Parte 17: ¿Por qué, dios de la luna?

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17-¿Por qué, dios de la luna?

**Renji**

Aún recuerdo el dolor...de ese día. Cuando pensé que podría recuperarte y tú acabaste con la última esperanza. En esa oscura noche, en ese coche...te llevaste todo de mí. todo, Byakuya...

--Flashback—

Después del horrible castigo al que fui sometido en el orfanato y tras saber que, si seguía allí, Kuchiki sensei terminaría matándome, decidí huir sin mirar atrás. Vagué durante un tiempo solo y con poca ayuda hasta que conseguí ingresar en una academia del ejército. Pasé muchas penalidades para hacerme un hueco en la sociedad y prepararme para ser ese soldado tan perfecto digno de admirar, pero mi camino se truncó tras permanecer un par de días en la academia. Solo por volver a verle a él.

No sé por qué tuve la maldita idea de acercarme al orfanato quedándome a cierta distancia para ver si localizaba a mi profesor. No tardé en verle salir, vestido tan sobrio como de costumbre, aunque con el pelo curiosamente despeinado entre sus dedos nerviosos que parecían tirar de sus mechones como si quisiera arrancárselos. Parecía que su carácter no había cambiado en absoluto, pero esta vez era más maduro para enfrentarle así que empecé a caminar en su dirección deteniéndome frente a su coche. En cuanto nuestras miraras se cruzaron, pude ver sorpresa y terror en sus ojos al mismo tiempo. Un raro brillo de locura en sus ojos que me hizo estremecer desde los pies a la cabeza.

-Tú... ¿qué haces aquí? ¿por qué has vuelto? -

-Veo que te alegras mucho de verme, sensei- al decir eso vi cómo me ignoraba metiéndose en el coche con prisas, a lo que yo contesté abriendo la puerta del copiloto y sentándome a su lado. Eso le hizo jadear furioso, pero yo no estaba dispuesto a moverme.

- ¡Bájate!! ¿Qué pretendes? -

-Quiero saber la puta verdad. ¿Por qué siempre me has odiado tanto? No creo que fuera solo por el color de mi cabello-

-Sal de mi coche maldito...no tengo tiempo para ti, vete...-

- ¡No me iré a ningún sitio hasta que me respondas!!- Kuchiki sensei parecía totalmente fuera de sí ante mi acoso y encendió el coche para echar marcha atrás a una velocidad que me hizo agarrarme al asiento con fuerza. A continuación, empezó a conducir tan temerario que por momentos temía por mi vida, pero aun así mi mirada seguía clavada en él mientras sus ojos miraban fijamente la carretera.

-Estás conduciendo demasiado deprisa ¿estás loco??- sentí un pinchazo en el pecho cuando mi sensei gimió al oírme hablar y dio un golpe en el volante acelerando aún más.

- ¿Cómo te atreves a llamarme loco?? ¡¡¡TÚ!!! ¡¡no sabes nada de mí!! ¡¡tú me has convertido en esto!!!-

- ¿De qué cojones hablas? ¡¡no entiendo nada!! ¡yo jamás te he puesto la mano encima!! ¡¡tú eres el monstruo!!-

-¡¡Quiero que desaparezcas de mi vida!!! ¡¡demonio!!! ¡¡deberías estar muerto!!!-

Lo siguiente que oí fueron las ruedas del coche derrapando cuando nos estrellamos contra un muro que produjo un estruendo tan fuerte que mis oídos no tardaron en oír un leve pitido. Durante un largo tiempo, no escuché nada. mis ojos veían todo blanco y mi cuerpo estaba inmóvil. Algunos hierros del coche me habían aplastado la mitad del cuerpo, pero ni siquiera podía sentir dolor al estar entumecido.

-Renji...oh, Renji...- conseguí oír los sollozos de Kuchiki sensei el cual tenía sus manos ensangrentadas apoyadas en mi pecho. Sus ojos azules estaban abiertos de par en par y por primera vez no me miraba con odio. Eso...me hizo sonreír pese al dolor.

"Dioses a medias"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora