-JAY-
Kyra.
No se podía quitar su nombre de la cabeza.
La manera en la que la noche anterior había rechazado sus disculpas, como se había girado, haciendo flotar cientos de sus bellos cabellos en el aire al mover la cabeza.
La vio antes de entrar, por la mañana temprano. La vio en la clase; ya no se sentaba con él, sino con Charlotte. La vio durante el recreo y a la salida. Pero no vio una palabra suya dirigida a él. Ni una sola.
El profesor no mencionó lo ocurrido el día anterior para alivio de Jay, quien ya estaba suficiente preocupado.
-LEN-
Los días fueron pasando. Tiempo, tiempo. Tan sólo tiempo.
Quedan tres horas.
Quedamos a las cuatro, ¿vale?
¿Cuántos días faltan?
El tiempo rige nuestra vida. Sin el tiempo, no somos nada. Sin el tiempo, no hay nada. Len era consciente de ello y aún así despreciaba el tiempo. Transcurría lento cuando esperabas algo y rápido cuando no querías que llegase.
“La nostalgia es un exceso de pasado. La ansiedad, demasiado futuro. La alegría sólo se encuentra en el presente.”
Len era consciente de ello e intentaba ser fiel a ese lema, pero era muy difícil. Cada vez que llegaba a su casa intentaba disfrutar cada segundo de la tarde, sin la preocupación de no tener amigos, inmerso en un mundo de música y dibujos.
No había conseguido avanzar nada en Clave de Fa. El final se le seguía resistiendo. Rin le había repetido cientos de veces que qué música escuchaba y él seguía sin responder.
Ella, al final, dejó de hablarle y se dedicó a juntarse con Annie, Clara y sus amigos y amigas. Len podía observar que en realidad no estaba a gusto en ese grupo.
Lo veía en sus ojos azules que se oscurecían durante el recreo, lo veía en su mirada perdida, en la manera en la que andaba. Él sabía interpretarlo, porque él hacía exactamente lo mismo. Parecían almas gemelas.
Len seguía asombrado por su parecido, intentando encontrarle una respuesta racional, pero era imposible.
Él sabía que era adoptado, pero en los papeles que firmaron sus padres ponía que era hijo único. Además, Rin no lo era. Ya se lo había preguntado en un intento desesperado de entender por qué eran iguales.
No tenía respuesta para eso. Tendría que acercarse más a ella para poder averiguarlo.
Así que el trabajo que mandó la profesora le vino como anillo al dedo.
-RIN-
Era una mañana de mediados de Octubre. El cielo estaba nublado y las hojas de los árboles comenzaban a tornarse rojas y doradas. Se respiraba tranquilidad en el ambiente.
Rin llegó al instituto como si fuese un día cualquiera, sin saber lo que le deparaba el futuro.
Todo fue bien durante la mañana hasta que, a última hora, la profesora Celia aprovechó la tutoría que tenían para explicarles una idea que había tenido.
-Sentaos, chicos. Edward, deja de hablar. Bien- carraspeó antes de continuar-. Llevo unos días dándole vueltas a una idea y, tras hablar con algunos profesores, he decidido ponerla en marcha.
Rin giró la cabeza hacia Len, que estaba dibujando algo en su cuaderno de matemáticas, sin prestar atención a la profesora. Llevaba los auriculares puestos, disimulados entre los pliegues de la braga negra que llevaba en el cuello.
¿Es que aquel chico no podía prestar atención como todo el mundo?
-Vais a hacer un trabajo por parejas- dijo la profesora.
Enseguida comenzaron los cuchicheos, las miradas interrogantes y los “¿te pones conmigo?”.
-¡Tranquilos! Yo voy a hacer las parejas, así que no os volváis locos. Están hechas de manera que os obligaremos a relacionaros con compañeros a los que todavía tenéis que conocer o con los que deberíais llevaros mejor.
Un resoplido recorrió las filas de mesas. Eso significaría que a ninguno le gustaría su pareja.
-Annie, con Edward.
-Clara, con David.
-Nelly, con James.
Rin pudo ver como la chica recién nombrada cruzaba los brazos, con la capucha puesta, y se dejaba caer hasta que la cabeza quedaba a la altura del respaldar. Parecía querer que se la tragase la tierra.
¿Por qué era tan antisocial? Y parecía una rebelde. No respondía a las preguntas de los profesores, no hablaba con los demás... Tan sólo parećia tener una relación con Len, y muy débil.
-Rin Green.
La chica contuvo la respiración.
-Con Len Kagamine.
-KYRA-
La disculpa de Jay no llegó. Oficialmente seguían siendo novios, pero llevaban casi un mes ya sin hablar. Tan sólo escuetos “hola” y “hasta luego”.
Kyra añoraba la manera con la que la abrazaba, añoraba verle jugar al fútbol en el recreo sabiendo que los goles que metía se los dedicaba, añoraba las charlas por Whatsapp hasta las tres de la mañana, añoraba sus besos...
Añoraba a Jay.
Aquella mañana fue como otra cualquiera desde la discusión.
Jay estaba en una esquina del patio rodeado de chicos, hablando sobre fútbol y Halloween, que cada vez estaba más cerca.
Kyra se dirigió hacia Charlotte. Llevaban sin ir juntas al instituto desde la primera vez que se lo pidió. Ahora, su amiga se iba con una chica llamada Marianne.
A Kyra no le caía bien.
Pero castaño claro, largo y liso, teñido de rojo en las puntas, aunque el color ya estaba desapareciendo. Tenía tantas curvas que parecía una carretera de montaña. Sus ojos, marrón anaranjado, relucían con malicia cuando el sol los iluminaba.
Entonces Kyra se dio cuenta de que no le caía mal.
Le daba miedo.
Miedo porque la apartase de Charlotte. En el fondo, aunque la mayoría de gente se fijase más en Kyra que en ella, Charlie era la base de su popularidad. Y sin ella, volvería a caer en las fauces de la tristeza...
La tristeza por la muerte de su madre.
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Hola!!
Bueno deciros que este cap lo he reescrito como cuatro o cinco veces durante esta tarde... No sabía bien como escribirlo :/ Espero que haya quedado aceptable, es lo mejor que he podido conseguir.
Los capítulos en los que pasa el tiempo son los más difíciles de escribir. En este, pasa ni más ni menos que un mes, así que tenía que encontrar algo que contar durante ese transcurso...
Bueno, espero que os haya gustado. Dejadme vuestra opinión en los comments ^^
Salu2
GuilleAS
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Rin, Len y el Club de los Frikis
Teen Fiction"Hola a todos, me llamo Len Kagamine" Estas fueron sus primeras palabras en el Instituto de Educación Secundaria de Sky Town. Lo que no sabía era que a partir de ahí su vida cambiaría por completo. Haría nuevos amigos y nuevas enemistades, se meterí...