•Capitulo 12•

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Ese abrazo. Esa sensación familiar. Podía morir y renacer, que siempre sentiría ese abrazo como mi hogar. La única persona que me hizo sentir en el paraíso era ella, y hoy, en este abrazo, puedo tener la misma sensación que tuve tiempo atrás.
En mi corazón no hay dudas, quien envuelve  sus brazos sobre mi cuerpo con fuerza es Milena. No existe Sofia, ni ninguna otra persona, solo ella. Aunque en mi cabeza ronden millones de preguntas, yo tengo ese sentimiento, yo se que ella está viva y está junto a mi ahora.
Separa su cara de mi pecho y agacha su cabeza, veo como limpia sus lagrimas y susurra un pequeño "perdon", se que está avergonzada, no puede mirarme a los ojos y lo entiendo.
-Perdón, yo... yo solo... - las palabras parecían no querer salir de sus labios, con casa palabra que decía dejaba ver lo nerviosa que estaba.
-No tienes porque disculparte, Sofia. Dime porqué llorabas? Que te sucede? - queria saber todo de ella, aún más de lo que mi corazón dice que sé.
-Nada importante, solo... solo me sentí colapsada y... justo te vi y... sentí que necesitaba un abrazo. Discúlpame si?- el verla llorar me recordó a Milena hace tres años, me recordó verla llorar suplicando perdón por todo lo que había sucedido. Sentí un nudo en mi garganta. Cuánto tiempo más viviría con esa imagen?
-Si necesitas hablar con alguien, yo estoy- fue todo lo que dije.
El silencio entre ambos era ensordecedor, podía sentirse la incomodidad de ambos, después de un abrazo casi amistoso podía notarse como eso había cambiado a tal punto de parecer dos extraños en una fracción de segundos. Ella rompió el silencio.
-Que hacías por aquí?- preguntó un tanto confundida.
-Uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz.- dije mirándola fijamente. Sentí el nerviosismo en su cuerpo, se quedó mirándome como no sabiendo que decir.
-Este lugar hace muy feliz a cualquiera, tiene una vista privilegiada.- dijo dándose la vuelta y quedando de perfil mientras observaba el Puente.
-Claro que la tiene - dije mirándola a ella con el río de fondo, en ese momento, hubiera deseado tener aunque sea un lápiz y un papel para plasmar lo que veía en ese paisaje.
Se dió la vuelta y puso sus ojos en mi, nuestras miradas se encontraron por largos segundos. Nuevamente volvió a hablar.
- Puedo preguntarte algo?- dijo sin más.
-Claro.
-Quien es Milena? Y porque me confundiste con ella anoche?
Su pregunta directa caló muy hondo en mi, era una respuesta que jamás había dado a un desconocido, sobretodo, la parte en la que Milena significaba para mi, pero quien estaba frente a mi no era un desconocido, aunque así lo sea.
-Es alguien muy importante para mi, alguien que no veo hace muchos años y tu te pareces mucho a ella.
-Ah, un viejo amor? - preguntó divertida.
- El único - dije sin medir mis palabras, por como abrió sus ojos a ella le sorprendió tanto como a mi esa respuesta.
- No debería preguntar estas cosas pero...
- Si preguntas por Yoona, ella lo sabe. No lo acepta, pero lo sabe.
Podía ver como toda esa información era procesada, pero quería que cada palabra mía calara en lo más profundo de su ser. Si ella era Milena, con mis palabras le daría la oportunidad de que me diga "si, soy yo", solo le daría la oportunidad de abrirse y contarme todo lo qué pasó en el pasado, pero todo tenía que venir de ella misma.
-Perdón, no quiero que creas que me meto en tu vida amorosa, yo...
-No importa, no debes disculparte.
Mientras me miraba asentía con la cabeza levemente, sin decirme nada más. Miró su celular y me dijo que debía irse. Yo no quería que se vaya, quería que se quedara conmigo toda la mañana, todo el día, toda la tarde, toda la vida.
Vi como se acercaba con pasos firmes hacia mi y estrechaba su mano como señal de saludo. La sostuve un pequeño lapso de tiempo para que se quedara un poco más mientras miraba sus hermosos ojos. Apartó su mano delicadamente y regalándome una sonrisa, se fue.
Divisé todo su camino hasta que desapareció de mi campo visual, me di la vuelta y me senté en el mismo banco que ella se había sentado, mismo banco que tiempo atrás compartí con quien me quitó la paz .
Agarré mi celular y marqué el numero de alguien que podía sacarme las dudas de raíz. Eso era lo que necesitaba, sacarme todo.
Una voz del otro lado del móvil me recibió
-Amigo, que bueno recibir una llamada tuya.
-Como estás, Sehun? Disculpa la hora
-No hay drama, hoy me desperté temprano, en que puedo ser útil?
-Todavia sigues en contacto con el hacker que se metía en los registros personales?
-Si claro, Hyon sigue en la misma.¿que necesitas? ¿Quieres borrar algún antecedente tuyo, no? - empezó a reír- ¿o quieres ver si tu novia es de la mafia?
La amistad que tenía con Sehun venía de años, lo conocí luego de renunciar a la empresa y seguir mi carrera alejado del mundo. El había sido de gran ayuda para mi, me había alentado a no rendirme, incontables veces me había salvado la vida sin yo darme cuenta.
Reí con el - No no, no es nada de eso... es más complejo. Necesito que busque información sobre una persona, quiero toda clase de datos y cuando digo todo, es todo. Quiero hasta el más mínimo detalle, no me importa si pide fortuna, yo se la doy pero quiero todo, si?- mi voz sonaba suplicante, estaba dispuesto a saber de mi parte quien era Sofia, y así, poder enfrentarla con pruebas.
-Te oyes desesperado, pero si, claro que si, Taehyung, te ayudaré. Dime el nombre.
-Sofia... Sofia Blanchard y Milena Olivera. Busca todo, todo de ambas. Hasta el más mínimo detalle.
-Tranquilo hermano. Cuando tenga información te llamo, no tardará más de una semana.
Solo una semana, una semana y sabría si Sofia es quien dice ser, o es Milena escondida en la piel de otra.
Sentí miedo, miedo a la desilusión y miedo a la verdad. Si lo veía de diferentes perspectivas, sufriría tanto si es como que no. No encontraría lógica a ninguna de ellas. Solo me quedaba esperar, aguantar y seguir resistiendo.

Cartas de una sasaeng (segunda parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora