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Jimin sentía a su lobo ronronear complacido. Su cabeza estaba en las nubes, junto con cualquier sensación negativa y pensamiento ajeno al nombre de su alfa. Sus mejillas ardían en una mezcla de timidez y tanta actividad. Darse cuenta le hizo esbozar una sonrisa. 

Con el vientre en el colchón, Jimin podía sentir su cuerpo envuelto en una capa de calor y sudor, sumándose a la imagen probablemente desastrosa de su cabello. 

Y Yoongi seguía gruñendo feliz tras de él. 

Suspirando y con una sonrisa, Jimin separó la mejilla de la cama para echarle un vistazo a lo que llevaba ocurriendo ya unos diez minutos. Su alfa tenía el rostro sobre sus glúteos, sus manos apretando y jugando con las cintas de su lencería, y sus labios, lengua y dientes constantemente atrapando diferentes rincones de la piel expuesta bajo suyo. 

Yoongi, cuando notó que estaba siendo observado, le mostró una sonrisa de lado. 

Jimin se removió un poco en la cama, riéndose al sentir a su novio gruñir y enterrar el rostro entre sus glúteos. Sus brazos le rodearon como si su trasero se tratara de la almohada más cómoda que hubiese tenido el placer de encontrar, gruñendo de gusto y sacándole incluso más risitas.

Si no estuviera tan agotado y adormilado por sus recientes orgasmos, quizá su lobo ya habría estado pidiendo por más. Que Yoongi estuviese así de cerca de su entrepierna podría haber sido suficiente. Su lobo, sin embargo, no se ha descontrolado más de la cuenta ante los juegos, sumiso bajo la marca de aroma de su alfa y, de todas formas, pasando desapercibido las pocas veces que se emocionó un poquito más. 

—Me dejarás todo marcado —intentó quejarse Jimin, incluso si su tono era el de un omega completamente a gusto.

Dos copas de champaña descansaban vacías sobre el buró. La mitad de la caja de chocolates ya carecía de bombones. Jimin se lamió los labios para saborearse el dulzor que quedó del último que se llevó a la boca. 

Cuando quiso girarse para incentivar a su novio a mimarlo más de cerca, Yoongi ya estaba acomodándose otra vez. Sus manos le recorrieron los muslos con lentitud, pasando de vuelta por su trasero y alcanzando su cintura, solo para terminar apoyando las manos en el colchón y comenzar a besarle la curvatura del hombro. 

Jimin ronroneaba.

—¿Ya estás satisfecho?

Yoongi emitió un gruñido solo para jugar. —Por hoy.

Jimin se rio. 

—En serio, ¿en qué momento te volviste tan atrevido?

Todavía le causaba gracia que un alfa que hace apenas un par de meses seguía con problemas de admitir que gustaba de él acabara de estar tan honestamente a gusto mordiendo y besando las curvas de su trasero, sin vergüenza alguna.

Yoongi dejó un último beso en su cuello antes de frotar la nariz tras su oreja.

—Hueles a mí...

—Siempre huelo a ti.

—Ahora más —insistió—. Sé que durará mucho tiempo. Es una marca fuerte. Se sentirá como si acabara de marcarte.

—Al parecer tu lobito está bastante feliz por eso. 

Yoongi asintió, besando su hombro otra vez. Jimin podía adivinar que también estaba sonriendo.

—Oye, amor —Jimin cantó, contento por el gruñidito feliz que su alfa emitió sobre él—, estoy agotado, pero quiero darme una ducha en esa tina gigante antes de dormir. ¿Vienes conmigo?

Yoongi no tuvo necesidad de responder. 

En la tina que disfrutaron juntos, bebieron champaña y comieron chocolates, mirándose entre ellos más que a la vista que la suite les ofrecía, aun cuando se supone que era considerada una de las más bellas del mundo. Algo que se supone deberías disfrutar si tenías la oportunidad.

Want you to love me || YM ||  ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora