Me levanté de mi lugar rezando para que no me vieran y fui de nuevo a la barra para pedir otro trago, esta vez una que trajera vodka. Encendí un cigarrillo frente al bartender y me armé de valor -Por qué me miras así de raro? -le pregunté dándome por vencida.
- Es sólo que... -se detuvo avergonzado- se supone que a esta área del bar la chicas no pueden pasar, es como, una especie de "sólo para bandas" ya sabes, área VIP ó eso - continuó y lo miré sorprendida, él sonrió. - ¿te puedo preguntar cómo demonios es que entraste? - dijo con curiosidad y una mezcla de diversión en su mirada.
- Así, abajo estaba muy lleno y sólo subí las escaleras buscando menos gente - me encogí de hombros inocentemente y luego reí, el bartender rió conmigo.
- Bueno, es tu día de suerte, sólo los rockstars conocen esta parte del bar, disfrútala. -dijo mientras me daba mi bebida- yo invito, no todos los días se nos cuela una bella dama acá arriba -extendió su mano- por cierto, soy Aaron.
-Ari, mucho gusto -me presenté y estreché su mano para luego volver a mi mesa la cual ocupaban dos sujetos ahora. Di media vuelta algo molesta buscando otro lugar dónde sentarme cuando escuché un "Hey no te vayas" que venía de alguno de los dos individuos. Fumé un poco de mi cigarro como inhalando valor y giré hacia la voz que me lo pedía, en la que hasta hace unos momentos había sido mi mesa se encontraban sentados nada más y nada menos que Matthew Helders y Mile Kane haciendo señas con las manos para que me sentara junto a ellos. ¿Qué carajos estaba pasando? Tal vez todo esto era producto de mi imaginación y en realidad yo yacía inconsciente en algún gabinete mientras los de seguridad luchaban para sacarme del bar. Caminé directo a ellos ignorando la mesa que estaba detrás de mi y en la cual se encontraban los otros miembros de la banda.
- ¿Es a mi? -dije en un tono bastante petulante que hasta a mí me tomó por sorpresa.
- Si cariño, es a ti. -contestó Miles Kane en un suave y encantador tono que era todo terciopelo pero con un poco de aire de seductor. Los miré a ambos; en los segundos que me había tomado llegar a la mesa mi nivel de confianza había subido súbitamente, podía sentir algo extraño en el aire, el ambiente entre ellos era algo pesado, tenso, pero a la vez emocionante. No sabía exactamente qué contestar así que esperé a que hablaran primero.
- ¿Gustas sentarte? Es tu mesa después de todo. -habló Matt y me senté justo frente a ambos, apagué mi cigarro y le di un trago a mi bebida.
- ¿Y bien? ¿Hay algo que pueda hacer por ustedes? -respondí después del breve silencio. Ambos me miraban fijamente como si fuese algún extraño ser vivo exhibido en un circo local.
- Disculpa la intromisión pero siento que te conozco, ¿es que acaso nos hemos visto antes? -dijo Matt que por lo que se veía ya llevaba varias copas encima, su mirada curiosa no se había despegado de mi ni un momento.
- No lo creo, si así fuera recordaría tu nombre -mentí; si lo conocía, sí recordaba su maldito nombre y si nos habíamos visto antes pero no podía dejar que pasara algo así de nuevo, si iba a ver de nuevo a estos hombres la presentación era obligatoria. Tenían que saber mi nombre. Matt sonrió y sus ojos se llenaron de algo que no sabía interpretar, no lo conocía- En ese caso, soy Matt, mucho gusto ¿Tú eres? -dijo en un adorable acento que por alguna razón había pasado desapercibido al lado de la voz de Miles.
- Elizabeth, mucho gusto. Y ¿tú eres? -dije dirigiéndome a Miles, sus ojos centellearon de repente y me regaló una sonrisa.
- Miles, es un placer conocerte -dijo haciéndose el galán y estrechamos manos también por un poco más de tiempo del necesario, Matt nos interrumpió.
- Bien, ahora que nos conocemos, venimos con unos amigos que están allá -dijo señalando la mesa de enfrente- acompáñanos.
- ¿Qué dices? -dijo Miles después de verme pensándolo por un par de segundos.
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La Escapista (Alex Turner fanfic)
FanficÉl era un maldito, peligroso y divertido juego, uno que odiaba. Uno que no podía negarme a jugar. Un reto que estaba dispuesta a cumplir. Quería que, en unos años cuando tuviese que pensar en quien más le había cambiado la vida mi recuerdo llegara a...