1 - Linda Noche

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Estaba empacando la última camiseta para nuestro tan esperado viaje. No podría haber estado más emocionada; ¡saldríamos a acampar finalmente! Mis amigos, sus parejas y yo. Después de tanta guerra para convencerles de salir a tener una aventura fuera de la civilización. Fue tan complicado como encontrar una aguja en un pajar, sin tener un imán o detector de metales. Pero soy tan buena para persuadir a las personas, que lo conseguí.

El dulce puede mover al mundo.

La razón principal de que mis mejores amigas no quisieran tal travesía era su fuerte y latente miedo a todo lo desconoció. Siempre pensando que algo se las devoraría en la profundidad de una selva o bosque. Pero bueno, también tendré algo de humildad, porque si no fuera porque logré que los novios las sedujeran a la aventura lo más probable es que solo yo estuviera empacando cosas. Bueno, tal vez solo un amigo me acompañaría.

Miro mi bolso medio lleno con emoción; realmente no quiero llevar casi equipaje. Me gusta ser práctica en cuanto a indumentaria para viajes; eso de empacar casi todo el guardarropa para solo una semana no es mi estilo. A lo largo que les valla contando mi historia se podrán dar cuenta de lo extraña que puedo llegar a ser; iniciando por no actuar tan femenina como otras. Y no, no me refiero a que soy a lo macho que le gusta beber, ver deportes y oler a gorila sin bañar.

Me refiero a lo pragmáticos que pueden llegar a ser; sus respuestas cortas y concisas, sus nada trabajosas búsquedas de ropa y mucho menos sufrir como las mujeres. Los hombres casi nunca tienen sentimientos; es algo de lo que soy fiel creyente, exceptuando a los padres que verdaderamente quieren a sus hijos. No importa que tan indiferentes son con uno, ellos saben dar su apoyo; unos mejores que otros debo agregar.

Sin embargo, me gustan esas actitudes de su parte. Y me gusta actuar como tal. Tengo innumerables reglas para sobrevivir a la sociedad; entre ellas es ser apática. Me da miedo estar rodeada de personas; algo como claustrofobia social. No soy como mis amigas que se saben desenvolver. Ante los que me conocen saben que hablo bastante, pero cuando conozco gente cara a cara soy excesivamente callada.

Por cierto, ¡hola, extraño que se está paseando por mi historia! Quiero decirte que es un gusto y placer que me leas; pero eso sí, no me juzgues. Parezco un ángel, pero te sacaré las tripas a lo Jeff the killer.

Volviendo a lo que hacía; dejo atrás mis bolsos y me dirijo al baño para echarme un último vistazo.

Cabello marrón oscuro con risos suaves, largo y perfectamente recogido en dos trenzas africanas. Piel morena y limpia. Unos ojos brillantes, divertidos y vibrantes son los que se fijan en cada facción de mi rostro redondeado. Si hay algo que puedo amar de mí, son mis ojos. No tienen nada llamativo como un color extraño; nada parecido; sin embargo su forma y esencia oscura me dan un aire extraño en comparación con mi cara.

Cualquiera que me vea por primera vez, sea joven o adulto, dirán que soy muy correcta y algo así como perfecta. Me da lástima decir que no es verdad; esta carita de ángel con la que fui dotada no es más que una fachada para lo mala que puedo llegar a ser; y por más que sea divertido tener la capacidad de engañar a la gente yo no me siento cómoda mintiendo.

Tomé maquillaje y empecé a arreglar algunas imperfecciones.

Tan solo me puse una máscara de pestañas, un brillo labial y un delineado en los ojos. 

Esbozo una sonrisa llena de absoluta felicidad. 

Si hubiera un medidor de felicidad, marcaría un 102% de lo contenta que estoy. Suelto un chillido pero trato de recuperar la compostura; no es momento de actuar como una maricona. Mis estados son muy cambiantes, más que nada internos; no me gusta perder la calma de mi carácter por tender a ser explosiva.

01 - Criatura - CF30 {Saga Experimentos} {Corrigiendo} TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora