltarse –No entiendes que te detesto.

-Mi niña, no puedo hacer nada contra eso, pero debes obedecer y óyeme muy bien. Más pronto de lo que te des cuenta, legalmente serás una Black. Ya me encargué de eso.

-Yo que tú, me hago a la idea –interfiere el Slytherin.

-Mi niña, no hagas esto más difícil para ti –Aconsejaba, acariciando el rostro de la castaña.

Hermione no puedo evitar más resistir el llanto que comenzaba dejarse ver.

-Yo no puedo ser una Black. Yo no soy tu hija.

-Draco ¡vete! –Demando, Bellatrix.

Draco asintió y salió de la sala de los Menesteres dejándolas solas.

Hermione se volvió aún más temerosa. Le podía hacer algo y ella no tenía su varita para defenderse, pero para la castaña las sorpresas no terminaban, cuando Bellatrix la abraza en el momento que las puertas se cierran.

-Ya estamos solas mi niña.

La castaña la aleja bruscamente –Crees que con abrazarme vas a borrar lo que eres: una asesina, una ¡Mortifaga!, la que mató al padrino de mi mejor amigo. Lo único bueno que has hecho por mí, es haberme dado a esas personas como padres, mis verdaderos padres.

-No rehúyas de tu linaje. Tú no eres una sangre sucia.

La leona estaba cada vez más absorta. Bellatrix se comportaba cariñosa, escuchaba ternura en su voz, pero eso no haría, que la castaña cambiara su forma de pensar hacia ella.

-No te reprochare el haberme dejado al cuidado de otras personas, porque creo que es lo mejor que has hecho por mi hasta ahora –reiteró, calmadamente –y no pidas que te considere mi madre porque no lo haré.

-Lo sé, pero espero el día en que eso cambie.

-Lamento interrumpir –Habló Draco desde las puertas –Pero debemos irnos.

-Si –dijo la mujer, volviendo su voz nuevamente fría –Draco te protegerá.

-Sé, cómo cuidarme muy bien y no necesito que el hurón vigile cada paso que doy.

Draco no soportaba que lo insultaran y menos la rata de biblioteca, pero tuvo que controlarse.

-Lo tendrá que hacer y no quiero discutir más sobre el tema niña. Puede que hasta les permita casarse para conservar nuestro linaje. Un Malfoy y una Black. Lo considerare. –Se despide, depositando un beso en la mejilla a la ojimiel e insistiendo en su orden –cuídala, Draco. -Desapareciendo dentro de un desvencijado armario.

El rubio y la castaña quedaron boquiabiertos al no creer lo que habían escuchado. Ninguno se soportaba y de repente terminar casados por orden de Bellatrix. Hermione lo olvido en el momento, creyó que solo seria para amedrentarlos pero Draco sabía muy bien que las ideas de su tía nunca debían ser pasadas por alto.

Ambos salieron de la sala de Menesteres sin decir una palabra y retomando su camino a donde desde un principio se dirigían, antes de que la Mortifaga los sorprendiera. Llegan a la dirección donde McGonagall los esperaba, pero no sola.

La directora se encontraba hablando muy plácidamente con un Mago un tanto mayor de muy buen vestir.

-Abuelo –Habla Draco, dirigiéndose al anciano - ¿Qué haces aquí? –Draco no tenía constante comunicación con su abuelo Pollux Black, pero lo respetaba.

Pollux Black siempre se mantuvo alejado de los conflictos en los que se encontraban envueltas sus hijas: Narcissa y Bellatrix. Pero eso no evitaba enviarle cartas a su nieto.

-Draco. Vine hacer el cambio de apellido a mi nieta.

"Entonces, si era verdad. No creí que fuese a ser tan pronto"

Pero la voz del hombre mayor, la saca rápidamente de sus pensamientos.

-Esos ojos miel y ese cabello, son iguales a los de mi madre. Debes ser tú, mi nieta, Hermione Jean Black.

D&H juntos - la magia no es tan asombrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora