Capítulo 9

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Los ojos del príncipe se pasearon por el cuerpo de Ackerman, no sorprendido, sino asustado. Tragó saliva, sentía su corazón a punto de salir de su pecho. Frotó sus ojos esperando que todo fuera una alucinación. Su cuerpo lo obligaba a espacapar, pero su mente lo retenía ahí, sabía que saldría herido, por lo que solo buscó alejarse cuanto podía de la figura femenina. No era la primera vez que lo veía asemejarse a una mujer, pero esta vez podía verlo con claridad. Sentía temor, esa persona lo había llevado lejos de todas sus comodidades, el rostro que una vez le sonrió le había arrebatado su vida. Porque para Eren había una clara diferencia entre ambos, Levi jamás le mentía, Levi lo cuidaba, Levi cumplía sus promesas, Levi no era ella.

–A-Aléjese, por favor. – Sus manos temblaban, su mirada reflejaba miedo. –No me haga daño, no me lastime.– Suplicaba.

De repente su rostro se llenó de lágrimas que caían de sus ojos. No dudaba en que esa mujer llegaría y lo lastimaría, abriendo la herida que Levi había estado cuidando.

–Mocoso, si perdemos tiempo en tus berrinches no comerás.– Amenazó el pelinegro con enojó, no comprendía la repentina reacción que el contrario tenía, pero le molestaba presenciarlo.

Con agresividad tomó el brazo derecho de Eren, quitó una de las esposas de su mano y colocó esa misma en su propia muñeca, de esa forma quedarían unidos, sin embargo la longitud de la cadena les permitía distanciarse por pocos metros.

Listo para continuar su camino le ordenó al castaño que se levantara, pero este seguía lo suficiente asustado como para moverse. Las lágrimas aún resbalaban por sus mejillas. Levi no tuvo más opción que forzarlo a caminar, lo empujó y dejó caer del carruaje, llevándose un fuerte golpe contra el suelo.

–Muévete.– Habló con firmeza y molestia mientras que se dirigía a la parte delantera del carruaje.

Al verse obligado, Eren lo siguió y ocupó el lugar donde antes estaba. Esa sonrisa al ver el paisaje había desaparecido, la tranquilidad momentánea terminó. El resto del viaje la pasó en silencio, callando sus propios sollozos de los cuales se avergonzaba.

–Toma la cadena y enróllala a tu muñeca.– Ordenó, su voz ahora se escuchaba más calmada.

Eren obedeció a su orden, incluso tenía cuidado de no lastimar al contrario. Parte de la cadena aún era visible, Levi al notar esto apoyó una de sus manos en el asiento para acercarla a él, pero la distancia entre ambos era notoria.

–Acércate y continúa.

El castaño volteó a verlo, algo dudoso se acercó, dejando poca distancia entre ambos, continuó enrollando la cadena hasta que esta no le permitió más.

Hubo silencio, tan solo el trotar de los caballos y las ruedas del vehículo se escuchaba. Eren se dedicaba a limpiar el rastro de lágrimas que había dejado en su rostro, si recordada su promesa se odiaría ahora, pero su mente estaba ya agotada.

Kilómetros después el paisaje cambió, en medio de la nada, Eren se topó con una gran construcción de madera. Algunos carruajes estaban ahí también y al frente un letrero que le indicaba que se trataba de un comedor. Levi detuvo el vehículo frente al local, antes de bajar acomodó la capucha del príncipe, se aseguraba de que su rostro estuviera protegido, aunque estaban tan lejos que nadie ahí podía haber visto antes el rostro de algún miembro de la familia real de Marley.

–Cuando bajes tendrás que ayudarme.– Ordenó. Ahora habrían miradas sobre ellos, debía empezar con su actuación, la cual se complicaba con un novato a su lado.

Eren bajó del carruaje, con la mano en la que llevaba las cadenas esperó al contrario. Levi la tomó con suavidad y no la soltó, pues de esa forma la manga de su vestido sería de ayuda para ocultar las esposas. Ambos caminaron hasta la entrada, pero incluso ya habían algunas miradas  puestas sobre ambos a través de la ventana.

–Vamos por allá.– Levi señaló una mesa disponible, pero esta vez su voz era más suave y aguda, tenía esa gentileza que tanto asustaba al menor.

Ocuparon un lugar al lado de la pared, uno sentado al lado de otro, en tanto sus manos se mantuvieran debajo de la mesa siquiera tendría Levi que preocuparse por que fueran descubiertas las cadenas.

–Usted... Es Levi ¿verdad?– Preguntó en voz baja el menor, se mantenía cabizbajo en todo momento.

–Sí.

Esa respuesta llenó de alivio al príncipe, sin embargo tenía aún más dudas.

–¿Por qué se disfraza de esa mujer?– Pues estaba convencido de que eran distintas personas.

Pero no obtuvo respuesta, fue interrumpido por un mesero que les atendería. Levi ordenó por los dos y minutos después se encontraban nuevamente solos.

La mano de Levi se posó sobre la del menor, era notablemente más pequeña y pálida, entrelazó sus dedos, generando en Eren un escalofrío que recorría su cuerpo entero.

–Deja de hacer preguntas estúpidas.– Respondió en voz baja, aunque aun mantenía la agudez en su voz. Al mismo tiempo presionaba con fuerza la mano ajena, causándole a Eren un fuerte dolor que no tardaría en desaparecer.

Pronto la comida estaba servida en la mesa. Para Eren un plato con carne y verduras, sus ojos parecían brillar al ver esto, se obligaba a no cansarse de lo que era alimentado, pero no podía compararlo con lo que estaba ahora frente a él. Ansioso por dar el primer mordisco alzó su brazo derecho con la intención de tomar un tenedor, pero la cadena que los unía se lo impedía.

Esperó unos segundos, tragaba saliva con la sensación de haber probado de la carne, pero hasta ahora no había dado un solo bocado.

–Levi.– Le llamó en voz baja y obtuvo su atención de inmediato. –No puedo cortar la carne con una sola mano, pero de verdad quiero comerlo.

El pelinegro en cambio tomaba una sopa, por lo que no tuvo problema alguno al sostener una cuchara. Dio un suspiro al escucharlo, pero entendía su problema.

–Tómala con la mano y la cortas con los dientes.

Aquel acto sería prohibido para cualquier persona de la alta clase, rompía con una regla de la ética. Pero su mente ahora confusa le traía a su memoria los recuerdos más recientes, "ya no era un imbécil con corona."

Tomó la carne con su mano y la llevó a la boca, el primer bocado habría sido el más placentero, no sabía cuando probaría algo parecido de nuevo. Extrañaba el sabor de la carne, incluso si ya no lo recordaba.  Comía con rapidez, pues no quería esperar un solo segundo para poder dar otro mordisco. Las verduras también eran buenas, estaban cocinadas y además bien cortadas, no se comparaba con las que solía alimentarse.

Al terminar, Levi le extendió una servilleta de tela con la que pudiera limpiar su mano.

–Gracias, la comida estaba deliciosa.

Nunca antes había agradecido. No había sido un mal príncipe, nunca fue descortés, tampoco abusó de su poder o creía ser merecedor de todas sus riquezas, su único pecado habría sido acostarse con cada mujer que le diera la oportunidad, sin embargo había sido educado para no agradecer. Su madre solía repetirle esta palabra cuando apenas era un niño, pero una vez muerta, las institutrices se habrían encargado de enseñarle que un príncipe no debía agradecer a un sirviente.

Pero ahora agradecerle a Levi no había meritado un esfuerzo, simplemente lo hizo.

–Vamos.– El pelinegro simplemente se levantó de la mesa sin dar respuesta a esas palabras. Dejó sobre esta una pequeña bolsa de tela con monedas dentro.

Luego de salir subieron al carruaje y retomaron su camino.

Captive | Levi ˣ ErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora