Ha pasado una semana desde que el detective contratado por Gaara había entregado las fotos sobre las aventuras amorosas de Hinata. Bajo las órdenes de su jefe, el detective seguía a todos lados a Naruto, con el fin de descubrir algo que molestara a Hinata o saber su reacción sobre las fotos.
Ese lunes en la mañana, el detective se encontraba en su auto comiendo unas rosquillas y escuchando la radio mientras esperaba a Naruto para seguirlo hasta su trabajo. Se aburría de verlo en su misma rutina: Salir con una sonrisa boba, o con prisa con papeles en mano y con su corbata sin arreglar o incluso más vestido en compañía de Hinata. Pero esa mañana, vio a un Naruto que nunca creyó ver pronto o nunca.
El espía observó como el rubio salía muy arreglado, pero en su rostro había ira y rabia. Llevaba su maletín en la mano izquierda y en la mano derecha las fotos que le había enviado, pero las sostenía con furia en su mano. El Uzumaki subió a su auto con enojo y salió disparado a su oficina, seguido por el detective. Cuando el policía privado llegó a la oficina, usó un pase falso para entrar al edificio y seguir a Naruto. Lo encontró al final de un pasillo donde estaba la entrada de la oficina de Hinata. Se acercó lentamente a la puerta donde escucho una fuerte discusión.-¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO HINATA?! ¡HAS ESTADO VIENDO A OTROS HOMBRES A MIS ESPALDAS Y ME HAS ENGAÑADO!-gritó furioso Naruto y asustó al detective.
-¡NO NARUTO, ERES EL ÚNICO AL QUE AMO! ¡YA NO HE ESTADO CON NADIE MÁS, TIENES QUE CREERME!-se escuchaban los lamentos llenos de dolor Hinata y se le oía llorar.
-¡CREÍ QUE ME AMABAS! ¡NO PUEDO TOLERAR ESTE ENGAÑO TUYO, MAÑANA MISMO FIRMARÉ MI RENUNCIA DE ESTE LUGAR! ¡ESTO SE ACABÓ HINATA!-finalizó con mucho dolor y rabia el rubio.
Sin escuchar una sola palabra más, Naruto salió de la oficina abriendo y cerrando la puerta con furia y desapareció del lugar, dejando a Hinata envuelta en llanto y totalmente destrozada. El detective había grabado todo lo dicho con una cinta de grabación y tomó unas pequeñas fotos. Él salió del edificio y tomó rumbo a su auto donde llamó a su jefe.
-¿Qué quieres?-habló Gaara desde el otro lado de la línea.
-Misión cumplida jefe, el tal Naruto rompió toda relación con la señorita Hinata con su treta-informó el detective.
-Perfecto, recibirás tu pago de inmediato. Ya no necesitaré de tus servicios-les felicitó el pelirrojo.
-Fue un placer hacer negocios con usted señor Del Desierto-finalizó la conversación y el detective colgó dejando a Gaara muy satisfecho.
-Hinata, al fin. ¡VOLVERÁS A SER MÍA!-declaró Gaara mientras soltaba una sonora y desquiciada carcajada como victoria.
-¿Sucede algo cariño?-preguntó Matsuri, la esposa de Gaara, desde la cocina.
-Nada cariño-respondió Gaara un poco nervioso.
Al día siguiente, Gaara tomó rumbo a la oficina de Hinata, fingiendo no saber nada de la situación de Naruto para sacar provecho. Llegó tranquilo y sin problemas, y al estar cerca de la oficina de la chica vio como salía de esta Naruto, con unos papeles en mano y una caja con sus cosas suyas, caminando hacia la salida del lugar. Gaara tocó a la puerta y entró con una cara de preocupación falsa.
-Hinata, ¿te encuentras bien?–preguntó el pelirrojo con inocencia fingida.
-Ho-hola Gaara, no es nada-le saludó Hinata estaba llena de lágrimas y con la mirada perdida.
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sentando cabeza con el Uzumaki
RomantizmHinata Hyuga era una famosa empresaria en una ciudad llamada Metrópoli Konoha. Una chica de 30 años de edad de cabello largo, azul, sedoso, lacio y hermoso. Su tez era blanca con tono nacarado, sus ojos eran perlados y con apariencia de lucir ciega...