Like a Dickhead

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Hablar con gente que recién conozco nunca ha sido lo mío, pero, para Amy era otra cosa, mi amiga y Alex platicaban y bromeaban como si se hubiesen conocido de toda la vida, no tenía la menor idea de cómo Amy era capaz de hacer eso; lograba que aún sin conocerla quisieras contarle todo y al parecer Alex no era la excepción. Parecía encantado con la charla.

La escena que veía desde el backseat del convertible me ponía de mal humor. El señor letras y la señorita conversaciones. No tenía intención de encajar en su plática así que me coloqué los audífonos y puse en aleatorio el movil deseando que lo que fuese que escuchara me cambiara el ánimo tan horrible que comenzaba a tener, The Black Keys comenzaron a sonar y así encendí el primer cigarro del día.

El lugar al que fuimos era obviamente sugerencia de Alex pues era más caro de lo que mi amiga y yo acostumbrábamos, subimos hasta la terraza y ordenamos el desayuno, fruta, café y jugo de naranja. Mi humor había mejorado bastante. La mesera volvió casi enseguida con el café y atendió a Alex primero, ella sabía quién era el hombre que desayunaba con nosotras y sus pequeños y azules ojos brillaban cada que se dirigía a él. Su emoción era casi tangible y sonreí pensando que tal vez yo me había visto como ella la primera vez que lo vi. Alex me volteó a ver curioso, había quedado frente a mí; mala elección de asiento pues su mirada fija me estaba incomodando bastante. Amy habló y su atención se centró en ella por unos momentos.

- Este lugar es lindo, nunca habíamos venido -dijo Amy mirando a su alrededor.

- Además es muy tranquilo, los chicos y yo venimos muy a menudo cuando tenemos las mañanas libres -respondió Alex y luego se dirigió a mi- ¿Me regalarías uno de tus cigarros? Olvidé los míos -añadió mientras me daba una de sus miradas de soy jodidamente encantador y lo sé.

- Apuesto, a que también olvidaste en dónde los olvidaste -señalé divertida y Amy rió por lo bajo y Al le dio un calada a su cigarro recién prendido. Una sonrisa curveó la comisura de sus finos labios y sacó el humo.

- Apuesto a que lo sabes -dijo entrando a mi juego y guiñándome un ojo. Uno a uno era el marcador hasta ahora.

Terminamos el desayuno y Alex se rehusó a dejar que mi amiga y yo pagáramos -una vez más- y después de perder la batalla salimos rumbo a la ciudad para dejar a Alex no sin antes pasar a cargar gasolina, la noche anterior no le había puesto ni una gota y sinceramente no había recordado que fuera necesario siquiera.

Esperamos a Amy en silencio hasta que recordé que tenía que llamar a mi hermano.
- No sabía que hablabas español -dijo Alex cuando colgué, como si fuese una gran revelación, en realidad y a mi parecer había buscado simplemente algo para entablar conversación.

- ¿Qué sabes de mi aparte de mi nombre? -dije sarcásticamente y riendo un poco- Y si bueno, soy mexicana, así que hablo español -continué cambiando mi tono por uno más amigable.

-Si bueno, eres mexicana pero también algo grosera, ¿sabías? -dijo usando mis palabras y no supe si estaba bromeando pues parecía serio.
Marcador 3-1.

El hombre que me había besado a la fuerza me estaba llamando grosera, eso si es una novedad.

-Viniendo de ti son palabras mayores -contesté con fingida preocupación- ¿Me vas a enseñar modales después de lo de anoche? En serio ¿en qué estabas pensando? ¿Qué te sucedió? -solté sin pensar, de hecho si quería saberlo y no me refería al beso, sino a esa pinta de descarriado que tenía y me había hecho querer salir corriendo de ahí.
Alex se tensó y también el ambiente en el auto. Mala jugada, era sin duda una pregunta demasiado personal que él no contestaría y no solo no contestaría, sino que no me volvería a dirigir la palabra. Pasaron unos minutos y Alex finalmente respondió en un tono fríamente cortés, como si hablara con alguien de poco fíar.

- Tienes razón, sólo sé tu nombre y nada más. No te conozco ni tu a mí.
No contesté. Su respuesta atravesó mi estómago y un nudo se formó en mi garganta. ¿Quién carajos era ese hombre y por qué estábamos fingiendo conocerlo? Es decir, lo había dejado llevarme a casa, besarme, había despertado en mi cama, y todo porque lo había visto en conciertos, en fotos, en entrevistas, pero la verdad era que él tenía razón, yo no lo conocía y, sumido en ese Alex chaqueta de cuero y mala actitud no quería llegar a conocerlo nunca. Mi mal humor había vuelto y ahora tenía la misión de por lo menos contagiarlo tanto como pudiera, después de todo él había sido el culpable de traerlo de vuelta.

Amy subió al coche y nos fuimos. La tensión en el aire casi se podía tocar y mi amiga encendió la radio esperando disipar lo que fuera que estuviese pasando, estaba segura de que iba a hablar de cualquier cosa para romper el incómodo silencio (típico de ella) de no haber sido por el sonido de su celular que contestó casi de inmediato.

-... Just 'cause he's a rockstar he thinks it's alright to act like a dickhead, don't you know?... -canté cambiando las palabras a mi favor y continué con la canción normal, una que él conocía bastante, porque él la había escrito.

Volteó al asiento trasero y yo yacía acostada boca arriba cantando el siguiente verso de su canción casi riendo, lo miré de reojo, su cara estaba tan roja que hubiese explotado de haber sido posible, estaba serio y más que eso; estaba furioso, había cumplido mi meta de hoy y deseaba que el enojo le durara por siempre y que no lo volviera a ver nunca más.

La Escapista (Alex Turner fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora