🌾 Unzerbrechlich

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- ¡Señor! ¡Al fin recuperó la conciencia!-exclamó Bárbara con alivio- Vicent, trae agua tibia.

- No puedo creer que esa mujer llegaría hasta tal punto.

- Logramos llegar a tiempo. Él estaba actuando muy extraño últimamente, creo que desde que esa chica llegó a la casa.

-¿Te refieres a la señorita Emma?-preguntó Vicent con el vaso de agua en sus manos-

- No te pedí un vaso, el agua será para su frente.-rió Bárbara buscando un paño-
Y sí, me refería a Emma. Al parecer la conoce desde hace mucho y no quiere que ella sepa de quién se trata.

- Aún antes de su llegada el amo ya se encontraba muy mal de salud. Como estuviste fuera no te diste cuenta.

- ¿Era un resfriado o...?

- Más que eso, no podía dormir y tampoco comía lo necesario.
Se encerraba más que de costumbre en su oficina, incluso vi que él empezó a...

- Vicent, es suficiente.-interrumpí intentando levantarme-

- Señor, no debe esforzarse. Se encuentra muy débil.

- Descuida Bárbara, ya me siento mejor.

- Discúlpenos señor...-dijo Vicent acercándose- No debimos dejarlo solo ni permitir ninguna clase de bebida sospechosa dentro de la casa.

- Fue mi descuido, no te culpes. ¿Qué me sucedió? -pregunté aún mareado con la mano en la sien-

- Entramos cuando escuchamos que la botella de vino cayó al suelo y se rompió.

- La señora estaba en mal estado y vimos que usted no podía moverse.

No recuerdo mucho de lo que sucedió luego de que Aishe se me lanzara encima.
Solo recuerdo que me sentía muriendo, y llamaba a Emma con una voz casi inaudible.

- Emma... ¿Ya despertó?-pregunté preocupado, sintiendo una punzada en mi pecho-

- Sí, preguntó por usted y le dijimos que no se encontraba.-respondió Bárbara-

- Quiero verla.

- No puede moverse de aquí. Su estado de salud es terrible, si sale ahora tendrá que reposar más tiempo.

-Tengo que verla... quiero hablar con ella.-respondí levantándome con dificultad-

Cogí mi máscara y mi capa, abrí la puerta y salí de mi habitación.

- Esta casa es enorme...-susurró Emma mirando alrededor-

Es tan hermosa cuando se encuentra distraída.

Me miró con sorpresa y saludó.

- ¡Buenos días señor Minerva!-sonrió- Pensé que había salido, por eso quise pasear por los alrededores. Lo lamento.

Algo había cambiado en aquella sonrisa.
No me era familiar.
No era de Emma.

- No te preocupes, esta casa es enorme. ¿Te gustaría ver el jardín?-pregunté evitando mirarla a los ojos-

- Sí, ¡Me encantaría!
Pero por cierto... ¿se encuentra bien? Está muy pálido.

Me detuve a ver ese anillo en su mano, pero no estaba ahí.
¿Habrá sido una pesadilla?

- ¡Señor Minerva...!-gritó acercándose asustada-

Caí al suelo producto de los constantes mareos que tenía casi continuamente.

Ode to deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora