Capitulo #8 Amigos

3.6K 189 2
                                    

¡CORREGIDO!


-Sé que están enojados, también lo estoy con toda esta situación, pero deben entender que no soy la responsable, yo... Terminé siendo una víctima de todo esto.

Harry terminó comprendiendo lo que su amiga con palabras sinceras le decía. La abraza fuertemente y aliviada, Hermione corresponde. Ella no se podía dar el lujo de perder a sus amigos, con todo por lo que estaba pasando y todo lo que se aproximaba los iba a necesitar más que nunca.

-Perdóname, sé que a veces puedo ser un idiota, pero de solo pensarlo... –sacudió la cabeza entrecerrando los ojos –sabes que es una locura, pero ahora comprendo lo que Dumbledore un día me dijo: "no importa de dónde venimos, si no, lo que aportamos al mundo" y que más ejemplo a esas palabras que tú.

-No importa qué, siempre tendrás mi apoyo. –habló Ron, también compartiendo un abrazo con la castaña. Para ella significaba todo.

-Gracias.

Estaba tranquila, incluso feliz. Sus amigos habían entendido la situación y lo que pasara desde ese momento, de seguro sería más llevadero con el apoyo de ambos. Ahora le preocupaba, qué otra noticia inesperada le aguardaría a la vuelta de la esquina.

Salieron del aula a casa de Hagrid. Ron y Harry querían que el semi-gigante, estuviera al tanto de lo que estaba pasando. Hagrid se encontraba con su flauta silbando una hermosa melodía.

-¡Hola Hagrid! –saludaron los tres en coro.

-Harry, Ron, Hermione, ¿Qué hacen aquí?, ¿No deberían estar en clases? – dijo. Exponiendo aquel gesto en la mirada, que siempre hacía cuando lo visitaban, con la intención de sacarle información de algún tipo. Creyendo que sería para lo mismo. Todos imitaron el gesto divertido.

-¡Hagrid! no nos mires así, solo queríamos verte. –dijo Hermione.

-Verte... y algo más. –habló Ron.

-¡No les diré nada! –dijo Hagrid, algo alterado como si realmente estuviera ocultando algo. Les extrañó un poco, porque Hagrid aún en contra de sí mismo, jamás dejaría de ser un libro abierto.

-Hagrid no te alteres, no venimos hacerte ningún interrogatorio, como en los anteriores años, ya no es necesario –dijo Harry muy seguro.

-Creo que ya sabes que Hermione...

-¿Es hija de Bellatrix? lo sé, Ron –le interrumpió.

Hermione de momento avergonzada, baja la mirada.

-Hermione no tienes de que avergonzarte, lo que importa es que tú no eres como ella, y ya no está, así que no hay de qué preocuparse. –Intentó consolar Hagrid.

Tragó saliva y de un momento a otro se puso nerviosa. Nadie podía saber que su madre realmente estaba viva y no podía evitar ponerse nerviosa cuando escuchaba que alguien afirmaba su muerte con tanta seguridad, porque al no decir nada se sentía una completa mentirosa, incluso, una encubridora. Tal vez, no era la única en ocultar algo y Hagrid con sus repentinos nervios sabía algo que el resto no.

-Gracias, Hagrid. –dijo, obligándose a ocultar cualquier signo de temor y sonriéndole a su vez.

-Si Hermione, Hagrid tiene razón. –Animaba Harry.

-Bueno, creo que tienen clases y yo debo hacer algo que me encomendó McGonagall –Dándoles un leve empujón para que emprendieran camino.

-Ah, ¿sí? –Preguntó la castaña.

-No me miren así, no diré nada. –Frunció el ceño. –Ahora regresen ya es tarde para sus clases.

No quisieron molestar más a Hagrid, cuando los tres habían notado que estaba algo incómodo. Al parecer las noticias corrían sorprendentemente rápido, si Hagrid ya era consciente de los inconvenientes familiares de la castaña.

Se dirigieron a la clase de transformaciones. Todo, para suerte de Hermione, transcurrió muy tranquilo, tanto como en defensa contra las artes obscuras, por el resto del día. Terminaron en la sala común de Gryffindor, frente a la chimenea. No hablaron, pero el silencio entre ellos era grato. Hermione estaba pensativa, recordando el beso que no debió pasar con Draco y en su innegable defensa hacia ella. Sin duda ya no era el mismo que conocía, él había cambiado, pero como una serpiente de sangre fría, trataba que ocultarlo.

El pelirrojo se había levantado de su asiento, indicándoles que iría por algo de comer. Harry miraba a la castaña sin atreverse a interrumpirla de sus pensamientos, pero luego la ve dar un largo suspiro y decide preguntar:

-¿En qué piensas?

Giró para mirarlo de frente.

-En... Todo. –miente a medias. No era capaz de especificarle en lo que si estaba pensando.

-¿Segura? te conozco muy bien. No quieras engañarme, Hermione. Es que no confías en mí para contarme lo que te sucede. –La toma de la mano.

-Es solo que... todo esto es tan confuso, lidiar con esto no es tan fácil, Harry.

-¿Te refieres a tu verdadero origen?

-Sí. ¿En qué otra cosa podría estar pensando? -cuestionó a cambio.

-¿Recuerdas lo que te dije?

-"No importa de dónde venimos, si no lo que aportas a el mundo"

-¿Entonces qué te preocupa?

-Ni yo lo sé, pero no me siento tranquila con todo esto.

-Hermione, sabes que cuentas conmigo. Jamás dejaría, escúchame bien ¡JAMÁS! Dejaría que algo malo te pasara. –se inclina para abrazarla.

-¿Qué les pasa? –pregunta Ron, al encontrar a sus amigos abrazados en medio de sofá.

-Hermione está preocupada, ya sabes –Explica Harry.

-Pero, ya se me pasara. –Intervine la castaña, poniéndose de pie. -Creo que me voy. Estoy cansada y definitivamente necesito dormir.

-Hermione y por qué no te quedas a dormir aquí, esta noche. No conmigo, con Ginny por supuesto -Hermione no pudo evitar sonreír y Ronald se había sonrojado por su propio comentario.

-No, quizás mañana. -La verdad no le pareció mala idea, pero prefería dormir en su torre. Salió por el retrato de la señora gorda, una vez fuera, esta se cerró.

-Eres predecible, Black.

Esa voz era inconfundible. La había tenido todo el día en la cabeza. Su corazón comenzó a palpitar fuertemente y no entendía el por qué, solo había sido un beso, solo eso y creía que le estaba dando la importancia que no merecía. Se giró muy despacio y efectivamente era la persona, que no dejaba de rondar en sus pensamientos.

-Deja de seguirme, Malfoy. –Dijo fastidiada.

-No te creas tan importante, Black. Solo son órdenes a cumplir.

No conocía la respuesta, pero su voz tan varonil y fría a la vez, la ponía tan nerviosa y no lo podía evitar, era como si por un segundo se apoderara de sus sentidos y de ella por completo, aun siendo tan idiota.

-¿Qué te pasa, acaso los ratones de la biblioteca terminaron por comerte la lengua? –Dijo en tono de burla.

-Me importa muy poco lo que pienses, Malfoy. –Le grita enojada por su comentario.

D&H juntos - la magia no es tan asombrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora