Capitulo Seis

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Jared estaba inmóvil, había un desastre en medio de nosotros pero el seguía ahí inmóvil.

Llegó apenas hace unas horas y junto con el entrar mi ira de desató más las horas que pasé sin dormir, parecía un león enjaulado a punto de comerse al humano que le da de comer. Poco a poco mi ira se fue calmando y me encontré sintiéndome tranquila, extrañamente tranquila con los brazos sobre mi pecho formando casi una red y mis ojos detallando cada respiración que el daba.

Al final decidí que me debía las explicaciones.

-¿Que hacía ella ahí? -mi garganta la sentía seca por las cosas que le dije y mis piernas aun temblaban mientras la adrenalina anterior se dispersaba.

Finalmente recibí un solo gesto de su parte, la desesperación lo carcomía.

-No lo se. -barrió sus manos por su cara-. No. Lo. Se.

-Te comento que no me fío de la fachada de santa que Jean Claire tiene y aun así sigues dejando que ella haga y deshaga cuanto le plazca.

El me escaneo, no sabía quién dominaba a quien en esta discusión. Pero lo que sí podría explicar yo es que nuestra relación se ha basado en cosas molestas que no hacen más que aumentar la desconfianza y se que en cualquier momento el sacará a flote mi encuentro con Graham.

Ahí sabré defenderme.

-¿Y que hay de ti? -se acercó a largas zancadas a mi, dejándome ver de cerca sus ojos tono azulado entre oscuro y celeste-. ¿Porque no me contaste que Graham te invitó a salir?

-Porque no tengo que darte explicaciones de quienes no considero nada más que mis amigos. -me enfoque en sus ojos-. Tampoco es que hubiese hecho algo malo como besarme con el o tener sexo. Hasta quise que ligara con Paula.

Rápidamente su expresión bajó.

-No tengo motivos para serte infiel. -le respondo con pequeñas lágrimas asomándose en mis ojos-. No cuando me costó tanto tenerte.

Se quedó en silencio.

-Y aún así no entiendes que no me gusta que Jean Claire este tan cerca de ti. Tan solo quiero que me expliques que hacia ella ahí. - respire profundo solo una vez para así evitar evocar más lágrimas.

Jared se tocó con cansancio el cuello antes de empezar a hablar y no hizo más que enardecer aún más el fuego que tenía dentro de mí.

-No se como supo en que bar estaba. No he hablado con ella desde hace días. -me miró a los ojos con culpa-. Hasta que me di cuenta que estaba a mi lado y empezó a contarme lo mal que se sentía y que el embarazo estaba haciendo que Jair la tratase mal. De pronto empezó a llorar así que la consolé como el amigo que siempre tuvo.

-Muy generoso de tu parte. Si. -comenté con sarcasmo-. También pudiste haberle dado un beso y llevarla a la cama.

-Pienso que estás siendo muy dura.

Enseguida comiéndome su mirada como se come una tarta de limón muy agrio, no deje de mirarlo ni un momento.

-Y yo pienso que no te has dado cuenta aún que esa misma mujer hizo cosas que a mi vista son imperdonables, pero por lo que puedo notar tu no tienes el uso de razón muy bueno.

Se alejó de mi solo unos cuantos centímetros para así caminar de un lado a otro en la habitación.

-Jamás lo vas a entender. -me respondió al final.

-¡Entonces explícame mejor que no entiendo! -explote de nuevo porque estaba harta de rodeos.

-Ella estuvo para mi cuando me diste la espalda.

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