Capítulo 2

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El dinero lo paga todo.

Encerrada en mi minúsculo cuarto podía sentirme segura y protegida del mundo exterior tan cruel y superficial. Una realidad descabellada donde un traje valía más que mi vida. Las palabras de aquel sujeto no paraban de circular en mi mente una y otra vez. Si estuviera en otras circunstancias seguramente me hubiese olvidado de ello en el segundo que salí del salón.

No recuerdo cuanto tiempo pase sentada, con mi espalda apoyada en la puerta y mi mirada perdida entre las manchas de la pared. Pero no me alarmaba sabiendo que Dori estaba cubriendo mi puesto, luego se lo recompensaría de alguna manera, pero ahora no era hora de plantearmelo.

¿Y si aquel hombre cumplía con su amenaza? O peor, el accidente podría llegar a los oídos de los Bridget. Hasta mi padre podría tener problemas por mi culpa. Hundí mi rostro entre mis piernas y empecé a llorar. Me costaba respirar por la ansiedad del momento. Como si me faltara aire. Mi corazón asustadizo iba a volar por la ventana si no me tranquilizaba.

Escuché leves golpes en la puerta, que se hacían respetar tras unos segundos. Limpié mis lágrimas con la palma de mi mano y dibuje una sonrisa poco creíble en mi rostro. Inspira y expira. Fue lo que pensé justo antes de girar el manillar de la puerta. Al abrirla me encontré con el rostro serio de mi padre, el cual agarró mi muñeca por fuerza y empezó a gritarme.

-¡Cómo te atreves a manchar nuestra reputación de esta manera y más ahora! - no podía ni reconocerlo en el estado en que se encontraba, completamente fuera de sus casillas - La reunión la ha terminado, te quiero ver preparada en cinco minutos y como no muestres lo mejor de ti en las próximas dos horas, lo lamentarás Senata.

-¿Pero qué ocurre? Si la gala ya ha terminado, no hay más labores por hoy. Me aseguré de cumplir toda la lista...

- Tus quehaceres de sirvienta no tienen nada que ver, de hecho puedes olvidarlo completamente desde hoy. Mañana ya tendrás otras cosas por las que preocuparte...pero te dejo en buenas manos. - aseguró para después suspirar y salir dando un portazo.

No entendía nada de esta breve conversación. ¿Otros planes? ¿En buenas manos? Pero mis intentos de comprender lo que me dijo mi padre se acabarían muy pronto. Al arreglarme ligeramente y bajar al piso de abajo me encontré con alguien que erizó completamente mi piel y no era de buena manera. Aquel desconocido que me había reñido estaba parado con los brazos cruzados.

Al principio supuse que debía disculparme una vez más con él, al fin y al cabo, las personas de clase alta solían ser muy insistentes en sus derechos. Caminaba con el cuerpo rígido, con mis manos sudando y tragando saliva mientras pensaba la forma adecuada para empezar a hablar, pero el hombre no me dejó la oportunidad.

- Dios mío, ¿tú? - me miraba de los pies a la cabeza. En su mirada se veía reflejado el disgusto. - No puedo creer que se me fue tanto dinero por tal desperdicio. Te tocará trabajar muy duro para recompensar mi inversión en tí.

- Disculpe, pero no le comprendo. Si se refiere al accidente, no hay problema, me esforzaré en darle hasta el último c...

Fui interrumpida por su voz grave y con tono de molestia.

- Torpe y resulta que también boba. Me esperan unos largos años.

Caminó hasta quedar a pocos centímetros de mí y me miró fijamente a los ojos. Era como estar enfrentada con el mismísimo Lucifer. Aquel hombre imponía mucho.

- Si no te has enterado, Dave te entregó a mí por las deudas que tenía. Ese hombre nunca sería capaz de devolver todo lo que debía. - prosiguió prácticamente burlandose de la situación.

Mi dueño y jefe © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora