INDECISIONES [Confesiones#2] (Completa)

CAPÍTULO 38

(Kylian)

- ¡Vente conmigo de fiesta! Hay que celebrar la victoria – me propone Lisa.

- Creo que voy a irme a casa, estoy cansado – suelto para que me deje en paz.

Me deshago de sus brazos rodeando mi cuello y desaparezco entre la multitud. Camino deprisa hasta llegar al edificio y me meto en la zona de los vestuarios. He visto como Zoe venia hacia aquí y he perdido de vista a esos capullos que no paraban de decirle chorradas, juro que me ha faltado medio segundo para estamparles mi puño en sus caras.

Cuando estoy a mitad del pasillo un silbido capta mi atención consiguiendo que me gire para ver de quien se trata.

- ¿Adónde vas, Smith? – pregunta Klaus.

- Necesito mear – miento mirándole a los ojos mientras se acerca a mí.

- Yo creo que ibas en busca de mi chica.

- ¿Te refieres a esa zorra? Ya no me importa, puedes quedártela – vuelvo a girarme y continuo caminando.

- Smith no hace falta que disimules conmigo, sé que sigues coladito por ella.

- Te equivocas, me importa una mierda. Solo es una guarra más que juega con los chicos.

- Pues a mí me gusta que sea así.

- Tu no la conoces, no sabes de lo que es capaz.

- Sorpréndeme.

- Más bien, deberías tener cuidado, ella no es como las otras chicas.

Unos fuertes golpes y gritos provienen de los vestuarios. James y yo nos miramos y echamos a correr hacia aquel sitio. En cuanto entramos aquella escena no tiene desperdicio.

Zoe está de pie con un palo de fregona entre sus manos apuntando a tres chicos que tiene frente a ella, aunque uno de ellos está en el suelo retorciéndose de dolor, mientras los otros dos alzan sus brazos a la altura de su pecho intentando calmar a Zoe, ya que ellos están con la pared a sus espaldas y no tienen salida.

En cuanto Zoe se gira para echarnos un vistazo rápido me fijo en como su pecho sube y baja con rapidez, sus labios parecen secos y sus ojos tiene miedo y rabia a la vez. Sujeta aquel palo con tanta fuerza que sus nudillos están blancos.

- Vaya... veo que sabes defenderte... y que pegas duro... ahora me gustas más aun, princesa – suelta James acercándose a ella.

Yo permanezco cerca de la puerta pensando en desaparecer de allí, al ver que está controlado, aunque tenga ganas de matar a esos cabrones. Doy un paso hacia atrás de espaldas hasta que veo como James pasa uno de sus brazos por la cintura desnuda de mi chica y la acerca a su cuerpo. En ese instante uno de los capullos intenta escapar pasando por mi lado pero siento tal rabia al ver aquella escena, viendo que ese desgraciado la tiene entre sus brazos cuando debería estar entre los míos, que cojo a ese puto cerdo y lo estampo contra la pared justo antes de partirle la cara. El chico cae al suelo y yo sobre él, continuo dando golpes y más golpes, hasta que la sangre de su cara llena mis manos y decido que es hora de apartarse antes de que me meta en un buen lío.