CAPÍTULO 23

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El humo del tabaco inundando mis pulmones ahogaba por completo la ira que se arremolinaba en mi pecho después de la pelea que había tenido con mi madre minutos atrás.

Ni siquiera recordaba bien todo lo que había dicho, solo algo sobre que era una zorra y odiaba a su nuevo marido que no dejaba de verme el trasero cada que bajaba a la cocina.

Mi primera opción había sido ir corriendo a casa de Asher esperando que alejará el dolor y la ira de mí, pero estaba demasiado ocupado con Celia quien me había mandado una foto de ella en el cuarto de invitados con ropa interior de encaje.

Era claro que aquello no ayudaba en nada a mi corazón estrujado por los recuerdos de mi padre que invadía mi mente al ver la pequeña casa de juguete que había construido para mí y el olor al tabaco inundando mis fosas nasales.

—¿Estás fumando de nuevo? — Asher — Te dije que no pensaba volverte a besar si seguías fumando, Jade sabes que me da asco. —

Su tronó en mis oídos sacándome de los recuerdos tristes que provocaban que las lágrimas empañaran mi visión

— Bueno, no creo que sufras mucho. — respondí sin mirarlo, sabía que se encontraba pasando por la cerca que dividía las propiedades sin ningún esfuerzo — Tienes como a veinte más con las cuales divertirte. —

— A ninguna de ellas les doy besos, solo a ti.

— Pues muchas gracias Asher, por dejarme ser la única de tus putas que puede besarte. — respondí con sarcasmo mientras lo encaraba.

Di otra larga calada al cigarrillo solo para poder soltar el humo cerca de su rostro, molestándolo aún más.

— No eres mi puta. — gruñó mientras se acerca aún más.

— Veamos, me coges y te vas con otras, me besas y te vas con otras y me cambias por otras. — dije con una pequeña sonrisa — Sí, creo que soy tu puta. — asegure, enterrándome una daga en el corazón por voluntad propia —Ni siquiera sientes algo por mi Asher. —

— Sabes que si lo hago. — suspiro mientras masajeaba sus sienes con las puntas de sus dedos — ¿Qué sucedió? —

— Pero no puedes decirlo, ¿no? — pregunte, sintiendo como una sonrisa triste se estiraba por mis labios — Para mi es la misma mierda; no lo sientes, no lo dices. —

— ¿Peleaste con tu madre?

— Sí. — asentí sin mucha emoción.

— Así que ahora soy tu saco de boxeo — respondió mientras me tomaba de la mano y me quitaba el cigarrillo —, ven aquí. —

— Aquí vamos, a fingir que no dije nuestras verdades y que todo se debe a que estoy molesta con mi madre. — masculle mientras Asher me abrazaba con fuerza, hasta que fui capaz de escuchar el latido de su corazón.

— No te veo como mi puta Jade, eres más que eso — respondió con voz baja — y sabes que siento muchas cosas por ti, el hecho de que no pueda decirlas no las hace menos reales... Es como tu, que no puedes entrar al despacho de tu padre sin ponerte a llorar; todos tenemos nuestras barreras. —

— Tampoco quita el hecho de que te ibas a acostar de nuevo con Celia — respondí con un intento mediocre de apartarme de él pero no pude.

Sabía que había ciertas cosas en la cabeza de Asher que jamás lograría comprender del todo y la forma en la que veía el amor era una de ellas. Siempre había sido sincero conmigo respecto a eso y yo sabía en lo que me había metido; incluso antes de comenzar a amarlo.

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