Capítulo 14

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-RIN-

¿Con Len? ¿Enserio?

Celia siempre le había caído bien, pero ahora mismo la odiaba.

No existía chico más desagradable y borde en el Universo universal, y mira que es grande. Llevaba un mes sentada a su lado y todavía alucinaba con lo antisocial que podía llegar a ser. No hablaba con nadie, a excepción de Nelly y a veces con la propia Rin.

-¿No se pueden cambiar las parejas?- preguntó Rin en el acto.

Celia le lanzó una mirada reprobatoria y Len bufó, sacando un segundo el lápiz de su boca.

-Las preguntas al final- respondió la profesora al fin, con el ceño fruncido en señal de desaprobación-. Bien, como estaba diciendo, tendréis que hacer un trabajo por parejas. Digamos que no es... un trabajo normal.

¿Eso era bueno o malo? Rin clavó su mirada en Len, que dibujaba en su cuaderno de forma distraída.

Tuvo que admitir que era bastante guapo. Y lo reservado que era lo hacía más interesante... En el fondo de su corazón, ansiaba conocerle. Le atraía, aunque no sabía en qué sentido.

-¿A qué se refiere?- intervino Annie, levantando la mano.

-Que levantes la mano no te da derecho ha hablar, Annie- contestó Celia-. Y ya he dicho que las preguntas al final.

Hizo una pausa, se pellizcó el puente de la nariz y finalmente continuó:

-El trabajo es muy simple: pasar una tarde en casa de uno de los dos. Vuestros padres deberán firmar este papel...- comenzó a repartir una hoja para cada uno-. Para garantizar que lo habéis cumplido.

-Es un poco estúpido, ¿no?- preguntó Edward con una sonrisa nerviosa.

-Si te parece estúpido el trabajo, te parece estúpida mi clase. Así que, por favor, te invito a que la abandones- replicó la profesora señalando la puerta, con cara de pocos amigos.

-Ya me callo...

-De acuerdo. La próxima vez no sería sólo una invitación.

Terminó de repartir todos los folios y carraspeó antes de continuar.

-Espero que os lo paséis muy bien.

-Será divertido...- oyó Rin decir a Len.

-No seas malo- sonrió ella, dándole un suave puñetazo en el hombro.

Len le guiñó un ojo pícaramente. Ese simple gesto bastó para que Rin cambiase completamente su opinión sobre él.

-LEN-

-¿A casa de Rin? Vaya trabajo más extraño...- murmuró su madre mientras firmaba el papel-. ¡Y qué temprano! Son sólo las tres y media, ¿sabías? Qué deprisa has comido, Len.

El chico se encogió de hombros.

-Me dijo que estuviese allí pronto- contestó al final.

-Anda, venga, ve. ¡Buena suerte!

-RIN-

Esperaba nerviosa la llegada de Len. Su madre ya había firmado el papel y todavía estaba alucinando por lo rápido que había almorzado.

-¿Y qué vais a hacer?- inquirió.

-Creo que ha llegado la hora de pintar mi habitación... por eso a la salida he comprado algunas cosas- contestó Rin, señalando unos botes de pintura con los que se había hecho nada más abandonar el instituto.

Rin, Len y el Club de los FrikisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora