— ¡Luces hermosa! — exclamó Cara mientras le daba los últimos retoques a mi cabello, el cual había cortado días atrás hasta los hombros haciendo que mis ondas se marcaran más.
— Carajo, creo que voy vomitar. — mascullé mientras miraba a mi abuela ponerme una pulsera de zafiros sobre mi muñeca derecha — No puedo hacer esto. —
— Tu puedes, solo recuerda caminar como toda una reina y no llorar demasiado porque arruinaras tu maquillaje, niña. — dijo Margot con una sonrisa antes de alejarse unos pasos para verme — Dios, te ves hermosa tu papá estaría muy orgulloso. —
— ¡Abuela, eso no me ayuda! — chillé intentando retener las lágrimas — Tengo miedo. —
— ¿Quieres que huyamos? — preguntó Cara mientras me miraba con seriedad — Porque sabes que lo haremos, vamos. — dijo mientras tomaba la parte baja de mi vestido.
La abuela me había rogado por comprar un vestido de novia aceptable, para ella ya era demasiado que su única nieta se fuera a casar en un bar viejo en algún punto de los suburbios y no en una iglesia lujosa.
Así que le había dado el gusto comprando un vestido blanco, con escote en forma de corazón y tirantes caídos que acariciaban mis brazos; era sencillo, sin faldas amponas, ni demasiado pedrería en la parte superior, solo un par de detalles y encaje. Era la perfecta combinación de sencillo, elegante y bonito.
— ¡No, nada de huir! — exclamó Gina divertida mientras acomodaba su vestido, las damas de honor irían de color dorado combinando con las insignias de los trajes de gala que portaban todos los bomberos — Y no solo porque es mi hijo, solo estas nerviosa cariño todas las mujeres nos ponemos nerviosas el día de nuestra boda. —
— No es cierto, mi abuela no se puso nerviosa. — negué enseguida — Mi madre tampoco. —
— Esta bien si te sientes nerviosa, mira yo lo estoy y eso que voy caminar solo con el hermano. — respondió Cara quitando la tensión — Solo digo que si lo que quieres es saltar por la ventana y correr hasta encontrar unos extranjeros guapos que nos digan que nos van a hacer nombrar a Dios tantas veces que tendremos un pase directo al cielo yo te sigo sin chistar. —
Una carcajada nerviosa brotó de mis labios mientras pensaba en las idea de mi mejor amiga, sonaba grandioso , pero no podría. No quería irme de aquí a pesar de que temía por caer en un ataque de pánico.
— ¿Y si lo echo a perder? — pregunté mientras agitaba las manos intentando mantener el pánico en su límite antes de que tomara control de mi.
— Es un matrimonio cariño, es claro que lo van a echar a perder pero también lo van a solucionar y eso es lo que importa. — respondió Gina mientras me tomaba de las manos.
ESTÁS LEYENDO
RAMÉ ✔️
RomanceErase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de los errores y ambiciones de sus padres; espíritus de niños deprimidos por el mundo cruel del cual nadie intentó salvarlos. Hasta que se cono...