•Capitulo 21•

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Sali de su departamento lo mas rapido que pude, sentia como mis lagrimas iban cayendo a medida que bajaba del ascensor. El dolor todavia seguia dentro de mi como hace 3 años, si bien trataba de esconderlo, sabia que siempre algo lo sacaria a flote. Me dolía, Taehyung me dolía, porque sin importar los años, los hechos y las palabras el dolor de haber sido cambiada por quien odio superaba todos mis limites. El me lo habia prometido, me lo habia dicho en su momento, sus palabras fueron mentira "jamas habrá otra mujer". Quizas yo me busqué el final que tuve, el haber hecho lo que hice impulsó a que el se vaya con ella.
Todavia no podia entender mientras salia de alli como es que sufria por eso. Si bien lo habia visto con Yoona hace unas semanas, el hablar con el sobre este tema, tan directamente luego de tanto, me hizo temblar.
Y yo lo esperaba. Esperaba a que bajara y corra por mi, que impida que me vaya, que me busque y me diga que yo era el amor de su vida, pero nunca bajó. No estaba ahi para decirme ninguna de las palabras que anhelaba escuchar.
Subí a un taxi y me encaminé hacia el hotel, volveria otra vez a mi vida, pero esta vez cambiaría todo. No mas compartir la habitacion con Mariana, no mas dejar que pasen por encima de mi, no mas nada.
Me sentía sumida en la pesadilla de siempre, pesadilla que yo misma me había creado, todo producto de mis malas decisiones. Si el karma existía estaba haciendo de las suyas en mi vida.
Llegué a la habitación bajo la atenta mirada de Mariana que se dedicó a cortar la llamada lo más rápido que pudo.
-Que haces acá? - dijo sin siquiera saludar.
No dije nada, solo la miré con mala cara y me dispuse a agarrar todas mis pertenencias para largarme de allí, la verdad no sabía porque había aguantado tanto aún teniendo la oportunidad de irme.
Fui sacando todo y poniendo en mi maleta mientras ella me hacía preguntas. Con alguna de ellas intentaba molestarme, pero yo no le daba importancia.
Cuando estaba apunto de abrir la puerta para salir, habló.
-Acaso no me dirás a donde vas?- dijo en modo burlesco.
-No te interesa - dije saliendo y terminando de una buena vez la relación que me ataba a ella.
Durante todo este tiempo, creí que las personas eran egoístas y manipuladoras por algún motivo en especial, por algún suceso que los lastimó, con Mariana puedo decir que no fue así. Sus drásticos cambios de humor, el mal trato para conmigo siempre fueron algo que la alimentaron. Ella era así, no iba a cambiarla pero tampoco iba a rogar por ella, cuánto más lejos la tenga de mi será mejor.
Elegiría un hotel alejado de la zona céntrica, donde no se escuche la ciudad, donde prevalezca el silencio iluminando mi ventana con el cielo nocturno.
La madrugaba me acechaba y mi celular comenzó a sonar, el nombre de Taehyung se iluminaba como un fuego sagrado que quería atrapar, sonreí ante el pensamiento de la pelea que tuvimos hoy mientras vibraba el celular. Sus palabras diciendo que me amaba me calaban fuerte, estaba enojada, pero el también tenía razón. Pensé en cuanta culpa tuve con todo esto, yo lo había provocado por haberme enamorado de él, todo lo había hecho por estar a su lado y si bien lastimé a más de una persona, no me importaba hacerlo de nuevo, porque Taehyung era mi vida. Me llevó más de diez minutos pensar y más de quince llamadas perdidas suyas. Si que era insistente. Tomé la llamada número dieciséis.
-Hola...
-Milena - sonaba agitado - Milena, yo necesito hablar contigo...
-Hablamos hoy por la tarde, estás bien? - pregunté un tanto preocupada.
-No estoy bien... necesito verte ahora mismo.
Parecía alterado y tenía miedo por cómo estaba sintiéndose.
-Ven a mi hotel - dije sin más, tampoco era como que me iba a negar.
-Ya salgo para allá. - dijo apurado.
Antes de que me corte le di la nueva dirección, diciéndome que estaría aquí en menos de 10 minutos. Mierda. Mi cara y mi cabello era un desastre, por lo que opté por arreglarme lo más rápido que pude, dándome a entender que habían pasado los 10 minutos establecidos cuando me llamó avisándome que estaba en la recepción.
Bajé a abrirle sintiendo los nervios que se sienten en una primera cita aunque estaba muy lejos de que eso sea.
Lo vi impaciente de espaldas a mi y quise contemplarlo, dándose la vuelta mirándome preocupado, relajándose cuando vio que me acercaba a él.
-Tanto tiempo - dije con una sonrisa.
-Tanto tiempo, Milena. - como dijo mi nombre me dió escalofríos, si voz sonaba más gruesa que de costumbre.
Lo veía impaciente, por lo que le dije de ir al ascensor y subir a la habitación.
Una vez puesto el piso y cerradas las puertas, se abalanzó hacia mí tomando mis labios como si fuesen el oxígeno que le faltaba hace mucho tiempo. No había romanticismo en ellos, era más bien un beso brusco, cargado de deseo desmedido. Podía sentir como su lengua y sus manos exploraban todo en mi. Podía sentir sus ganas de tomarme ahí mismo si no fuera porque el ascensor se abrió dándonos lugar al piso asignado.
Nos separamos agitados y apresuradamente abrí la puerta de la habitación, sin tiempo de cerrarla porque el ya había tomado mis labios nuevamente.
Sus manos sacaron todas las prendas que estorbaban. Las mías también lo hicieron. Esa noche, Taehyung besó mi alma, haciéndome suya incontables veces en la noche, abrazándome fuerte, diciéndome que me amaba y que nunca me había olvidado. Que no quería separarse nunca más de mi. Y yo sabía que era así, sabía que el lo sentía, porque cada vez que me hacía suya, estaba entregándome parte de él, dándome más que su amor, estaba dándome su vida.
A la mañana siguiente, sentí unos brazos rodearme la cintura y sonreí ante el tacto. Recordé nuestra primera vez, su timidez y como ahora había cambiado dando paso al hombre que me trae loca desde hace tiempo. Tomé su mano y la besé. La suavidad de su piel aún me seguía sorprendiendo. Me di vuelta y lo vi dormido, su semblante relajado, sus labios juntos, su respiración pausada. Todo en el me volvía loca. Acaricié cada una de sus facciones besando el pequeño lunar que vivía en la punta de su nariz.
Sus ojos adormilados se abrieron regalándome la sonrisa más hermosa del mundo.
Esa mañana entre besos y abrazos me juró que jamás volvería a separarse de mi, que estaríamos juntos por siempre, y yo no pude sentirme más dichosa porque por fin iba a tener a Taehyung para siempre conmigo.

Cartas de una sasaeng (segunda parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora