París, Francia
Catorce de Enero.«Jared»
Tengo la certeza de que las cosas pueden ir bien. Que por más tiempo que pase el tiempo el sentimiento se renueva a excepción de este preciso momento.
—¿Piensas que soy estúpida? —ella me siseaba furiosa—. ¿Crees que voy a tragarme esta mentira?
—Nunca dije eso. —le conteste tranquilamente mientras recorría la sala.
Hace aproximadamente dos semanas que estamos en París y las cosas no están yendo muy bien que digamos.
—¿Que hacías cuando no te acostaba con todas? —se cruzo de brazos. Admito que es mi culpa, no debimos de haber ido al restaurante de Louie a desayunar y me conseguí con una chica que conocí en mis idas y venidas con Jean Claire.
Tengo el entrenamiento suficiente desde que la conocí, se que cuando se cruza de brazos y me mira de esa manera, con sus cejas fruncidas y esos ojos plateados casi tan oscuros como el acero se que todo irá de mal a peor.
Sin embargo y arriesgandome un poco, me dediqué a rodar los ojos en su dirección.
—Crissa. —la nombré un poco irritado ya. Ha pasado toda la mañana refunfuñando y hablando de que soy un maldito mujeriego.
Me detuve frente a ella, dio dos pasos atrás. No me dejó ni un momento tocarla.
—Vamos, cariño. ¿Vas a dejarte llevar por rumores? —me miró solo unos segundos antes de desviar su mirada a los muebles del apartamento que compré en uno de esos días que visitaba a mi madre.
La casa en la que crecí quedaba a sólo unas calles de distancia pero en el tiempo que llevamos aquí más es el tiempo que pasamos en la cama que saliendo. Y en demasía casualidad cuando salimos a desayunar una chica que conocí hace mucho tiempo se nos atravesó y casi plantó un beso en mis labios.
Eso fue lo que literalmente detonó el mal humor en ella.
—Crissa.
Suspire cuando ni un solo musculo de su cuerpo se movió.
—Se supone que pasaríamos estas semanas tranquilas y acabas de joder el desayuno.
No pude evitar lanzarle una mirada incrédula. Realmente ha dicho que fui yo.
—Yo. Por su puesto, ¿por que no lo acepté antes?—me reí secamente.
—¿Quién más pudo ser?
—¡Estás loca! —le grité alejándome unos paso más de ella.
—¡No estoy loca! —estalló casi con lagrimas en los ojos— ¡Y no me grites!
—¡Tu empezaste! —cerré mis ojos y conté hasta tres para hacer que mi razón se calmara un poco—. Vale vamos a calmarnos un poco.
Mascullo por lo bajo una maldición e intenté acercarme de nuevo y lo logré, mis manos cubren sus mejillas a la perfección, como si mis manos estuvieran hechas para ella. Limpie sus lágrimas con mis pulgares y bese sus labios con suavidad.
—Tienes que entender que no hay nada ahora mismo que me pueda separar de ti. —esta voz la que utilizo, siento que no es mía. Y es cierto que cuando conoces a alguien tiendes a borrar todo vestigio pasado de ti.
He cambiado un cien por cien, no sé explican en palabras pero se que en los gestos si. Ella me miró a los ojos tocando mis manos con las suyas.
—Me parece que estas siendo muy cursi —una sonrisa dulce brota de sus labios al finalizar la oración.
ESTÁS LEYENDO
Una Vida Contigo
Teen FictionPorque para cada relación siempre habrá un límite, habrán peleas y en el caso de Crissa y Jared hay mucho más que eso. Tantos obstáculos que afrontar y tantos secretos que revelar. Ya no existe el juego y el amor los envuelve ahora, ¿serán lo sufic...