Día 20
Miércoles 13 de Noviembre
Terminamos acampando en el patio de la mansión. Dorothy y yo ocupamos una tienda y dejamos a los chicos en otra. La noche fue bastante larga y fría. Quería volver al interior de la mansión pero no estaba preparada para lo que quiera que hubiera dentro. La mejor idea era continuar con nuestro campamento improvisado.
/*/*/*/*Por la mañana/*/*/*
Dorothy se levantó muy temprano para hacer el desayuno. Ambas nos acompañamos. No quería pasar ni un segundo sola en la “mansión embrujada”. Me acompañó a mi habitación para asearme y cambiarme de ropa, yo la acompañé hasta la puerta de su habitación en el área de servicio.
Todos desayunamos en la cocina en silencio y algo cansados por la mala noche.
—Estoy molido, dormí terrible. No sé ustedes pero yo no pienso pasar otra noche afuera. Que me disculpe el fantasma pero esta vez duermo en mi cama. — comentó Ian molesto.
—Tienen que encontrar el número de contacto del exorcista, es el único capaz de hacerlo— agregó Dorothy.
—No sé si sea lo correcto pero lo haremos. Si eso ayuda que no estén tan intranquilos. Agregó Chase.
/*/*/*Mas tarde /*/*/*
Ian se ha pasado el día junto a Chase buscando el número del exorcista entre las cosas de la biblioteca, al parecer sin éxito. Yo he estado aprendiendo un poco de cocina junto a Dorothy. El ambiente está tenso y no hay mucho que podamos hacer. Si no encontramos el número tendremos que pasar otra noche afuera, no pienso volver a mi habitación hasta asegurarme de que no esté habitada por un fantasma.
/*/*/* 07:00 pm. /*/*/*
La búsqueda, como esperaba, no dio resultados. El número no aparecía por ninguna parte y Chase no lograba contactarse con madame. Tendríamos que solucionarlo con nuestros métodos.
—Debemos colocar líneas de sal en las puertas eso evitará que el fantasma se acerque a nuestras habitaciones, es creencia popular.—dijo Dorothy.
—Bien, si crees que eso funcionará hay que hacerlo.
Chase me ayudó a cargar unos enormes potes de vidrio llenos de sal para hacer las líneas en nuestras habitaciones. No estábamos seguros de lo que quiera a lo que nos enfrentábamos pero de alguna forma la sal ayudaría a detenerlo.
Hicimos las respectivas líneas en las puertas y nos disponíamos a reunirnos con el resto cuando la electricidad se fue dejándonos en tinieblas. Mi primera reacción fue aferrarme a la manga de Chase. Él se las arregló para llegar hasta mi mano.
—Tranquila, no dejaré que nada te pase. Vamos a mi habitación.
—¡Claro que no! ¿Ni en estos momentos dejas de bromear?
—Tengo un par de linternas en un cajón.
—Ah bueno, vamos.
Nos movimos lentamente tanteando el camino, estoy ochenta por ciento segura que Chase se golpeó la frente en el marco de mi puerta. Pero no quiso admitirlo.
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El Diario de Meg- Mayte Gutiérrez
RomanceMeg es una jovencita de 17 años, fanática de la escritura y las cosas simples de la vida. Por desgracia hace unos meses perdió a sus padres en un terrible accidente y su vida cambiará por completo. Madame Louise Marshall, una mujer millonaria y famo...