Hermione no tardó en comenzar a decir a Harry, Ron y Eira que debían comenzar a estudiar para los exámenes cuanto antes. Por más que ésta última le decía que no necesitaba estudiar tanto, Hermione no la escuchaba.
—Son exámenes muy importantes —repetía—. Necesitamos aprobarlos para pasar a segundo curso.
A Eira le molestaba escucharla recitar los usos de la sangre de dragón y verla practicar con la varita cada vez que estaban juntas, de modo que comenzó a juntarse más con los miembros de su casa, algo que no pasó inadvertido para ninguno de sus amigos de Gryffindor, especialmente para Harry, quien no quería verla alejarse.
—Iremos a ver a Hagrid esta tarde —comentó un día el chico, tratando de hacer que la joven volviese a pasar tiempo con ellos. No le gustaba verla rodeada de personas de Slytherin, a pesar de saber que era la casa a la que pertenecía—. Creemos que esconde algo sobre dragones... le hemos visto buscando libros sobre el tema en la biblioteca.
—He quedado para ayudar a Theodore con Encantamientos —se excusó ella—. Tiene algunas dificultades, espero que lo entiendas...
—Claro —se apresuró a contestar el azabache, con la decepción reflejada en su tono y en su expresión. Le hubiera gustado pasar la tarde con Eira.
La joven, tal y como había dicho, pasó la tarde con Nott, ayudándole a practicar varios encantamientos con los que el chico estaba teniendo dificultades. Eira le explicó con paciencia cómo mover la varita y cómo pronunciar exactamente cada uno de los encantamientos hasta que, al final de la tarde, Theodore había logrado poner en práctica todos a la perfección.
Eira estaba exhausta cuando llegó al Gran Comedor para cenar, y se dejó caer en un banco de la mesa de Gryffindor, entre Harry y Ron. Quería saber cómo les había ido la tarde, y ellos no tardaron en contarle todo, emocionados.
—Hagrid ha admitido que su perro guarda la piedra, y dice que nadie, excepto Dumbledore y él mismo, sabe como burlarlo...
—Hay más encantamientos; los profesores han ayudado a proteger la piedra. Snape es uno de ellos...
—Hagrid tiene un huevo de dragón ilegal.
Aquello captó por completo la atención de la joven. Sus padres siempre le habían enseñado que un dragón no era una mascota, que debía tener cuidado con ellos. Además, era ilegal tener un dragón en casa: el Ministerio de Magia penalizaba severamente aquellos delitos. Hagrid vivía en una cabaña de madera, y no era un buen lugar para criar a un dragón, más aún sin tener experiencia...
—¿Cómo lo ha conseguido? —se interesó.
—Jugando a cartas mientras tomaba unas copas —respondió Harry—. Se lo ganó a un desconocido. Dice que nos avisará cuando vaya a salir del cascarón...
—Me gustaría verlo —dijo rápidamente Eira—. Nunca he visto algo así...
No comentó con nadie de su casa lo que le habían dicho. La noticia de que el dragón estaba a punto de salir llegó por medio de una nota que Hedwin llevó a Harry durante el desayuno. Eira fue rápidamente informada, y acordaron ir a visitar a Hagrid durante el recreo de la mañana, dado que Hermione se negaba a perder clases.
Eira se unió a sus tres amigos de camino a la cabaña. Hagrid los esperaba fuera, excitado y radiante.
—Ya casi está fuera —dijo cuando entraron.
El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.Todos acercaron las sillas a la mesa y esperaron, respirando con agitación.
De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era exactamente bonito. Eira pensó que parecía un paraguas negro arrugado. Sus alas puntiagudas eran enormes, comparadas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones.
Estornudó. Volaron unas chispas.—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Éste le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos.
—¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá —dijo Hagrid.
—Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana.
—¿Qué sucede?
—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el colegio.
Eira se asomó a la ventana y reconoció de inmediato a quien había estado observando. Era Draco. Lo habría reconocido en cualquier lugar.
El dragón, al que Hagrid llamó Norberto, creció rápidamente durante los días posteriores. Tras mucho insistir, los chicos lograron que él guardabosques aceptase llevarlo a Rumanía con el hermano de Ron, Charly, que estudiaba dragones.
Mientras tanto, Eira trataba de hacer entrar en razón a Draco.—No se lo cuentes a nadie —le pedía—. Draco...
El rubio ignoraba sus peticiones. Quería pillar a Harry Potter haciendo algo indebido, y para ello podía incluso hacer que castigasen también a la que consideraba una prima.
Sin embargo, Orión no tardó en percatarse de que algo sucedía, y Eira descubrió con horror que el chico amenazaba a Draco. Descubrió al castaño apuntando al rubio con la varita mientras lo empujaba contra la pared, en las mazmorras.—Si la metes en problemas, te haré sufrir tanto que desearás estar muerto —susurró Orión.
Al ver a Eira paralizada observando, la saludó con un asentimiento de cabeza y se marchó. La bruja, lejos de ayudar al rubio, dio media vuelta y se marchó también, furiosa por la situación.
El día que sacarían a Norberto del castillo y que lo recogerían los amigos de Charly, Eira se levantó antes de medianoche. Pero no llegó a salir de su sala común, porque encontró ante ella a Black cortándole el paso.
—Tengo que irme —comentó ella, tratando de pasar junto al chico.
—Acaba de salir Malfoy —replicó él—. ¿Sabes lo que eso significa? Que esta noche descubrirán a tus amigos, y los castigarán.
—Tengo que ir con ellos. Les he dicho que...
—Creo que no lo comprendes, Eira —dijo Orión con tono serio—. No vas a salir de aquí esta noche.
Sacó su varita y la apuntó. Eira sabía que, si hacía algún movimiento para sacar la suya, Black no dudaría en actuar, por lo que no tenía más opción que hacer lo que decía. Presentía que hablaba en serio y no dejaría que saliese.
Ambos chicos permanecieron durante unos segundos mirándose fijamente, hasta que Orión se sentó en una de las butacas junto al fuego, sin bajar la guardia. Sabiéndose derrotada, Eira se sentó en otra butaca a su lado, y ambos contemplaron durante unos largos momentos las llamas de la chimenea.—¿Por qué lo haces? —preguntó ella finalmente sin mirarlo.
—No quiero que te castiguen a ti también —respondió él—. Quieras o no, voy a protegerte... aunque deba hacerlo de ti misma.
La bruja no respondió. Solamente se quedó mirando las llamas junto a Orión hasta que el sueño la venció y se quedó dormida. Lo siguiente que supo fue que había despertado en su cama.
ESTÁS LEYENDO
Eira en Hogwarts✔️
Fanfiction[EeH #1] Que Harry Potter y el hijo de Voldemort estén en el mismo curso parece una bomba de relojería. Pero si además está Eira Sayre de por medio, todo puede explotar en cualquier momento. Eira, una Slytherin cuya familia esconde varios secretos...