Capítulo 20

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-LEN-

En cuanto su madre le dejó en casa, salió corriendo a comprarle los medicamentos.

Todavía se sentía un poco mareado y cansado. Tenía la barriga revuelta y la piel pálida, y de vez en cuando se le nublaba la vista.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó su madre cuando regresó de la farmacia.

-Un poco mejor, gracias...

A eso de las cuatro de la tarde, llamaron a su casa.

-¿Diga?

-¿Len? Soy... soy Rin. Tenemos que hablar.

-JAY-

Lo último que recordaba era un intenso dolor en el rostro y, a partir de ahí, oscuridad...

Se sentía tranquilo en aquel extraño limbo. No muerto, pero tampoco vivo. Estaba flotando en una nada oscura y silenciosa, totalmente vacía. ¿Cómo había llegado allí?

Ah, sí.

Dereck.

Y de ahí pasó a pasar, como tantas veces en el transcurso de aquella mañana, en Kyra.

Sentía el corazón destrozado en mil pedazos, desgarrado y casi muerto. ¿Por qué era la vida tan cruel? Tienes la perfección al alcance de tu mano, nada te puede ir mejor, y de repente, ¡zas! Todo se iba al traste.

Entonces, ¿qué sentido tenía esforzarse por hacer las cosas bien? Al fin y al cabo, se acabarían estropeando. ¿Por qué se habría esforzado tanto en conseguir a Kyra para acabar así? Había sido un error, un tremendo error que había pagado caro.

Entonces sintió una ola de energía que le recorría el cuerpo. Tenía que abandonar ese estado mental. Debía regresar...

Despertar.

-Jay... despierta...

Lo primero que vio fue una pared blanca. Poco a poco fue adaptando los ojos a la luz y miró a su alrededor.

Estaba en una habitación de un hospital, a juzgar por la blancura, la cama en la que se encontraba y la mesa llena de aparatos médicos. Y allí, con las manos sobre sus piernas, estaba su madre. Junto a ella estaba su padre, hablando por teléfono con alguien.

-Mamá, te dejo, acaba de despertar- se despidió.

-¡Jay!- gritó su madre con los ojos llorosos-. Hijo... ¿cómo te encuentras?

Se llevó la mano a la nariz y descubrió un plástico que la cubría y que le rodeaba la cabeza. Se la habían escayolado, si es que a aquello se le podía llamar escayola.

-¿M... me alcanzas ese espejo?- alcanzó a decir con voz quebrada.

Su padre asintió con gravedad y se lo entregó. Jay lo cogió por el mango y se observó atentamente.

A parte de la escayola, tenía el ojo derecho morado e hinchado, el labio con algunas pequeñas heridas y el pómulo derecho enrojecido.

-De... Dereck...- masculló, maldijéndole desde dentro.

-¿Dereck? ¿Ése es el que te ha hecho esto?- saltó de pronto su padre con cara de pocos amigos.

Jay pensó en negarlo, pero acabó asintiendo. Siempre se reía de él cuando tenía problemas y nunca le ayudaba. Estaba harto.

-Hay que poner una denuncia. Ya.

-Primero tiene que contarnos qué ha pasado exactamente, cariño- intervino su esposa-. ¿Y bien, Jay?

El chico cerró los ojos como pudo, sin conseguirlo del todo con el derecho.

-Pues...

-RIN-

-Len... hace un rato he oído a mis padres hablando en el salón. Han dicho no se qué de unos papeles y que... que me llevarían si no los arreglaban. Yo... yo no... no entiendo nada, Len- sollozó Rin.

Por suerte, sus padres se habían ido hacía media hora a hacer algún recado misterioso y no la podían oír llorar.

-¿Cómo?

-Lo que oyes. ¿No será que soy... ya sabes... adop... tada?- murmuró.

Al otro lado de la línea, Len guardó silencio.

-Len... Len, por favor... responde...

Y tan sólo recibió un pitido como respuesta.

-LEN-

Rin. ¿Adoptada? ¡Maldición! De la impresión había colgado.

Se apresuró en marcar el número de Rin.

-Perdona, se ha cortado la línea- mintió, para ahorrarse tener que dar explicaciones.

-¡No puedo ser adoptada!- gimió Rin-. ¡Mis padres siempre me han contado todo! ¿Por qué esto sería diferente?

-Rin.

-¡Ni Rin ni nada! ¡Estoy destrozada, Len! No puede ser verdad, no...- sollozó.

-¡Rin!- la cortó Len-. No saques conclusiones precipitadas. Lo primero que debes hacer es hablar con tus padres. Y por lo que más quieras, no creas cosas que no son. ¿Por qué iban a ocultártelo? ¿Ves? No hay motivo alguno.

Intentaba consolarla, pero en el fondo de su ser sabía que lo que había escuchado solo podía significar una cosa.

-¿Rin?

-Ya han vuelto. Te dejo, ¿vale?- contestó, un poco más serena.

-Buena suerte.

La necesitaría.

-RIN-

-Papás... ¿soy adoptada?

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Creo que este capítulo me quedó un poco soso ;A; Perdonad, pero tenía un ratito libre y lo quise aprovechar para escribir, aunque no tenía mucha inspiración... ^_^"

Bueno, eso, el próximo ya sí que sí la semana que viene. Un día es un día y he sacado tiempo de donde no había para escribir... xD

Qué os ha parecido? Dejádmelo en los comentarios y votad si os ha gustado!

Salu2

GuilleAS

Rin, Len y el Club de los FrikisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora