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Yoongi no sabe qué hubiera hecho si Jimin hubiese decidido marcharse.

¿Qué hubiera hecho con su corazón? ¿Con todo el amor que tenía? ¿Con todos los planes, y los sueños, y toda esa vida que podía ver cuando encontraba su mirada?  

¿Hubiera podido sobrevivir su ausencia siquiera?

Con la vista en el techo, atravesando la oscuridad, Yoongi parpadeó aletargado. Dejó su mejilla caer a su costado derecho. La dejó apoyada en la almohada, sin mover ninguna otra parte de su cuerpo, exhalando toda ansiedad mientras veía el otro lado de la cama.

Jimin dormía a su lado.

La noche era fría, probablemente más que la semana que pasaron ahí durante diciembre. Su omega parecía enterrado en la almohada, con la mejilla aplastada en ella, el cabello rubio esparcido y los labios abultados. 

Siempre lucía así. Tan pacífico, inocente, incapaz de entender lo que ha hecho con él en tan poco tiempo.

Jimin caló en su alma como las raíces de un árbol de antaño creando vida donde solo existía desierto, arraigándose, creciendo, sosteniéndolo con su más radiante existencia. Cada día le mostró que más vida podía crecer a su alrededor, se lo probaba cada vez que tenía la intención de dudarlo, con su inmensidad y paciencia.

Un año sintiéndose atraído a su omega no era nada comparado a esos dos meses de una relación estable en la que incluso aprendió a conocer cosas de sí mismo. Jimin le ha demostrado que un solo toque podía convertirlo en un hombre hambriento. Le ha hecho saber que llevaba sediento por años, solo que no sabía de qué. 

Era de él. De su aroma, de sus manos, de su presencia. Jimin se ha convertido en la única persona que le ha hecho anhelar atención.

Yoongi se removió en la cama con cuidado, acomodándose en su costado. Miró a Jimin de frente, tragando saliva a la imagen formándose en su cabeza de sus lágrimas, sus ojos tristes y sus labios temblorosos. 

«Estoy solo».

¿Cómo podía demostrarle que no lo estaba? ¿Cómo podía asegurarle que su presencia ahí era fiel y devota a su nombre? ¿Que su corazón estaba comprometido a él?

Jimin emitió un breve sonido cuando Yoongi posó el brazo sobre su cintura. La posición en la que estaban le permitió dejar un beso corto sobre su cuello, terminando de abrazarlo. Jimin le rodeó el cuerpo con una de sus piernas, emitiendo un quejido de lo más adorable. 

—¿Qué ocurre...? —balbuceó dulce, arrastrando las palabras. 

Yoongi respondió solo acomodándose más cerca, suspirando al sentir sus brazos rodearle los hombros y dejarle caer dormido contra su pecho.

¿Cómo podía demostrarle que él también quería ser su lugar seguro?

La siguiente vez que uno de los dos despertó, apenas eran las seis. Jimin lo confirmó con un suspiro perezoso, devolviendo su celular bajo la almohada. Se rio cuando al girarse vio a Yoongi con los ojos cerrados y el ceño fruncido, dando golpecitos en su hombro como si pidiera atención.

—Aún es muy temprano —murmuró Jimin, después de aplastar los labios en su mejilla como acto fugaz. Su pulgar acarició el pómulo del otro lado—. Sigue durmiendo.

Con ojos cerrados todavía, su alfa alcanzó su muñeca y se la acercó a la boca. Le dejó un beso flojo en la palma.

—¿Quieres bajar a comer algo?

Jimin se había despertado hace diez minutos y ayer apenas probó del festín que Rick les ofreció. Sentía un vacío molesto en el estómago.

—Pero a nani le gusta que desayunemos juntos...

Want you to love me || YM ||  ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora