Me dispuse a caminar a casa luego de la terapia física. Tenía mucho en lo que trabajar si quería poder seguir con mi vida de nuevo. Se podía decir que yo estaba totalmente en calma cuando me daban los resultados el primer día de terapia. Claro, me reprimían que no podía hacer esto, que no podía hacer aquello.
Estaba cansada.Me frustra tener que depender de esos resultados para poder volver a lo que era antes. Cuando llegamos Jared y yo hace unos días a casa hablé con mi familia y con Gwen, me puse al día con las chicas de la academia de ballet y digamos que no todo está yendo bien por allá.
Vanesssa se encuentra de mal humor últimamente debido a que siempre anda peleando con Jair –según las palabras de Lauren la Hermana de Gale–, y no lo oculta, no oculta el hecho de que está decepcionada por el hecho de que prefiriera mil veces a Jean Claire que a mi.
Aunque siendo sincera, desde que Jared entro por mi ventana hace más o menos unos meses, nada volvió a ser igual para mi. Era imposible evitar lo inevitable, sabía que por más que lo esquivaba más fuerte se volvía mi amor por el.
—¡Crissa! —una voz me saca de mis propios pensamientos y tardo en darme cuenta que es desde el otro lado de la calle de donde proviene. Un hombre cruza trotando casi como si no le temiera a los coches que no se molestarían en arrollarlo.
—Disculpa si te he asustado. —dice el hombre parado frente a mí como si nada. Como si yo lo reconociese, aunque algo en el me resulta familiar.
Me quedo callada detallándole de pies a cabeza, su cabello es como el caramelo se nota que lo ha teñido. Su nariz recta y tiene varias cicatrices apenas visibles en su rostro, tiene unos labios gruesos y atractivos pero no tan atractivos como los de mi novio.
Sus ojos, esos son los que captaron mi atención. Eran negros azabache.
—¿Graham? —murmure confusa. No estaba del todo segura, desprendía de él un aire peligroso y algo perturbador pero todo su gesto se derrumbó al sonreír. Se veía bien después de todo ese tiempo.
—Tardaste en reconocerme —me tocó la frente con sus dedos—. Aún vives despistada.
Me encogí de hombros restando le importancia al asunto.
—Sabes que nunca dejaré de ser yo. —le sonreí—. ¿Que haces por aquí?
—Estoy con mi hermana comprando unas cosas para cuando se mude a Boston a estudiar. —al otro lado de la calle había una boutique de ropa y artículos. Casi nunca me fijo en los lugares y esta no es la excepción, solo hago de mi rutina lo mismo de siempre sin salirme de ello.
—Vaya que bien. ¿Que tal tu vida de trabajo? —pregunte con una leve curiosidad desinteresada.
—Esta semana me toca boxear en el Madison Square Garden. —se río cuando vio el asombro en mi cara—. A todos les sorprende lo lejos que he llegado.
—Mmmm. La verdad es impresionante. —le contesto sin dejar de lucir impresionada.
— ¿Te molestaría si te invito por un café? —se inclinó levemente hacia mi con la cabeza ladeada y un gesto muy amigable. Miré hacia mi apartamento que no quedaba tan lejos, Jared no volvería hasta después de seis días y además... ¿Que daño puede hacer tomar un café con alguien que él?
Yo sonreí
—No para nada. —Graham correspondió mi gesto y ambos nos echamos a caminar cuesta arriba hasta un café a una cuadra de donde yo vivía.
Su hermana no nos siguió y la verdad yo no la había visto hasta que se acercó solo para decirle que iba a seguir comprando en las tiendas siguientes. Era casi parecida a el, solo que sus gestos eran más finos y lucia más seria que él. Nos instalamos en una mesa cercana a la ventana donde se veía la calle en normalidad con la gente normal que va a su casa, trabajo, clase...
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Una Vida Contigo
Teen FictionPorque para cada relación siempre habrá un límite, habrán peleas y en el caso de Crissa y Jared hay mucho más que eso. Tantos obstáculos que afrontar y tantos secretos que revelar. Ya no existe el juego y el amor los envuelve ahora, ¿serán lo sufic...