capitulo 9

329 24 15
                                    

 Ahhhh. Shoko... Creo que esto es mala idea. - Dijo Seiya a un lado de la chica, mientras las otras y los Gold se preparaban, más específicamente de parte de los Dorados estaban decidiendo a quienes pelearían y quiénes no.

- ¿Porque? Él me provoco, déjame mostrarle de lo que soy capaz.

- No lo sé, a mí y a los chicos nos costó una hora de tiempo y mucho esfuerzo para darles frente... Solo.

- ¿¡Estas insinuando que soy débil!? - Tajantemente hablo la chica, ofendida por las palabras de Pegaso sin dejarle la posibilidad de hablar. - No intentes sermonearme que tú ya incumpliste con lo que Saori-San te dejo.

- NO. Solo me preocupo, Aphrodite puede dejarte en el suelo con una sola rosa... Y espero no empieces a recordar eso seguido.

- Créeme, ya lo viví de primera mano, pero un truco no funciona 2 veces con algún caballero. Puedo hacerle frente. - Le tranquilizo, hablando segura de sí misma mirando frente donde el Santo dorado de la última casa la mirada sonriendo con superioridad. - Sera guapo pero es muy venenoso.

- Ni que lo digas. - Tenia que admitirlo, sin el maquillaje de verdad pareció otro, y aunque no dejada de parecer menos vulnerable seguía siendo peligroso.

(NT: Referencias)

- ¿Listos para empezar? - Pregunto Mu, él seria quien vigilaría todo el encuentro. - Piscis, como fuiste el responsable de esto, espero tengas el honor de empezar.

- Con gusto. - Dicho esto elegantemente se levanto hasta quedar en la arena donde dejo caer sus rosas al suelo, esparciendo con esos pétalos el veneno de estas.

- Shoko espera... - Cuando la líber estada por lanzarse al duelo, Katya y Mii la detuvieron, pensando en su amigo y líder. - Deja que yo me encargue de este, mis habilidades pueden hacerle frente de mejor forma.

- Pero Katya...

- Por favor. - Espeto, caminando hasta quedar frente el santo de oro, levanto su cosmos-energía congelando ligeramente el ambiente. - Yo seré tu oponente.

- Esperada a la pelirroja, pero empecemos.- Dicho esto, en menos de 3 minutos varias rosas rojas salieron volando en dirección a la Saintia de Corona, ante esto su rostro quedo inexpresivo y serio, deteniendo esas rosas con una pared de hielo antes de que lleguen a ella, pero si llegando a ser destruía en parte con las rosas negras. - Nada mal. Me alegra que solo seas una ama de llaves para nuestra diosa.

- Supongo que es un alago. - Expreso, rompiendo la pared de hielo y congelando el ambiente y despegando el veneno del aire. - Jewellic Dagger. - El aire a su alrededor se congelo formando dagas, residiéndolas piscis de frente.

- No esperada que seas capaz de contarme el cabello. - Expreso, indiferentemente pasando su mano por sus hebras notando como le pasaban pedazos de este. - No fuiste capaz de tocar mi rostro. Que mal.

- Este pescado derroto a un plata sin siquiera residir una herida, ten suerte pequeña muñeca rusa.

- No me alagues Death. - Sin alguna pisca emoción dijo piscis, abriendo los ojos para la Saintia. - Dagger rose. - Expreso en voz baja, atacando a la Saintia de Corona solo que esta vez esta salto para esquivarlo, moviendo las brazos para que una avalancha de hielo cayera sobre el Santo de Piscis, ejecutando su técnica más poderosa.

- ¿Hyoga desde cuando tienes una hermana? - En cosa de poco ese estadio estada prácticamente congelado. Pero esa broma no fue ni del gusto de ninguno de los 2 rusos. - Aunque, creo que ella controla mejor el hielo.

- Idiota. - Sorprendentemente para todos el que hablo fue Camus, aunque en voz algo baja, como buen hermano mayor defendiendo a su alumno. No negada que le sorprendía a lo que ella llego sola, más bien le intrigada, al ser conocido como el mago del agua y el hielo, quería probar a la chica en ese aspecto. - Aphrodite. Déjame cambiar.

- ¡¿Qué?! - La reacción de la mayoría. Camus era un hombre serio y callado, eso sí les tomo por sorpresa.

- Quiero ver tu cero absoluto. ¿Lo alcanzaste sola?

- Sí, señor Acuario. Lo logre en la academia.

- Bueno, muéstramelo. - Expreso, poniéndose frente a ella y poniéndose en posición para atacar, sorprendiendo más que nada a la Sainitas al ser que no traía su armadura pero no por eso tomándoselo a la ligera, más bien eso le intimidada.

- Se va a matar. - Expreso Juan, poniendo sus manos en su rostro mientras mirada interesado.

- Vamos, Katya-Senpai. - Alentaron Xiaoling, Jabu, Geki, y Shinato.

- Esto no acabara bien... - Milo se empezó a tensar, mirando por el rabillo del ojos a Aioria, Aioros, Saga, Hyoga y Shura. Seguidamente a Erda, captando que ella entendía a lo que esto podría llegar.

El cosa de minutos el aire empezó a tonarse frio cuando los ataques de ambos chocaron, incluso empezando a nevar cuando eso paso, mientras Camus estada serio e notada que Katya se estada esforzando a pesar de su rostro serio, a diferencia de cuando Hyoga se probo con Camus, ahora Camus estada usando ambas manos.

- Vaya chica, esto no es nada malo. Eres buena. - Alago, manteniendo sus postura sin tomarle importancia a como sus piernas se empezaban a congelar, debido a su resistencia a este tipo de climas, vamos, que el tipo estada en Siberia con camisas sin mangas.

- Katya-Sempai. - Se preocupo Xiaoling, el hielo estada aumentando de forma peligrosa.

- Maestro Camus deténgase.

En menos de 2 minutos ambos se separaron, debido al impacto de la aguja escarlata ardiente de Milo, golpeando en medio de ellos donde sus cosmos se conectadas y chocaban, destruyendo el choque de cosmos y separándolos antes de que alguno muera congelado, yendo varios a revisar a ambos Santos.

- ¿Se encuentran bien? Casi nos congelan a todos. - Hablo Seiya. Milo le ofreció su mano a Camus para levantarlo y Saga tuvo el mismo gesto con Katya.

- Creo que se te fue la mano. - Expreso el escorpión, tenía una idea de lo que pretendía el Santo de origen Francés, pero no creyó que de forma correcta, solo aprovecho lo que tenía en frente.

- Como sea. De verdad me impresionas joven Saintias, dominaste el cero absoluto sola, ven a mi templo si quieres una práctica con Hyoga y conmigo.

- Entiendo. - Obviamente, eso la alago.

- Eso para después, ¿Te molestaría acompañarme? Creo que un té no te caería mal.

- Gracias, con gusto lo acepto.

- ¿Creen que si es buena seguir con estos enfrentamientos? Esto fue mucho para el primer asalto. - Razono Aioros, volviéndose a sentar a un lado del coliseo, perdido en sus pensamientos.

- Hermano no creo que sea malo, relajemos y estiremos los músculos, ya estuvimos trabando duro estos días.

- Creo que tiene razón. ¿Quién será la siguiente?

- Esa seré yo. - La Saintia de armadura rosada se apunto, sus ojos brillaban con determinación.

- Bueno, ¿Aldebarán? Te gustaría pasar?

- ¡¿Qué?! - Todos, todos hay estaban seguros que esa propuesta de parte del santo de cáncer fue solo para intimidar a Xiaoling, y mejor no lo pudo hacer, la chica quedo asustada al ver frente a ella el Santo de la constelación del toro, Alde era un hombre amable hecho que la chica desconocía y al ser casi un gigante quedo intimidada, pero no por eso se hecho para atrás. - Lo hare.

- Ahhh, Niña no es necesario, si quieres dejarlo puedo dejarte con otro.

- Mejor hazlo Alde, no creo que otro le tenga mucha consideración a la podre chica. - Por eso termino aceptando, Aioria tenía razón.

A un lado de ellos el Santo de plata mirada todo eso con interés, si a él de "hombre de rostro aterrador" No lo bajada quería ver como terminada esa pelea.

- Podre chica... - Susurro, llamando la atención de su compañero.

- ¿Eh? No me digas que te enamoraste de la osita cobarde. - El santo de cruz del sur solo chasqueo la lengua ignorando a su amigo pero aun con eso se acerco, detallando el enfrentamiento que tenía en frente.

////////////

Todo esto será importante, y creo que todos saben el porque. 

Doncellas de Athena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora