Prólogo

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El humano dio su último grito de dolor cuando la criatura le partió el cuello frente a su primogénito.

Era la primera vez que lo llevaba de cacería y estaba totalmente intrigado como temeroso de la ferocidad del ataque de su padre. Él era tan pequeño a su comparación, incluso más que su madre cual era muy diferente a ellos.

Apenas llegaba a las 5 lunas de edad y se sentía inseguro lejos de los brazos de su mamá. No acostumbraba alejarse mucho de ella, pero con la llegada de su hermano su padre hizo que se apartara de ella para que pudiera encarga de la cría más débil y hacer de él una criatura fuerte.

Se acercó lentamente a lo que su progenitor atrapó; era semejante a su madre, pero más grande y corpulento. El olor le indicó que era un macho de la especie humana, ellos eran demasiado débiles. Era la primera vez que veía uno; pero sabía bien que a él le llegarían a lastimar si los dejaba atraparlo. Su padre se lo advirtió, esos seres escasos de pelo podrían ser los causantes de la extinción de ellos si dejaban que las crías fueran capturadas.

Cada vez que veas a uno como este debes mantenerte lejos. Si están en tu territorio lo matas, y si intenta tocar a tu hembra, te da más razones para acabar con ellos — Gruñó la criatura más grande, dejando que su hijo examinara el cadáver. El mismo había asesinado a cada uno de los que estuvieron cerca de su hembra.

La desafortunada victima solo era un explorador que deambulaba por el sitio menos adecuado. Cuando la gran bestia negra lo detectó mientras enseñaba el arte del acecho a su pequeño; le molestaba que machos anduvieran en su territorio y cerca de su humana; la madre de sus crías. La única de esa especie con derecho a estar en ese punto de la tierra.

El pequeño entendió bien, pero no le vio la gracia o el interés a matar seres tan débiles. Había visto como el hombre temblaba aterrado, y en el aire pudo apreciar su miedo. Seguramente que cuando él creciera solo tendrían que verlo y saldrían despavoridos. La idea no le pareció mal, no sentía la mínima preocupación por cómo iba a lidiar con esa especie.

Su padre tomó el cadáver y lo arrastró de regreso a su cueva en la que esperaba su hembra. El pequeño lo siguió de cerca y cuando se dio cuenta de que volvían corrió donde su madre. La encontró sentada frente a la boca de la cueva, cantando algo al pequeño bebé en sus brazos.

La pequeña criatura se acercó a ellos con emoción, su madre le dedicó una dulce sonrisa y lo abrazó dejando un beso un su frente peluda. Él pequeño le lamió y luego vio al ser rosado en sus brazos. Le parecía una cosa más parecida a su madre que a él, pero sabía que con el tiempo eso cambiaría. Con tal, el mismo fue así una vez.

Cuando su padre llegó vio como la expresión de su madre se deformaba en una mueca horror. Su padre cambió de forma y se acercó a ellos, mirando a su nuevo hijo y disfrutando de olor de su hembra. Adoraba todo de ella, a pesar de lo mucho que le costó adiestrarla para que dejara de escapar; valía la pena verla tener a sus hijos y que permaneciera sumisa a su dominio.

— ¿Por qué mataste a ese hombre? — Preguntó con desagrado, ella sabía que él la entendía y era capaz de responder.

— Muy cerca de ti y de ellos — Gruñó con molestia, no le gustaba que le recriminara nada. Todo lo que hacía era por un bien.

No dijeron nada más, la joven era consciente de que no terminaría bien si le decía algo más del tema, solo se dijo a si misma que ese día no probaría bocado aunque la obligara. No era caníbal, de hecho, estaba empezando a aborrecer la carne al ver como la criatura la despedazaba para ella.

Tuvo que aprender cómo sobrevivir, y hasta ahora, con el medio año que llevaba en el bosque, se las había resuelto. Jamás diría que ha sido fácil, ni mucho menos. Pero a cómo pudieron salir las cosas es una suerte su situación.

— Me voy a descansar. No tengo hambre — Le dio una breve caria a su hijo mayor y sin decir más desapareció en el interior de la cueva.

La criatura gruño ante su rechazo. La hembra seguía siendo obstinada respecto a tratarlo bien. Hacía de todo para que estuviera cómoda; el nido era suave, le traía prendas del pueblo del que se la llevó y siempre le traía comida.

¿Era mucho pedir su afecto?

¿Tan difícil es que ella dejara de rechazarlo?

Ha su vista, él era el malo.

Pero se dijo a si mismo tener un poco de paciencia, así como la tuvo al acecharla. La misma que tuvo para no saltarle encima en un despiste que tuvo su inocente hembra cerca del bosque. Y es que para él, un macho en busca de una compañera, su pequeña figura normalmente cubierta por un vestido le resultó irresistible como su aroma.

No dejaría que otro la tuviera, y hervía de furia cuando la vea acompañada de otros machos.

Cuando reclamó su cuerpo tuvo la punzada de ira al pensar que otro estuvo en su interior, pero su alivio fue grade cuando detectó la castidad de la hembra y sintió el desgarro que lo aseguraba. Era suya y nadie más podría tocarla.

El pequeño miró la otra forma de su padre, pensando que algún día también él tendría la fuerza para hacerlo. Era tentativo el ver la facilidad en que lo hacía; pero le daba algo de temor la mirada que le dedicó a su madre cuando esta marchó. Recordaba que a veces la escuchaba llorar cuando su padre se le acercaba en esa forma por las noches; no comprendía la razón.

Se le acercó y acarició su costado con su pequeña cabeza. El más grade lo miró; era el fruto de la unión con su hembra y estaba complacido con ello.

Cuando estés grande, y encuentres a tu hembra, atrápala; no la dejes que escape porque no encontraras una que te atraiga de igual manera — Le murmuró a su hijo en su lengua animal, acariciándolo con cierto afecto que no demostraba seguido —. Tendrás que protegerla de otros machos, demostrarle que te pertenece y que no debe tratar de irse. Su rol será cuidar de tus crías y siempre estar ahí pata ti. Pero tú también tienes que estar para ella.

El pequeño asintió, viendo a su padre seguir a su madre al interior de la cueva.

Se quedó solo con el cadáver, lo vio, su pensamiento no cambió respecto a los humanos. Su madre lo es y estaba a gusto con eso. Era muy pequeño para pensar en él buscando pareja, pero entendió los celos de su progenitor.

Se acercó a un árbol y lo trepó hasta la sima, la brisa le alborotó el pelaje de manera adorable. Con su visión desarrollada escaneó el bosque, degustando los olores. Vio el pueblo a la lejanía, se vea tan pequeño por la distancia. Nunca había estado cerca de ese lugar, pero no tenía intenciones de ir en ese momento; tal vez cuando más grade. Captó el olor de una criatura más chica que él y decidió ir a tratar de atraparla. Con tal, no tenía de que preocuparse hasta que tuviera que irse de la cueva para buscar un territorio propio.

♦♪♦

Lo dije, os traería un historia está semana; me juré hacerlo y soy mujer de palabra. Aunque realmente solo les traigo un prólogo de esta historia. Ok, ya tienen una descripción de cómo va, en esta parte realmente no coincidirá mucho con el primer capítulo pero todo va de la mano.

Informo qué voy a cambiar la portada.

Que pasen dulces pesadillas mis pequeñas sombras.

Atte. Lady Nightmare

01 - Criatura - CF30 {Saga Experimentos} {Corrigiendo} TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora