Segundos en los que el tiempo parecía estar detenido. Tenía que hacer algo. Despertar, por ejemplo.Quería salir de el trance en el que me hallaba pero, no podía. No cuando el hombre frente a mi seguía besándome de esa forma. Su mano recorría y acariciaba la tela de mis jeans subiendo por mi pierna poco a poco mientras la otra tocaba mi espalda, trayéndome hacia él como sí pudiésemos estar más cerca. Mis brazos alrededor de su cuello con pocas intenciones de moverse pronto. Sus dedos se encontraron con la piel bajo mi camiseta y ambas manos volvieron a mi cintura de inmediato para jugar con ella, subiendo la tela insoportablemente lento.
- ¡Date prisa Al, los shots están listos! -la voz de David hizo sonar una alarma en mi mente. Nos separamos de inmediato- ¿encontraste los limones? -preguntó desde la sala. Nuestras respiraciones agitadas y la música proveniente de la otra habitación era todo lo que podía oírse.
- Mierda -dijo Alex recordando lo que se suponía debía estar haciendo en la cocina y corriendo al refrigerador de inmediato.
Acomodé mi camiseta, baje de la barra y salí de la cocina lo más rápido que pude. No quería estar ahí si David entraba. De hecho no quería estar ahi un minuto más. Quería desaparecer. Ser invisible.
¿Qué carajos había hecho?
El catálogo de palabras se desplegó. La miré por una fracción de segundo; respiración agitada y mejillas rojas. Buscar la palabra apropiada para romper el silencio no era fácil.
- ¿encontraste los limones? -preguntó mi amigo, y su voz sonó peligrosamente cerca de nosotros.
- Mierda -para nada lo que tenía en mente. Corrí al refrigerador y los tomé. El frío del interior contrastando con la temperatura de mi piel. Si no supiera el motivo hasta podría pensar que tenía fiebre sólo que esta fiebre tenía nombre, mala actitud y una capacidad innata de hacer enojar a mi ex.
- ¿Quie.... -volteé para ofrecerle una cerveza y ya no estaba. Las posibilidades de terminar lo que empezamos se esfumaron junto con ella.
Tomé todo lo que necesitaba de la cocina y regresé a la sala con los chicos. Tampoco estaba ahí. La pequeña posibilidad de que se hubiese marchado a su casa creció drásticamente en mi mente, después de todo era lo que quería antes de...
- ¿Shot? -ofreció una voz en cuanto entré a la sala. Zackery sostenía un caballito de tequila frente a mi. Reí.
- Bueno
- Sólo hay que esperar a Al -dijo David y la sensación de querer ser invisible volvió en cuanto oí su nombre y el sonido de sus botas a poca distancia.
- David ¿puedo entrar a tu baño?
- Claro, linda. Subiendo las escaleras la tercera puerta de la derecha
Subí de prisa, como si subir normal me delatara. Miré mi reflejo en el espejo del baño esperando que a simple vista no se notara la cantidad enorme de inmadurez que parecía poseer esta noche. Me estaba escondiendo de Alex. Lo había besado y ahora huía de él.
Tratar de convencerme de que no era mi culpa no había resultado. Yo no inicié pero no detenerlo me convertía en cómplice y lo único que quedaba ahora era aceptar las consecuencias aunque, era lo que menos me preocupaba. Tenía cosas más importantes en qué pensar, cosas alarmantes; como lo mucho que había disfrutado del delito.
- Vaya, sigues aquí -dijo Al con media sonrisa en los labios en cuanto puse pie en la sala. Sólo estaba él. Me congelé en donde estaba. No podía haber creído que tratar de evitarlo en una casa con 4 personas iba a resultar ¿oh si?
- ¿En dónde más iba a estar? Aún tienes las llaves de mi auto -respondí tratando de sonar como si nada.
- Puedes venir por ellas cuando desees, querida -dijo juguetón y señaló el bolsillo de su pantalón. Su estúpida broma acabó con mi incomodidad al instante.
- Ja Ja. Idiota
- Nadie me llama idiota tan seguido como tú ¿sabes?
- Tal vez no en tu cara -sonreí inocente, Alex rió.
- ¿Y sabes que lo paso sólo porque me caes bien, verdad? -dijo y palmeó el lugar vacío en el sofá para que me sentara.
- ¿Ah si? -Pensé que lo hacías por que sabes que es la verdad.
- Si, siéntete afortunada Elizabeth -dijo con falsa seriedad. Golpeé su hombro.
- Y bien, señor Humildad ¿dónde están tus amigos?
- Zackery quería comida de un lugar que está cerca y fueron por ella.
La pantalla de un celular se encendió de pronto desde la mesa de centro, mi atención llegó involuntariamente hasta el aparato que vibraba sin parar y mostraba el nombre de Arielle. Pensé que Al tomaría la llamada de inmediato pero en lugar de eso le dio otro trago a su vaso.
- ¿Puedes hacerme un favor? -preguntó al tiempo que la pantalla volvió a la obscuridad. Asentí.
- ¿Podrías guardarlo? -dijo y me dio su celular- guárdalo, escóndelo ó haz lo que quieras pero no me dejes tenerlo esta noche.
El teléfono comenzó a vibrar en mis manos de nuevo. Después de unos segundos Al habló:
- Contesta -pidió y lo miré confundida- contesta por favor.
Traté de pasarle el celular y se negó a tomarlo, quería que yo contestara. Presioné Aceptar.
- Alex... yo... -comenzó Arielle.
- ¿Hola? -interrumpí y la pieza que faltaba en el rompecabezas encajó. Arielle colgó.
- Eres lo peor ¿sabías?
- ¿Disculpa?
- No soy tonta Alexander. Si vas a tratar de darle celos a tu novia hazlo con alguien más. Yo paso.
- Ex novia. Además no estaba tratando de hacer tal cosa, sólo quería que dejara de llamar -dijo poniendo su mano en mi hombro.
- Pues no resultó -dije y le mostré las nuevas llamadas perdidas- cierra los ojos.
- ¿Qué?
- Cierra los ojos. Voy a apagarlo y esconderlo. Sólo recuérdame mañana -Al me dirigió una sonrisa y luego cubrió sus ojos con las manos. Corrí arriba, abrí un cajón al azar y lo guardé. Esperé un poco y regresé a la sala mientras encendía un cigarrillo de la cajetilla de la mesa.
- Listo -Alex abrió los ojos- desapareció -dije y volví al sofá.
- Ten. Por ayudarme -dijo sosteniendo un vaso de coca y Whiskey que acababa de servir y sirvió uno para él. Lo tomé y todo el alcohol consumido anteriormente pareció golpear mi cuerpo de nuevo. Pase de cero a mareada en tiempo récord.
- No me agradezcas tan rápido, Turner. Quiero saber algo antes -dije aprovechando mi estado.
- Adelante, pregúntame lo que quieras -respondió Al y por primera vez en todo el tiempo que llevábamos platicando noté lo mucho que el alcohol se notaba en su cara. Sus ojos comenzaban a cerrarse ligeramente.
- ¿Por qué terminaste con Arielle?
- Wow ¿en verdad quieres saber, cariño? -dijo y tomó el cigarro de mi boca sin permiso y lo llevó a la suya.
- No hubiera preguntado si no fuera así
- Bien. Fue por ti.
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A/n:Hey sigo viva!! Hahah tardé siglos en actualizar pero estaba tratando de decidir cuál de todas las ideas que tenía era la mejor para la novela y eso me hizo repetir el capítulo muchas veces.
Gracias por los comentarios, las estrellitas y todo el apoyo para esta historia, ustedes me hacen tratar de escribir lo mejor posible y que les agrade lo que hago me emociona muchísimoGracias!
Xx
A.
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La Escapista (Alex Turner fanfic)
Hayran KurguÉl era un maldito, peligroso y divertido juego, uno que odiaba. Uno que no podía negarme a jugar. Un reto que estaba dispuesta a cumplir. Quería que, en unos años cuando tuviese que pensar en quien más le había cambiado la vida mi recuerdo llegara a...