Capitulo Diez

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Tardarían más de tres meses en arreglar mi habitación y parte de la casa que fue consumida por el fuego. Aún no entendía como es que funciona el pensamiento destructivo en los seres humanos.

A que punto llegan las personas para hacer añicos la vida de otras.

Suspiré mientras me bajo de coche de Jared dándole un beso en los labios. Estoy segura que sin su apoyo, mi vida sería un desastre más grande que el continente asiático.

—Me llamas y te pasare buscando. —me dijo cuando cerré la puerta de copiloto y me apoye en la ventana para mirarlo. Sonreí.

—Gracias.

Una vez que me aleje el coche arranca dejándome a mi frente al estudio de ballet de Vanessa. Compré las ropas de entrenamiento por Internet y fue apenas dos días atrás, mientras Jared estaba dormido. Tuve que hacer que mi madre me enviara el resto de la ropa que dejé en Miami, una parte de mi siempre supo que si no me aceptaban en la academia más importante de todas huiría de nuevo a casa con el corazón roto. Pero ahora estoy aquí y tengo todo lo que siempre quise.

Abrí las pesadas puertas y el olor a vainilla, más el sonido de los ensayos en la parte superior me hizo sonreír y sentirme tranquila.

Escuché un chillido de emoción y varios brazos me estrecharon a la vez haciéndome quedar aplastada en todo el medio.

—¡Crissa! ¡Dios santo! ¿Tienes idea lo preocupadas que nos tenias? Vimos en las noticias el incendio que hubo en tu casa.

Yo asentí silenciosa mientras ellas se alejaban un poco para mirarme. Me veía diferente lo se, ninguna lo quiso admitir.

Metí un mechón rebelde que se salió de mi cabello amarrado, en mi oreja.

—¿Será que lo podemos hablar luego? De verdad estoy ansiosa por bailar. —mordí mi labio inferior—. Prometo contarles todo.

Todas, Paula, Kyane, Lauren, Riri y otras chicas nuevas que no conocía aún y que están en el cuerpo de ballet de San Francisco.

Vi a Vanessa entrenando a las niñas de ocho a doce años y cuando volteó a verme sentí lo mismo que sentía cuando ella me miraba con esos ojos tan duros. Ella me sonríe apenas y luego sigue a lo suyo.

Calenté media hora mientras veía como las chicas practicaban para una presentación en Moscú, iba a hacer una presentación de Anastasia. La animada musica se fundía con el movimiento de sus pies y lo delicado de sus manos.

El instructor era Wallace Emerson, un hombre que lleva años en el mundo del ballet y que por lo mismo no tenía contemplaciones de ningún tipo. Si hacías hasta el más mínimo error te sacaba de la línea de adelante y te ponía atrás.

Tenía miedo de que mi rodilla fallase. Cuando hice mi presentación para Julliard había quedado, pero mi oportunidad se esfumó cuando me llamaron a los ensayos y tuve este gran problema con Trent y mi rodilla.

Ahora solo haría presentaciones seguidas con la compañía de ballet de Vanessa. Y para ello tenía que pasar las pruebas que el instructor pusiese.

Las chicas se dispersaron para tener un descanso antes de empezar con los ensayos.

—Wallace es un ogro. —dijo con un resoplido Kyane cayendo a mi lado—. Jessica era mucho mejor.

Aunque viendo mis grandes posibilidades... Dudo que le caiga tan bien como las chicas.

—Pero no te preocupes Criss. —me tranquilizo Paula—. Te lo vas a ganar con actitud.

Lo dudaba pero en estos momentos lo que mejor me vendría era esto. Apoyo entre mis chicas del ballet. Todas abordaron al instructor y con gritos y señas le dijeron que yo era quien venía a hacer la prueba para estar en el mismo grupo que ellas.

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