Capítulo 2

597 39 4
                                    

Los pocos rayos de luz llamaban la atención de Eren, habían aparecido tan solo minutos atrás, creyó que no vería más la luz, sin embargo ahora se asomaban para jugar con él, aunque sus manos atadas le impedían tocarlos, se limitaba a mirar en silencio, se volvería loco si empezaba a conversar con quien no responderá jamás.

Había despertado horas atrás, no sabía donde estaba, pero su alrededor se veía descuidado, ni una sola ventana y un suelo duro de piedra. Estaba vacío y un fuerte silencio convertía el mínimo sonido en un ruido espeluznante. Sus piernas estaban atadas a cadenas, no le prohibían caminar, sin embargo su cuerpo aún débil sí lo hacía. Sus manos estaban también sujetas entre sí con una soga que fácilmente podría quemar y liberarse pero no lograría escapar con esa azaña.

De repente escuchó el sonido de la madera generado por la presión que alguien ocasionaba con sus pasos sobre ella. Era un rechinido que atormentaba los oídos de Eren. Poco a poco eran más fuertes hasta que instantáneamente cesaron, había llegado hasta donde Jeager estaba. Frente a él estaba un hombre bajo, piel pálida y cabello negro, su rostro apenas se diferenciaba de entre la oscuridad siendo los rayos de luz insuficientes para iluminar la totalidad de la habitación. Una silla de madera fue golpeada contra al suelo y en esta el sujeto tomó lugar. Sería ahora un Ackerman quien dictara las reglas.

–Acércate.– Ordenó, era una voz grave e imponente que no ocasionó más que temor. Enseguida el castaño obedeció.

A continuación no haría más que alimentarlo, cargaba vegetales que de alguna granja había robado. Una zanahoria cruda sería su aperitivo del día y no se le permitiría queja alguna, sin embargo no sería necesario hacerle saber esta regla a Eren para ya conocerla, simplemente entendía que debía aceptar todo aquello que le asegurara vivir.

–Abre la boca.

Y eso hizo. El contrario introdujo la zanahoria en su boca con la mayor agresividad, la había introducido por completo, su garganta empezó a carraspear, e incluso llegaba a ser doloroso, sentía que se ahogaba, aunque el riesgo era poco. Era una sensación asquerosa con la que quería terminar pronto, pero eso estaba fuera de las manos del joven. Levi lo observaba en silencio, satischecho al no ver lucha por parte del contrario y tras el paso de segundos decidió soltar la verdura, siendo esta escupida inmediatamente.

–Imbécil.– Habló Levi poniéndose en pie. Alzó la silla y la dejó en donde antes estaba. –Muérete de hambre ahora.– Dicho esto se fue.

Eren se quedó cabizbajo, sentía impotencia a la vez, quería escapar en ese mismo instante, sin embargo mantenía la esperanza de que las tropas reales ya estarían buscándole y pronto sería encontrado. Sin embargo no sabía cuánto más era capaz de resistir, jamás había luchado y sus entrenamientos eran pobres, no se había preparado para una vida fuera de un palacio y mucho menos para estas condiciones.

No se movía de donde Levi lo había dejado, sin darse cuenta algunas lágrimas habían brotado de sus ojos y siquiera tenía la capacidad de limpiarlas de su rostro.

Pocas veces lloraba, la última vez había sido tras el recuerdo de su madre ya fallecida. Esta vez sentía temor. Nadie estaba preparado para morir y Eren sabía que era seguro que pronto lo haría, sin embargo el tan solo estar ahora lejos de la libertad era suficiente motivo para ganar sus lágrimas.

Se negaba a cerrar sus ojos, pues hacerlo le traía de regreso los últimos recuerdos en el aposento real, veía las luces y la multitud de personas en las afueras al asomarse por el balcón, la última imagen fueron los ojos de la chica, atrás suyo podía ver el jardín que al amanecer mostraría sus más bellos colores, pero ahora todo aquello eran sólo recuerdos que su mente traía de vuelta para hacerlo extrañar su hogar. Baja la mirada al pensar en su ingenuidad al entregar su confianza a una desconocida cuyo nombre jamás supo, sin embargo la culpa la habían tenido aquellos quienes en contra de la corona habían atentado, pero entonces ¿Por qué había sido él? ¿Por qué no su hermano?

Seguramente el rey estaría ahora grave, preocupado por el paradero de su cómplice más pequeño y con quien por horas salía a jugar en los pasillos de palacio o a hacerle bromas a quienes consideraban más cercanos y su sangre no era noble. En ocasiones se escabullían en los más insólitos rincones del palacio para así escapar de sus obligaciones, que como todo niño, iba a despreciar. Compararse justo ahora con su hermano los dejaba en una balanza completamente desigual, sin importar cuan alterado estuviera ahora aún gozaría de los privilegios por haber nacido como un Jaeger, tales privilegios ahora habían sido arrebatados a Eren, despojado de sus derechos y humillado en silencio por su pueblo.

Un calor infernal formó parte del ambiente, su cuerpo empezaba a sudar, pero siquiera era capaz de quitar su camisa hecha de una gruesa tela que lo protegía de la brisa de la noche, pero poco útil para la mañana. Su impotencia lo hacía quejarse mentalmente, seguramente estaría gritando y guardando cada una de las emociones de las que era mejor privarse, sin duda odiaba eso. Quería sumergirse en una tina llena de agua helada o simplemente nadar en el río como cuando era pequeño. Ahora cada uno de esos recuerdos llegaban a su memoria y le hacían pensar que pronto moriría, esa idea no era capaz de desecharla.

Escuchó su estómago rugir acompañado de un leve dolor de cabeza, aunque estos no relacionados. Necesitaba comida, solucionar uno de sus problemas, pero ahora solo se mantenía en compañía de la zanahoria que minutos (o tal vez horas) había escupido. Si daba unos pasos a ella lograría alcanzarla, pero hacer esto era imposible sin sentir el más ligero dolor en la parte de su estómago, su herida estaba aún presente, aunque claramente tratada.

Se puso de rodillas con su objetivo en frente, gatear parecía poder restarle complejidad a la tarea y así fue, sin embargo el dolor aún se mantenía. Había también logrado ganar algunos raspones en sus rodillas las cuales tenían un leve sangrado y generaban ardor, pero nada de eso importaba, lo había logrado. Aunque la incapacidad de sus brazos le impedía sólo tomarla, no tuvo más opción que llevar su boca a ella, sus labios tocaron suelo y pensó el sinnúmero de roedores que pudieron haberse paseado por ese sitio, lo volvía asqueroso, pero necesitaba alimento. Dio una primera mordida y en ese instante una lágrima escapó de su ojo, invadiendo ahora su mejilla y finalmente caer al suelo.

No comería más, aun si sabía que una sola mordida no era capaz de burlar a su estómago, pero no podía continuar. Era humillado frente a un público ausente y no lo soportaba, un dolor en su pecho lo allanó, simplemente harto de la situación. Y no tuvo más opción que cerrar sus ojos con la esperanza de que todo haya sido parte de una pesadilla.

Captive | Levi ˣ ErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora