Capitulo Cinco

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No es del tipo de pesadilla.

Tampoco es algo como un mal sueño, por que cada recuerdo me ha hecho pensar que de verdad mis errores me llevaron a eso. Camine por la sala y quizás debajo de algún mueble debe de quedar algún fragmento de cristal.

Un cristal que describe como estaba a punto de ser asesinada por un hombre que fue un error irreparable en mi vida.

Jared me lo advirtió, me dijo que esto me haría daño. Estar sola me recordaría el pánico que sentí cuando ya no podía abrir los ojos. Mi rostro no era igual, tenía pequeñas cicatrices que me lo recordaban y aún sigue un poco hinchada con moretones apenas notándose.

Me abrace a mí misma.

Aunque me afecte, tengo que afrontar mis miedos y clavarle la espada a los demonios que habitan en mi cabeza, así darle fin a lo que me detiene.

Me arme de valor y llame a Gwen, es un poco tarde pero estaba segura que ella me escucharía.

—¿Estas despierta? Son las doce de la madrugada Crissa. —me di cuenta que estaba dormida por como su voz somnolienta me respondió.

—No puedo dormir.

Me abracé las piernas recostando mi espalda al sofá. Por los ventanales entraba las luces que jamás se apagan, la ciudad que casi nunca duerme y hoy se me ha pegado esa manía a mi.

—¿Quieres hablar de ello? —susurró.

—Brevemente diré que me hiere. —solté sin ningún apremio.

—Y porque te quedaste sola, sabes que podías venir a mi casa. —me reprendió—. Podías dormir con Giada en su habitación.

—Llámame terca Gwen. —susurré apenas con un poco de voz—. Pero quiero que este miedo que siento acabe.

Por qué lo necesito, es lo que me frena a seguir adelante en mis terapias. Aunque el ballet haya sido un capricho de mi madre cuando era pequeña poco a poco me fui introduciendo en este estilo de vida.

Una monotonía que casi se volvió mi propia piel.

—Si le contaba a Jared que me aterraba, el se habría quedado y no estaría en Bélgica para la exhibición a la que fue invitado. No puedo dejar que mis miedos lo mantengan atado a mi todo el tiempo.

—No quisiste que se quedara.

Gwen me conoce tan bien desde que eramos amigas en el jardín de niños. Que básicamente no podía mentirle.

—Sabes como soy. —klim se estiró en mis piernas y maulló fuerte—. Klim te envía saludos.

Ella se río.

—Eres imposible, ya mismo me pondré a hacer un café y hablaremos hasta que te quieras dormir. ¿Vale?

Sonreí.

—Gracias.

Hablamos por horas, hasta las tres de la madrugada que me fue imposible seguir despierta. Me contó de que se siente bien estando con Lorenzo, que ama a su hija y se siente feliz por el pequeño o pequeña que lleva en su vientre. Yo le conté todo sobre lo que ha pasado entre Jared y yo últimamente, y como era de esperarse ella no estaba de acuerdo con que Jean Claire le hable.

¿La verdad? No se que haría sin que Gwen estuviese allí para mi cuando más la necesito. Ella es mi hermana y aunque no la puedo ver tan seguido sigo sintiendo que esta amistad nada la va a acabar.

***

Varios días han pasado, el viernes llego y con ello mi firme decisión de ir a ver a Graham en acción. Las personas esperaban frente al Madison Square Garden y hacían una larga fila para entrar.

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