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Jimin no recuerda en qué momento comenzó a despertar exactamente. Suponía que en algún punto medio entre el aroma a tocino sacudiendo su apetito, el ruido lejano de la cocina en movimiento, o el sol entrando por la ventana. El punto era que estaba despertando..., y no tenía ni la menor idea de dónde estaba. 

Al menos no por los primeros dos minutos que tardó en despabilar sobre las sábanas desordenadas; después de sentarse con las manos entre sus piernas, mirando la pared y la ventana a su costado. Fue entonces cuando Jimin alzó sus manos a cubrir su rostro.

Yoongi estaba en el departamento.

Se sentó a la orilla del colchón, mirando el cobertor en el suelo y una única sábana arrugada a los pies de la cama. Se pasó las manos por el cabello y suspiró. Dudaba que Yoongi no supiera de su presencia en el dormitorio, pero siempre había una pequeña posibilidad para todo, e imaginarse enfrentarse a toda la cantidad de preguntas que podría o no soltar el alfa al pillarle saliendo de su cuarto le abrumaban la somnolencia. 

Terminó arrastrando los pies a la cocina de todos modos, ordenándose el cabello y esperando no lucir ninguna marca de almohada en la cara. 

En la sala notó la claridad del día. La televisión estaba encendida a un volumen bajo en un noticiario de veinticuatro horas. Jimin comenzó a moverse lento en cuanto se paró a un costado del espacio abierto de la cocina, viendo a Yoongi. El alfa estaba de espaldas a él y concentrado en picar algunas frutas.

—Sigues despertando temprano después de beber —comentó el alfa.

Jimin cerró los ojos.

—Hola... —murmuró, escondiendo sus manos en el interior de las mangas de la sudadera que traía puesta—. Creí que volverías el lunes. 

—No podía trabajar allá sin la memoria. 

Jimin asintió, mirándose las mangas de nuevo. De repente notó lo que llevaba y lo que no llevaba puesto. Sus muslos al aire y solo con la ropa interior. Sintió su estómago caer al piso con pánico, queriendo chillar. 

—Tengo p-puesta tu sudadera —susurró agudo, fijando la mirada avergonzada en la espalda del alfa mientras se aseguraba de estirar la prenda negra con la idea de cubrir más de sus muslos.

—Sí, sí lo noté. 

Apretando los labios entre sus dientes con la duda de qué hacer, en un par de segundos Jimin se irguió. Con mejillas sonrojadas, en medio de la sala su corazón comenzaba a regular sus latidos. Yoongi estaba dándole la espalda a propósito. 

Al darse cuenta, no menos avergonzado, Jimin dejó caer los hombros y se giró con el mentón en alto, intentando mantenerse algo digno en lo que caminaba de vuelta a las escaleras. 

—Ya vuelvo.

Unos quince minutos después de ordenarse, Jimin volvió a aparecer en la cocina. Yoongi acababa de terminar de preparar su picadillo de frutas, además de tener unas tostadas apareciendo encima de la pequeña isla de mármol. 

—Date prisa o comeré solo.

Jimin sonrió y se acercó a los taburetes a paso veloz, sentándose a un lado del alfa y viendo emocionado el plato con tocino y tostadas que le acercaban a él. Yoongi le acercó las frutas para que eligiera y entre ambos cuidadosamente se sirvieron jugo y café.

—Adoro cuando andas de humor para cocinar —Jimin dijo con tono soñador. Yoongi bufó una risa, colocando un huevo frito sobre su tostada y dándole un mordisco—. ¿Tienes mantequilla de maní?

Yoongi puso una inmediata expresión disgustada. —Puaj. 

—¿No te gusta? —preguntó Jimin inocente, sorprendido mientras se llevaba fruta a la boca—. Pero si es tan buena. 

Want you to love me || YM ||  ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora