Había pasado una semana desde que Naruto y Hinata se habían librado para siempre de Gaara y lo habían entregado a las autoridades. Su vida volvía a ser normal y todos en la oficina fueron puestos al tanto de lo ocurrido sobre su supuesta ruptura y que simplemente se habían dado un tiempo, cosa que no duro mucho. Ese día, ambos se encontraban ocupados en sus "actividades matutinas": El rubio se encontraba besando a su amada chica con delicadeza y ternura.
-Amor…estamos trabajando-la chica no podía hablar claro debido a los besos de su novio.
-Le pides a un lobo que no devore a su presa, eso es imposible-le respondió el rubio sin dejar de hacer cositas a su pareja.
-Te has vuelto un goloso sin remedio. Es como si nuestros antiguos papeles se invirtieran y tú fueras el mujeriego-bromeó la peliazul.
-Bueno, mi padre lo era-dijo rubio siguiendo acariciando las piernas de su chica con cariño mientras hablaba-Ojalá nuestros hijos no hereden esos rasgos-.
-¡¿QUÉ?!-esas últimas palabras de su novio pusieron nerviosa a la chica.
¿Pasa algo?-preguntó el rubio sorprendido y detuvo sus besos.
-Es que…en esto momentos no tenía planes de formar una familia y tener hijos-confesó la chica un poco preocupada.
-Yo tampoco estaba planeando eso, solo sé que tú eres la única chica que entrará en mi vida. Te amo tanto mi hermoso ángel-le habló el sujeto de forma sincera.
-Yo también te amo-contestó la chica con una tierna sonrisa y le dio un beso-Mis hijos serán el fruto de nuestro amor, ¿cómo piensas que serán al nacer?-.
-Si es un niño, tal vez sea parecido a mí, pero con tu toque adorable-pensó el rubio en voz alta con una sonrisa-Y si es una niña, sería como tú en apariencia, pero con mi actitud y la de mi madre mezclada con tu personalidad delicada-.
Hinata se imaginaba la familia que siempre quiso tener con hijos que disfrutaran el amor de sus padres y Naruto vio la cara ilusionada de su novia con respecto a ese tema, así que decidió unirse a ese momento de alegría y la abrazó con cariño mientras le regalaba un tierno beso.
-Te prometo que algún día crearemos la familia de nuestros sueños, amor-juró el hombre con alegría.
-Hasta entonces, disfrutemos de nuestra mutua compañía y los beneficios de la soltería-señaló la chica con una sonrisa coqueta.
-Estoy más que de acuerdo, nena-asintió el Uzumaki.
De repente se escuchó como tocaron la puerta de la oficina de la ojiperla y la secretaria Karui entró al lugar para una notificación urgente.
-Señorita Hyuga, el presidente Sarutobi solicita su presencia de inmediato-avisó Karui seriamente a la empresaria.
-S-sí, gracias Karui-dijeron la peliazul y su novio se pusieron un poco nerviosos-Mierda, siempre lo hace en la mejor parte-.
-Odio las interrupciones-murmuró el rubio con pesar.
La pareja tardó unos minutos en tranquilizar sus respiraciones y subieron a la oficina de su jefe, el cual los esperaba de forma tranquila leyendo su siempre confiable libro de pasta naranja.
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sentando cabeza con el Uzumaki
RomantizmHinata Hyuga era una famosa empresaria en una ciudad llamada Metrópoli Konoha. Una chica de 30 años de edad de cabello largo, azul, sedoso, lacio y hermoso. Su tez era blanca con tono nacarado, sus ojos eran perlados y con apariencia de lucir ciega...