Capitulo #7 Revelación

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CORREGIDO!




-Si no tienen dudas, yo me retiro. –se despidió después de unos minutos de silencio.

Tras la partida del profesor Slughorn, los alumnos se dieron por despedidos. A excepción de Draco, atento por si algo se salía de control entre el famoso trío dorado. En el salón solo se encontraban un pelirrojo confundido, un azabache indignado y una castaña atemorizada, envueltos en una tensa atmósfera.

Incapaz de resistir la incomodidad, Hermione prefería huir de la bola de fuego que amenazaba con golpearla justo en el rostro y con una oteada de anhelo a la única vía de escape alerta al pelinegro de sus intenciones sujetándola de la muñeca.

-Hermione explícanos, ¿Por qué, Slughorn se referiría a ti de esa manera? –cuestionó Harry, levemente agitado.

Hermione no podía hablar, temiendo la reacción que tomarían sus amigos cuando ella aclarara sus dudas. De sus ojos comenzaron asomarse y a punto de caer gruesas lágrimas. Ron sospechó que algo malo estaría por decir el amor de su vida, cuando comienza a ver su reacción. A unos metros, Draco se encontraba escuchando atentamente cada palabra que el grupo susurraba.

-¡Hermione te hice una pregunta! –comenzaba a levantar la voz y sin ser capaz de soltar.

-Harry cálmate y suéltala –intercede Ron, alejando a una temblorosa castaña de las manos de su amigo –ella nos dirá.

De quien menos esperó calma y paciencia hoy se presentaba gratamente en el rostro pecoso de un siempre volátil Ronald Weasley. Le hubiera gustado sonreír por su indudable madurez.

-Ha... Harry, Ron... yo –intentaba inútilmente de calmar los nervios –no sé, cómo decirles.

-Bueno, que te parece si empiezas respondiendo lo que te he preguntado –decía Harry, con una cólera contenida, nada propio de él.

-Hermione cálmate un poco –dijo Ron –No creo que lo que tengas que decirnos sea tan grave.

-También espero eso –decía Harry, tomando asiento en el lugar más cercano a la castaña.

Cediendo a la presión, decide hablar.

-Mis padres me confesaron que soy adoptada –inicia sin rodeos. Tratando de que su voz no vacilara –Bellatrix Black, es esa mujer...mi madre.

Decirlo en voz alta, frente a dos de las personas más importante de su vida, sonaba peor de lo que le parecía. No necesitaba alzar la mirada y ver rostros de confusión e ira

-¿Qué estás diciendo, Hermione? –Ron simplemente no lo creía.

-Lo que escucharon –intervino el Slytherin, acercándose.

-¿Qué haces aquí, Malfoy?

-Deberían calmarse –continúo ignorando al pelirrojo –sobre todo tu Potter, creo que se están alterando por un una tontería.

-¿Tontería? –Bufó Ron acercándose al rubio –Es mejor que te largues, Malfoy.

-¿Y dejarla con ustedes? mmm... no, no lo creo –deliberaba calmadamente.

-No quieras ser sabio ahora, Malfoy –Habló Harry esta vez –No es tu problema.

Ron no soportó la petulancia del rubio y se abalanza contra él para propinarle un golpe, pero Harry reacciona deteniendo a su amigo y la castaña conteniendo a Malfoy en su malestar. Hasta ahí había durado la madurez del Weasley o quizás el odio a Malfoy pesaba más que cualquier otra cosa, considero Hermione.

-¡Maldita comadreja! –escupió furioso.

-¡Lárgate, Malfoy! –gritó Ron.

-No crean que me conforta estar con ustedes –sacudía de su hombro una inexistente pelusa –y sí, me voy, pero ella se viene conmigo.

Hermione no podía creer que Malfoy la estuviera protegiendo y aun mas sorprendida al darse cuenta de quienes la estaba protegiendo, no eran unos perfectos extraños, eran sus mejores amigos. No quería darles la razón ¿pero qué culpa podía tener de ser la hija de Bellatrix? Es algo que no pidió.

-No los quiero dejar con la duda, así que están de suerte –Harry no confiaba en Malfoy y al instante que se inmiscuyó le sobraron razones para echarlo fuera. –Se los diré de una manera que lo puedan entender...

-Hace poco me enteré –comenzó nuevamente, Hermione –que mi verdadera madre era... –masajeaba su frente con la cabeza gacha. Suspiró –Bellatrix.

-Pero, ¿cómo? –Caminaba de un lado a otro -¿Tú? –Musitaba, cayendo en la dolorosa comprensión –Lo hubiera creído que cualquier otra, pero no...

-Malfoy es mejor que te vayas, esto lo tengo que solucionar yo –le susurró Hermione. Este la miró alzando una ceja y atravesó la puerta dejando al trío definitivamente solos.

-¿Y cómo tu cambio de apellido de un momento a otro? –preguntó intrigado, Ron.

-Es debido a Pollux Black...mi abuelo. Bellatrix lo dejó a cargo de mi cuidado en caso de que ella muriera en la batalla.

Ambos tomaron asiento, escuchando atentos. Hermione se apegó fielmente a los detalles, decidida a no mentirles pero si, postergando el hecho de que Bellatrix realmente no había muerto. Ya era demasiado con lo que estaban afrontando.

-Es una asesina, sabes muy bien a quién mato, ¡lo sabes! –decía un muy alterado Harry. Se levantó bruscamente volviendo a sujetarla con fuerza de ambos brazos.

-Lo sé, Harry. Pero entiende, no es mi culpa.

-¡Eres la hija de la mujer que más odio! por haber asesinado a Sirius.

La castaña comenzaba a enojarse, viendo la furia de su amigo. ¿Por qué era completamente injusto con ella?

-Entiendo que la odies por haber matado a Sirius, por lo perversa que fue –decía mientras se zafaba de las fuertes manos del azabache que la sujetaban como ganchos -Pero espero que entiendan que no tengo la culpa de ser la hija de esa asesina, ¡yo no pedí nacer de ella!

El pelirrojo inclino la cabeza sintiéndose apenado, pero sin atreverse a decir una palabra. Harry la miraba fijamente a los ojos, reconociendo la verdad en las palabras de su amiga, su hermana.

-Lo siento, pero no les puedo pedir perdón y mucho menos a ti Harry por algo que yo no pedí. 

D&H juntos - la magia no es tan asombrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora