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Yoongi, a ojos de Jimin, aparentaba ser mucho más pequeño en comparación a su verdadera altura y peso.

El omega estaba al tanto de los centímetros que les diferenciaban. No era algo que llamara la atención, pero si era obvio a simple vista. Yoongi era más alto, con hombros anchos y brazos trabajados. Jimin podría pegarse a su pecho y ser casi invisible por el otro lado. Lo sabía, estaba al tanto, era obvio. Aun así, la usual gentileza que Yoongi manejaba cuando estaba con él, con sus palabras tiernas y voz calmada, aroma amable y movimientos lentos, le hacían olvidar que, después de todo, su novio seguía siendo un alfa.

Un alfa que claramente nunca ha apoyado todo su peso sobre él.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Tae desde la alfombra, cuando lo escuchó soltar un quejido por evitar que el alfa cayera después de levantarse.

En lo que era víctima de Yoongi abrazando su cintura y sus labios pegándose en su mejilla, Jimin miró a su mejor amigo.

—No, gracias —Jimin rodeó la cintura de su novio y pasó uno de los pesados brazos por sus hombros—. No bebas más en mi ausencia.

Jimin miró a su mejor amigo una última vez antes de entrar al dormitorio. Lo vio comenzar otra ronda de jenga con el menos intoxicado del grupo (Hobi). También vio a Namjoon escapando de su siesta para unirse a ellos.

Yoongi avanzó a su lado de camino al dormitorio con pasos torpes y pizcas de risas que no llegaban a escapar de su pecho. 

Jimin estaba seguro que también se estaría riendo si no estuviera tan enfocado en mantenerlo de pie y avanzando. Apenas le alcanzaba para un semblante divertido ante los ojos cálidos prestándole atención. 

—Alfa, mira por dónde avanzas —lo regañó, queriendo mostrarse más serio.

Yoongi decidió ignorar la sugerencia por completo, mostrando una sonrisa borracha e inclinándose a él una vez más, dejándole besos en la mejilla y la sien. Donde fuera que cayeran primero. 

Jimin no alcanzó a preguntarse si quizá la insistente cantidad de besos se debía a que él no podía evitar soltar risitas en respuesta o a la simple comprensión personal del lobito ahora claramente liberado de las restricciones de Yoongi. Quizá eran las dos.

Cuando llegaron al dormitorio, el omega ya había sido asaltado con sonrisas coquetas, besos robados, lamidas bajo la mandíbula y una mordida en su oreja. Con todo eso, ni siquiera le sorprendió notar que Yoongi, una vez lo pudo acomodar entre su cuerpo y la orilla de una de las camas, se inclinaba a su cuello para bañarlo en sus feromonas. 

Jimin no fingió molestia. Por lo contrario, disfrutó la situación. Dejó a su alfa marcarle el cuello con besos abiertos mientras él se encargaba de quitarle el nudo del pantalón de chandal para brindarle más comodidad. Fue lo único que pudo hacer antes de que su cintura fuera rodeada entre brazos posesivos.

Jimin aprovechó la posición para acercarse a su oído.

—¿Quieres quitarte la camiseta?

Se sorprendió al escuchar un gruñido corto.

—No me provoques com tu... —Yoongi se alejó de su piel y lo miró con un torpe entrecejo fruncido— bonita voz... 

Jimin reprimió una sonrisa.

Bajo intenciones meramente traviesas, prosiguió a esconder el cuello entre los hombros y aletear sus pestañas con inocencia.

—¿Crees que mi voz es bonita? 

Yoongi soltó un quejido, cubriéndose el rostro con las manos. —¡Lo estás haciendo de muevo!

Jimin comenzó a reírse. —Adoro a mi Yoongi ebrio~ —exclamó, presionándole el torso para instarlo a recostarse en la cama.

Want you to love me || YM ||  ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora