Capítulo 4

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Cuando Eren abrió sus ojos se topó con Levi observándolo, recostado a una pared esperando a que despertara. Frente a él una cubeta con agua que lo esperaba para asearse. Internamente agradecía que le diera la oportunidad de hacerlo, pues no acostumbraba a largos periodos sin lavar su cuerpo. Sin pensarlo se levantó y caminó hacia él, estaba a pocos centímetros de llegar cuando fue detenido por las cadenas que lo sostenían en sus tobillos.

–¡Idiota!–Se dijo Eren a si mismo. Tuvo que adivinar que no sería tan sencillo. Estaba cerca, pero no lo suficiente para poder tomar el borde de la cubeta y arrastrarla a él.

–Quítate la ropa.–Pidió Levi, quien no apartaba la mirada del contrario. Se cruzó de brazos y esperó a que lo hiciera.

Empezó por quitar su camisa que en un principio fue blanca, pero ahora tenía manchas de sangre que provenían de su abdomen y polvo que obtuvo al acostarse en el suelo. Hasta ese momento no se había percatado que usaba ropa ajena, sin saber cuando ocurrió el cambio y mucho menos el paradero de sus prendas. Dejó ver su piel desnuda, que de no ser por la venda que lo rodeaba sería atractiva. Bajó después su pantalón y ropa interior, no tenía miedo a ser visto desnudo, con constancia la servidumbre lo hacía para cumplir con sus labores y servirle al príncipe.

–Quita esa mierda también.–Habló el pelinegro señalando la venda que tanto le molestaba. Y Eren sin queja alguna obedeció. La herida era profunda, dejaba marcas incluso al rededor de ella, era dolorosa.

–Lava esa porquería, si aún queda agua puedes lavarte.–Dicho esto empujó con su pie el balde hasta acercárselo al castaño. Este asintió con la cabeza.

Se sentó en el suelo, la sensación de la suciedad del piso contra su cuerpo al descubierto era desagradable, pero soportarlo era todo lo que podía hacer. Tomó una de las prendas y la sumergió en el agua, restregaba luchando por quitar las manchas que tenía. No era una actividad que disfrutaba, sin embargo las circunstancias lo hacían cambiar de parecer, mantenían su mente distraída. Al finalizar sonrió para si mismo como respuesta instintiva, lo había logrado y aún había agua que utilizar, claro que esta contaminada.

–Lava esto también.–Levi le arrojó un trozo de tela, era blanca y parecía ser arrancada con descuido de alguna camisa, pero estaba limpia, fue lo que más le sorprendió. La sumergió en el agua y después escurrió, al terminar se la extendió al contrario quien sin queja la recibió.

El resto del agua lo vertió en su cuerpo, estaba fría y de inmediato se estremeció como respuesta, quería cubrirse pero toda su ropa estaba mojada también. Una vez que había logrado acostumbrarse empezó a frotar con su mano toda su piel hasta terminar. Sin más que hacer bajó su cabeza y se mantuvo observando las irregularidades del suelo.

–Levántate.

Eren se puso de pie, pero se mantenía cabizbajo. Tragó saliva al darse cuenta que la figura al frente suyo se acercaba a él, era más pequeño y aún así lograba intimidarlo, realmente no se había percatado de eso hasta ahora que estaban frente a frente. Pudo ver las manos del contrario sostener aún la tela y como estas se aproximaban a su miembro, apartó la mirada, no quería saber lo que haría. Fue envuelto por el tejido en la zona, más que incómodo fue desagradable, era frío y no quería ser tocado. Las manos de Levi se deslizaron por el pene hasta que rozaron con la parte baja de su abdomen.

Eren cerró sus ojos, asqueado por la sensación que le generaba. Un hombre lo tocaba, no quería permitírselo, pero actuar contra él le atemorizaba. Levi se agachó, se puso de rodillas sobre una de las camisas recién lavadas, se acercó solo un poco e introdujo el miembro ajeno en su boca. Un quejido obtuvo por parte de Eren, fue inevitable contenerlo. El más pequeño empezó a lamer con su lengua, aun con la tela evitando el contacto directo entre ambos el castaño  sentía asco. Sonidos húmedos por la acción y los gemidos de los dos era todo lo que se escuchaba en la habitación, y un eco generaba que se repitiera una y otra vez molestando más al príncipe.

En cambio Levi no parecía desagradarle, quizás su mayor recompensa era ver la expresión del contrario que tan solo repudiaba sus acciones. No era algo que el pelinegro no supiera hacer tampoco algo que Eren no haya experimentado antes, pero era un hombre y eso era suficiente para querer rechazarlo.

Cuando finalmente se detuvo Levi, el castaño pudo estar aliviado, aquella tortura había acabado, pero la incertidumbre de no saber si volvería a repetirlo en los próximos días le ocasionaba un inmenso temor. Si su padre tuviera que haber presenciado una escena así sería castigado, y por ley lo sentenciarían, había participado en actos homosexuales, incluso si era en contra de su voluntad.

Entonces... Lo había convertido en un criminal, incluso si escapaba Levi podía hablar, no podía asegurar la presencia de testigos, pero afirmar con seguridad la inexistencia sería una falacia, no podía saberlo. Ahora mismo era una víctima, pero a la vez debía escapar de la ley. No dudaba en que fuera todo esto parte de un plan, pero ahora más que nunca sabía que estaba atado, no importaba como actuara, nada lo llevaría a la salida.

–La próxima vez no te contengas.– ¿Acaso quería provocarlo? Pues fue un comentario humillante.

–¿Cuándo me dirás tu nombre?– Preguntó una vez más antes de que fuera a irse, esta vez esperaba una respuesta clara.

–Levi, Levi Ackerman.

Eren tragó saliva al escuchar decir su nombre, pues inmediatamente reconoció al apellido que ahora resonaba en su cabeza. Supo en ese instante que todo era parte de una venganza en contra de su familia y era él quien debía pagar por toda la descendencia Jaeger.

Captive | Levi ˣ ErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora