Parte 4: ¿Por qué estos pálpitos?

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4-¿Por qué estos pálpitos?

**Byakuya**

--Flashback—

Jadeo entrecortado mientras sigo haciendo los movimientos precisos con el palo de kendo sin dejar ningún flanco débil para ser atacado. Con diez años soy el mejor luchador que han visto en el colegio y nadie se atreve a enfrentarse a mí. me siento orgulloso de mí mismo.

Por un momento detengo mi entrenamiento al ver a un chico de piel grisácea que está mirándome desde la ventana. Frunzo el ceño haciéndole un gesto para que se acerque, pero el niño sigue inmóvil observándome con unas profundas ojeras bajo sus ojos.

- ¿Por qué no vienes? ¿me tienes miedo o qué? -

- ¿Con quién hablas, Byakuya-chan? – el profesor se me acerca con incertidumbre mientras yo señalo hacia la ventana donde está el chico.

- ¡Ese niño no quiere entrar, sensei!! ¡dígale algo, me está espiando!!- el profesor mira hacia la ventana con gesto dudoso y al instante oigo las risas de mis compañeros sentados en el suelo a mi espalda.

-Ne, ne, ya está diciendo tonterías otra vez-

-Se cree muy listo, pero está loco ¡ahí no hay nadie! Jajaja! –

"Loco". No era la primera vez que oía esa palabra haciendo que mi corazón se encogiese. Por aquel entonces yo no sabía que podía ver yokais y a otras criaturas, pero sí sabía que tenía sueños muy raros y confusos en los que me sentía dentro de una pesadilla. Todo el mundo apuntándome con un dedo...llamándome esa horrible palabra...

-No estoy loco...¡¡¡yo no estoy loco!!!-

- ¡Byakuya!!!-

-Fin del flashback—

Vuelvo a la realidad jadeando y sudando al oír mi nombre gritado de labios de una voz que reconozco. Estoy sentado en mi futón, con las manos apretadas fuertemente sobre mi yukata y escuchando los golpes al otro lado de la puerta principal que se tornan por segundos en machacantes.

-Byakuya, por favor...ábreme y hablemos-

-Un mono...me tengo que casar con un mono...-

-Vale, vale, sé que es un shock saber lo que soy ¡pero podrías fijarte en el lado bueno!!- me incorporo furioso al oír eso y le abro la puerta a Abarai Renji que sonríe haciendo que por un momento de debilidad sienta un escalofrío.

- ¿Lado bueno? ¿acaso te has visto? ¡tienes una cola de animal!!-

-Jeje, sí y nunca para quieta. Jamás he sabido esconderla, pero la camuflo bastante bien-

Este hombre es estúpido ¿Cómo puede seguir sonriendo mientras yo estoy que me llevan los demonios por el cabreo? ¿es que no le importa nada el pacto al que nos ha sometido mi padre?? ¿tan bien acepta estar con un desconocido?

-No vas a ponerme ni un dedo encima-

-Ya lo hice en la lavandería. Estás muy delgado, deberías alimentarte-

-Kisama...eres un descarado...-

- ¿Puedo entrar, ¿verdad? - parpadeo confuso cuando le veo colarse en mi apartamento y cierro la puerta dando un portazo viendo como mira el espacio y silba.

-Uau...este sitio es más pequeño que en la cueva en la que vivía-

-Eres como un troglodita, no tienes modales ni respeto por nadie-

-No tenía otro sitio donde vivir, me echaban de todos lados- guardo silencio al oír eso, pero enseguida Abarai me sonríe despreocupado. -¡En fin! Vamos a tener que pegarnos mucho al dormir en ese diminuto futón-

"Dioses a medias"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora