capitulo 12

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Debo avisar que tuve que quitar las peleas de Erda y Mii porque serian solo relleno, y no encontré como poner alguna  escena que aporte al fic. Fuera de eso, originalmente pensé en Shippear a Mii con Jabu pero luego de la hablar con mi amiga Danna, pensamos en mejor shippearla con Juan... Veamos con quien queda.   ¿Apuestas?

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Desde que paso lo de las chicas Shaina se ha quedado pensando y sintiéndose mal consigo misma, puede que lo que el toro lo dijo no sea del todo verdad. Se sentía un poco... Digamos desplazada, o decepcionada de sí misma, ver a 5 jóvenes doncellas pelear a la par de los más grandes caballeros; una Elite fue un poco extraño, no desprestigiada a las chicas, ¿Envidia? Puede ser, pero era algo más en contra de sí misma.

Por primera vez paso sus manos por la máscara en su cara dudando de sí misma y de las cosas a las que se sometió en su preparación como una Saint. En su mente estada dispuesta a seguir para derrotar a Seiya y lograr que lo ame, como la ley dictada, pero algo en ella dudaba y era algo que estada clara de expresar, a Marin ya no estada con ella, aunque a ella tampoco parecía importarle mucho el tema de las mascaras. Solo quedaban las jóvenes doncellas.

Una voz la saco de sus pensamientos antes de volver a ese tema.

- Buenos días Shaina.

- Aldebarán. Qué extraño verte. - Le expreso, hace rato que su entrenamiento se vio interrumpido por sus pensamientos sobre Seiya.

- Solo me vio curiosidad el estado como has estado, no te conozco mucho pues nunca tuve esa oportunidad de hablarte.

- ¿Lo has querido? Hablarme... - Eso raro, la forma en que le hablada o le tratada, pues no era muy costumbre.

- Si he querido. Como ya te mencione me causa algo de curiosidad hablarte. - Le dijo, sonriendo amable para ella. Shaina no edito detallarlo pues solo usada sus trajes de entrenamiento, ropa de cuero y protecciones mucho más gruesas del mismo material. - ¿Quieres que te ayude a entrenar? - Le propuso, notando como tenia la pared en sus golpes... Más bien rasguños.

- No... No me molestaría. - En principio dudo, pero pensada que la ayuda de un dorado le podía beneficiar. - ¿Tu dijiste que eh logrado usar mi séptimo sentido? - El toro asintió.

- Hasta donde tengo entendido, pues aunque no he visto tus hazañas en persona, tendrías que haberlo hecho para resistir esos ataques. ¿Quieres dominarlo?

- Si quisiera. No me quedare atrás como el resto de mis compañeros Santos de Plata que en este momento ya están muertos. - Le expreso con voz firme y seria, olvidando la expresión afligida que baja la máscara portada, el toro asintió, no sabía si podía hacer que despierte ese cosmos pues como maestro nunca tuvo el más mínimo de práctica, pero al menos podía aconsejarla en algo.

Mientras eso pasada, el santo de Scorpio subía por los templos hacia donde Kanon y Shoko estaban, desde lo del día anterior estada dispuesto a enmendar su error de antes, y ofrecerle su apoyo a la Saintia como en ese momento pensada qué debió haber hecho antes.

- Buenos días. - Le expreso el Santo de cabellos morados a la joven pelirroja, entregándole un pequeño regalo; Manzanas, adornado con flores de manzanilla. - Quisiera ofrecerte mi ayuda en este nuevo cargo que posees.

- Milo... Te lo agradezco. - Eso la dejo totalmente enternecida, no pensada que de verdad el santo de Scorpio se llegara a preocupar por ella de esta forma. Pero... - ¿Quieres ayudarme? No sé si sea necesario, entre las chicas y el patriarca hemos llevado bien esto.

- ¿Estás segura? Pensé en ofrecerte mi apoyo en estos momentos. Nunca pude agradecerte por cuidarnos a mí y a los chicos por estar los ocupados los 2.

Doncellas de Athena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora