Una Vida Contigo

Capítulo Quince

Jared.

La ayude a subirse a la motocicleta y luego yo me subí. Pensé en contarle a donde iriamos, pero luego me di cuenta que perdería la esencia de ser una sorpresa.

—Espero que me lleves a tu casa o a mi habitación. —me reí cuando comprendí el mensaje oculto bajo sus palabras.

—Creeme a donde te voy a llevar supera todos tus lugares favoritos. —la motocicleta se encendió en un rugido fuerte y gratificante.  Tome la vía con total rapidez y el aire del mar daba de lleno en nuestros rostros.

—Reconozco ese olor. —dijo ella a mi oído suavemente—. Me intrigas Ford.

Yo me reí.

—No más de lo que me intrigas a  mi señora Ford.

No lo pensé, no pensé que cuando la vi por primera vez iba a llegar a esto, que un simple juego de seducción y lujuria pasase a esto. Ella tenia los brazos aferrados a mi cintura, sus ojos vendados y sus labios en mi cuello. Me tomaría mi tiempo con total tranquilidad y haría de esta noche la mejor de todas.

Cuando aparqué en el sendero hacia la casa de la playa de sus padres, la ayudé a bajar y tomo mi mano con fuerza. No se que estará pensando pero tengo claro que ya se habrá hecho una idea de a donde la traje.

Le quité la venda y me miro con los ojos iluminados por los faros que habían en el sendero.

—Sabia que me llevarías a donde comenzó todo. —se acercó a mi. Atrapó mis labios con los suyos y hubo un breve momento colgado en el tiempo y espacio que solo estábamos así, mirándonos a los ojos antes de que el roce se convirtiese en algo mas intenso.

La guíe hasta cruzar el sendero cuando nuestros labios nos obedecieron a regañadientes. Yo tenia planeado hacer de esto algo mágico, suena muy cursi pero estoy intentando hacer lo mejor que puedo. En un instante ella estaba con su mano en la mía y a la siguiente ya estaba corriendo hacia la puerta principal y retandome a seguirla.

Corrí tras ella.

—No vas a escapar cariño! —ke grité cuando entró riéndose.

La vi en la entrada, su rostro iluminado por las velas en la oscuridad. Me tome mi tiempo para planearlo, se que ella quería un viaje por el mundo o algo mas y estoy seguro de que la impresioné demasiado.

Mis brazos aprisionaron su cintura, para pegarla más a mi y mirarla los ojos.

—Me encanta. —susurró—. ¿Cuanto tiempo te tomo?

—¿La verdad? No mucho, Lorenzo me ayudo en todo. —toqué con mis dedos su cuello y parte de la mejilla izquierda.

—¿Entonces que haremos? —se acercó con sus labios casi pegados a los mios—. Estoy segura que la escena de la ducha estará bien.

—¿Y si lo tomamos con calma? —le pregunte jugando un poco con el roce de sus labios.

—Sabes que es una pregunta estúpida. —susurró sonriendome—. Y mas cuando han sido ya muchas las veces en las que me has tenido.

Nos besamos, no como las demás veces, ni mucho menos con esa necesidad primitiva que nos lleva a la lujuria. Esta vez era diferente, sabia a una vida entera dependiendo de cada paso que demos, ese beso sabia a algo mucho mas extraordinario.